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Efe
El avisador

Catenarias y catilinarias

«Nada tampoco, lo de la catenaria, que influya ni siquiera una pulgarada en ese cambio de ciclo que con tanta insistencia cantan las aves del nuevo gay trinar»

Carlos Aganzo

Valladolid

Sábado, 5 de julio 2025, 08:21

Volvió a ocurrir. En realidad, ocurre todos los días. Quien viaja en tren lo sabe. Lo padece y lo somatiza. Lo añade con infinita mansedumbre ... a los suplicios cotidianos de la calorina y la incuria administrativa. Y lo suma en la cuenta (menguante) de su salud mental. Y eso a pesar de fastidios tan excesivos como los de la noche que pasaron 318 pasajeros de alta velocidad, en un lugar de la Sagra de cuyo nombre prefieren no acordarse, en el inicio de esta semana de tormentas. Nada, en todo caso, tan grave como para provocar escarmientos, reformas, reparaciones, enmiendas, indemnizaciones o dimisiones, más allá de repartir culpas entre los trenes de Ouigo, que pasaban por allí, y la catenaria del día. Una imagen precisa, eso sí, de esa carrera de fondo que la Administración, con el Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible (¿?) a la cabeza, mantiene para devolvernos al tercermundismo, del que un día creímos salir, antes de que a Felipe González le abrieran expediente en su partido.

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