Cepillos
«¿Qué sería del pinar sin sus cepillos, sus recogedores y sus carritos? No me lo quiero ni imaginar, pero me temo que en vez de pingüinos tendríamos ratas»
La concentración de Pingüinos dura una semana larga, aunque algunos solo estén por aquí un par de días. Pero desde que asoma el primer motero ... hasta que el Servicio de Limpiezas del Ayuntamiento deja el pinar como si no hubieran pasado por allí miles de almas sobre máquinas de dos o más ruedas, transcurren siete u ocho jornadas. Tiempo que permite a Valladolid salir en los informativos de todas las cadenas nacionales y alguna foránea, lo que atraerá más visitantes el próximo año. Esta misma tarde o mañana lunes a más tardar, cuando el último participante se haya largado, toca lo menos vistoso de la concentración: limpiar la zona para que en la misma vuelva a crecer la tamuja. Y es que tantísimo personal acampado asistiendo a conciertos, chiscando antorchas, tomando calditos o carajillos y calentándose en la hoguera genera toneladas de basura que alguien tiene que recoger.
Mi amigo Fito, que trabaja de barrendero, siempre me dice que si no fuera por ellos la ciudad sería una pocilga. Cuando se pone así de poético le recuerdo esa escena de 'Les Luthiers' en la que un locutor anuncia, solemne: «A continuación, un nuevo episodio de la serie que conmueve a millones de espectadores. Dos servidores públicos que recorren sin descanso las calles de la ciudad: ¡Los basureros de Los Ángeles!». ¿Qué sería del pinar sin sus cepillos, sus recogedores y sus carritos? No me lo quiero ni imaginar, pero me temo que en vez de pingüinos tendríamos ratas.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión