Luces y sombras en el empleo
Nuestro país sigue lejos de resolver un serio problema estructural pese a los progresos recientes
El primer trimestre con el mayor aumento del paro en una década –103.800 personas más entre enero y marzo–, con la excepción de 2020 por la pandemia, registró también un destrucción de empleos –11.000– muy inferior a la de ese periodo en años precedentes. Una aparente contradicción que se explica por el ascenso de la población activa: más ciudadanos buscan trabajo ante el favorable comportamiento del mercado laboral pese a las turbulencias económicas. La EPA conocida ayer arroja luces y sombras que obligan a esperar a nuevos datos antes de concluir si el empleo empieza a resentirse por los claros síntomas de enfriamiento de la actividad o será capaz de resistirlos sin un apreciable deterioro en sus cifras. El Gobierno se abona al optimismo al resaltar el incremento de 368.000 ocupados en el último año, una evolución muy meritoria al haberse producido en un contexto adverso. No es menos cierto que la tasa de paro ha encadenado su tercer repunte consecutivo al situarse en el 13,26%, más de cinco puntos por encima de la media de la UE, lo que confirma que nuestro país sigue lejos de resolver un serio problema estructural pese a los progresos recientes.