Carne guisada
La Canaleja ·
Los actos incómodos están llenos y debe ser porque la gente no viene sufrida de pequeña y necesita torturarseUna de las discrepancias de pareja en la educación de los hijos es el grado de dureza de las normas a cumplir por la gente ... menuda. Con mi ex parte contratante de la primera parte y madre de las criaturas no había manera de pensar igual, porque se empeñaba en hacer el papel de poli mala y yo elegía el otro, el de bueno y despistado que de nada se entera, que es cómodo, sin duda, pero tiene la arista de parecer lelo, lo que a la larga no te beneficia como individuo.
Cada vez que las tres chavalas eran obligadas a comer algo que no les gustaba, salía en su defensa y pedía a la parte contraria que no las hiciera sufrir, que ya lo harían de mayores. El sufrimiento en diferido era mi argumento; el suyo, que sufrieran en vivo y en directo comiéndose esa carne guisada que detesto y que no aguantaría ni el más aguerrido de los presos de Guantánamo. Unas veces ganaba ella y otras perdía yo;siempre se daba el mismo resultado.
Como recibieron esa tortura de la carne guisada, mis hijas ya van con la cuota de sufrimiento implícita y de jóvenes adultas ya están a la vida de sol y guasa gaditana, sin perder de vista que para llegar a las tortillitas de camarones han tenido que sufrir de niñas;nunca hay que olvidar de donde procede uno. Tras su pasado de angustia carnívora, ahora no las veo que sufran, ni yo tampoco, con asuntos tan insufribles como ir a una feria del libro y guardar cola con el calor en todo lo alto, cuando uno puede visitar todo el año una hermosa librería con aire acondicionado; o ir a una feria de tapas al aire libre, cuando puedes acudir a un bar y comer con silla, mesa y vajilla. Esos actos incómodos están llenos y debe ser porque la gente no viene sufrida de pequeña y necesita torturarse para solidarizarse con las víctimas de la carne guisada.
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