Qué divertido
El partido, además, se jugó en el horario ideal para que los patrocinadores chinos y árabes se persuadieran en directo de que en esa camiseta no compensa invertir
A la vuelta de la vociferación indepe del rebaño azulgrana, el Real Madrid se llevó el pasado domingo del Camp Nou el cuarto clásico consecutivo. ... Y lo hizo sin despeinarse, palpable la superioridad del club más laureado de la historia mundial del fútbol sobre el 'mes que un club' que mayores ridículos acumula en partidos de importancia, a pesar de lo cual sus corifeos insistían hasta hace bien poco en que eran los mejores del mundo, jaimitada que ya no se atreven ni a insinuar.
Antes de que el árbitro diera el pitido inicial, la gent blaugrana coreó 'Els Segadors', himno oficial de Cataluña desde 1993 que explícitamente incita a la violencia, y ahí concluyó su jolgorio, porque sus bienpagaos transmitieron sensación de inferioridad desde ese mismo instante, de risa un tal Dest cuando con la portería a placer pateó el balón a las nubes, de carcajada un tal Eric García al dejarse ganar por Lucas Vázquez una posición que tenía ganada, divertidísima la momia de un tal Luuk de Jong, que de vez en cuando se encuentra con la pelota y la manda adonde esté de Dios, y penosos todos en su acostumbrado recital de pasecitos laterales y atrás. El partido, además, se jugó en el horario ideal para que los patrocinadores chinos y árabes se persuadieran en directo de que en esa camiseta no compensa invertir.
O mucho cambian las cosas, cambios que sólo podría producirse por arte de magia, o esta temporada el Barcelona protagonizará grandes astracanadas. Lo mismo derrota al Villaconejos y se alza con la Copa de Cataluña. «Ho tornarem a fer», que diría Puigdemont. Puigdemont, vaticinio cumplido en Vallecas.
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