

Secciones
Servicios
Destacamos
A ver si lo entiendo bien, porque las cosas del sexo y el género siempre han sido complicadas.
Aceptamos que uno nace macho o hembra ... por determinación genética inapelable. Así ha sido y así seguirá siendo hasta donde alcanza nuestra mirada en el horizonte del tiempo. La naturaleza es un empeño constante y en este dominio es también inequívocamente binaria. Hasta aquí, más o menos, todos estamos de acuerdo, salvo especulaciones de momento insustanciales en torno a un tercer sexo intersexual.
Sobre esta incontrovertible división original, la familia y la sociedad te asignan la condición de hombre, si naces macho, y de mujer si sales hembra. Nos educan y nos diseñan, nos construyen y nos fabrican como de uno o del otro género, según patrones culturales prácticamente universales y de nuevo notoriamente binarios. Y ejecutan esta tarea consciente e inconscientemente, tengámoslo en cuenta. No está en la cabeza de nadie esforzarse voluntariamente en hacer de su niña hembra una mujer y de su hijo macho un hombre. Dan por supuesto que esa evolución es espontánea y no requiere intervención ni consejo.
Hasta la modernidad tardía, hasta la emergencia triunfante del feminismo y las reivindicaciones LGTBI, la cultura y la familia funcionaron bajo este modelo androcéntrico y patriarcal. La asignación se mostró muy estable y dual a lo largo de los siglos, aunque naturalmente conoció excepciones como cualquier otro fenómeno social. Sin embargo, agotado ese periodo de estabilidad, observamos que en el momento actual las asignaciones han perdido naturalidad y eficacia, mostrándose más aleatorias y, a la vez, menos sexistas y patriarcales, menos binarias.
Es ahora, llegados a este nivel, cuando comienzan los desacuerdos, porque son muchos los que piensan que la condición de macho y hembra coinciden punto por punto con la de hombre y mujer, sin reconocer que la cultura se imponga a la naturaleza, ni la asignación a la genética, ni admitir tampoco que su propia opinión, tan contraria a estas nuevas propuestas, responda a supuestos prejuicios patriarcales.
Por último, hay que atender a los resultados individuales de la asignación. Uno puede nacer hembra, recibir la asignación de mujer, pero terminar sintiéndose hombre. Al final, lo que impera es el sentimiento, la percepción que uno tiene de sí mismo y de su propio género. Hablamos de cisgénero cuando naturaleza, asignación y sentimiento coinciden. Y nos referimos a transgénero cuando no lo hacen, y el sentimiento final de la persona no coincide con la asignación recibida. Estos sujetos disidentes pueden tener o no sufrimientos psíquicos particulares con motivo de su percepción, sin que caigamos en el error de diagnosticar o patologizar su sentimiento Y, del mismo modo, poseen derechos concretos, como se reconoce en la llamada ley trans recientemente promulgada.
Ahora bien, también sabemos que los sentimientos humanos de cualquier especie no son matemáticos sino materia bastante cambiante y embarrada. Así que, unas veces se muestran seguros e inmutables, lo que facilita la comprensión de las opiniones, pero otras veces son dudosos, tornadizos y variables. Sin embargo, pese a su fragilidad, en estos tiempos el sentimiento se ha convertido en una prueba irrefutable de la identidad: me siento así, luego soy así, sostiene la lógica contemporánea.
La elasticidad del sentimiento ayuda a entender que unas personas se perciban del sexo contrario al asignado, otras que duden, y algunas más que no crean pertenecer a ninguno de los géneros que ofrece la asignación tradicional. En este último caso, se presentan como no binarios, es decir como queer, ya sea participando de ambos géneros a la vez o bien, apretando aún más las tuercas patriarcales, no sintiéndose pertenecer a ninguno de los dos, juzgándose como miembros de un género sin género, fluido y deslizante.
Hasta aquí llegué. Pero ahora que releo el texto, confirmo mi opinión inicial. Las cosas del sexo y el género son bastante complicadas.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.