Todo. Andalucía, Castilla y León, la Diputación de Zamora, el Ayuntamiento de Palencia... Todo el poder territorial que Ciudadanos logró tras las elecciones autonómicas y municipales del 26 de mayo dispuesto al sacrificio para lograr que un Gobierno «que no vulnere la Constitución» se ponga al frente de España. Eso fue lo que planteó ayer el vicepresidente y portavoz de la Junta, Francisco Igea, y lo hizo como ofrecimiento para que el pacto entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias no llegue a término y lo que ya aventuró su jefe de filas hasta hace dos días, Albert Rivera, que «había una banda y había un plan», como demuestra un acuerdo que es «un papel de escuela» y «una burla» que pone el gobierno del país «en manos de quienes están condenados por sedición y de bolivarianos» y que cava más profunda la trinchera que se ha cargado el centro político y hace crecer los extremos «que no creen en la Constitución Española».
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Ese es el hilo argumental sobre el que Francisco Igea planteó la renuncia a todo el poder territorial de Cs. Toda una carta de inmolación en un partido jibarizado desde el domingo. Achicado al máximo. ¿Y para conseguir qué? Un Gobierno «constitucionalista» que se sustente en PSOE, PP y Cs. «En eso vamos a trabajar», subrayó Igea. Presuponiendo que los de Pablo Casado entraran en la operación, ¿a qué renunciaría Cs para contentar a Pedro Sánchez que cuadre en los intereses del PP en un puzzle de acuerdos que dan poder territorial a estos últimos? Se antoja inverosímil, utópico, muy difícil por no decir imposible, que el propio Casado o Mañueco o Díaz Ayuso entiendan que su sacrificio es imprescindible para hacer presidente a Sánchez y que este no dependa de Podemos ni de ERC ni del PNV. ¿Y el planteamiento de Igea es también el de sus compañeros en Madrid, Andalucía o en Murcia?
Y si todo lo anterior llega a cuadrar, ¿cómo se lleva a cabo, a efectos prácticos, lo que plantea? ¿Con una moción de censura contra el mismo Gobierno de Castilla y León, el del mano a mano con Mañueco, del que ayer destacó que «cumple los acuerdos, los de verdad»? ¿Impulsando un adelanto electoral? Las elecciones autonómicas las convoca el presidente de la Junta, que es Alfonso Fernández Mañueco, y en el teórico caso de que eso fuera política real y no política ficción, no podría plasmarse con efecto inmediato. El Estatuto de Autonomía impide disolver las Cortes en el primer periodo de sesiones de la Legislatura, que es en el que estamos.
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