El desafío no es Trump, es Europa
Al igual que el pacto entre EE UU y Japón, el asumido por la UE es vago y por tanto expuesto al incumplimiento de ambas partes
No están claros todavía los términos del marco de entendimiento alcanzado el domingo entre Ursula von der Leyen y Donald Trump, pero la presidenta de la Comisión ya afronta un sinfín de críticas desde los Estados miembros. La admisión del acuerdo por pesos pesados como Alemania –contra el enfado de su propia industria– o Italia conviven con el desganado respaldo de Pedro Sánchez o la estridente descalificación del primer ministro francés. Las valoraciones coinciden en salvar a Donald Trump, porque los dirigentes comunitarios habían aceptado desde el principio la desestabilización del comercio mundial que impulsa el republicano a base de convertir la imposición arancelaria unilateral en la única ley. Al igual que el pacto entre EE UU y Japón, el asumido por la UE es vago y por tanto expuesto al incumplimiento de ambas partes. Y en todo caso, sitúa a una Unión que gusta de considerarse un actor de primer nivel ante el espejo de su estancamiento económico, su retraso en innovación y su dependencia transatlántica en seguridad. Mientras no avance con decisión y unida a todos los niveles, el verdadero desafío para Europa no será Trump, será la propia Europa.
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