Una joven camina con su móvil. Jordi Alemany
El espigón de Recoletos

Retos culturales de la Inteligencia Artificial

«Los españoles de entre 25 y 34 años están tres veces más rezagados en comprensión lectora, resolución de problemas y matemáticas»

David Felipe Arranz

Valladolid

Viernes, 10 de octubre 2025, 07:13

¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, se preguntaba Philip K. Dick en 1968. Lo llamábamos ciberpunk, lo vimos en la extraordinaria Blade Runner (1982) ... y hoy, preocupados algunos, eufóricos los otros, esperamos el anuncio inminente de la autonomía de las máquinas.

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El pasado fin de semana, el director de la Fundación Formentor Basilio Baltasar reunió en Aranjuez a lo más granado del mundo editorial y literario, a propósito del Premio Formentor de las Letras 2025 a la escritora Hélène Cixous. Allí se abordó el inevitable asunto de la omnipresencia de la IA en el orbe editorial, la eclosión del género de ficción para «jóvenes adultos» –fantasía, ciencia ficción y romance–, el auge del audiolibro o los augurios del fin del libro tradicional. Más allá de apocalípticos e integrados, Baltasar anunció una petición formal al Gobierno para que destine el mismo presupuesto aprobado para el desarrollo de la IA al apoyo de las editoriales.

El miércoles la Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas revelaban que los españoles de entre 25 y 34 años están tres veces más rezagados en comprensión lectora, resolución de problemas y matemáticas respecto a la media de la OCDE que las personas de entre 55 y 65 años, formadas en la EGB, lo que nos sitúa entre los cinco países que menos han avanzado en competencias básicas durante las últimas décadas. Las causas, dicen los expertos del informe, se encuentran en nuestro sistema educativo: endeble, mutante, epidérmico y tan intangible como la buena voluntad de un ministro o un consejero de Educación.

¿Evolución o involución? Millones de jóvenes y no tan jóvenes caminan con la vista pegada a su terminal móvil, generando ingresos milmillonarios a los amos jantanciosos de las cinco «Big Tech». ¿Sabríamos ya distinguir a un androide por la calle? Recuerden: lo mismo le ocurría a Rick Deckard con los replicantes.

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