Cansados de las palabras
«La mente no crea ideas, solo las despierta y divulga»
Tras haber cumplido 86 años, en 2008, Saramago dijo respecto a las entrevistas que le hacían: «Estoy cansado de oírme», y añadió: «Cuántas cosas ... sensatas que he podido decir durante la vida no habrán tenido, a fin de cuentas, ninguna importancia. ¿Y por qué habría de tenerla?». Tal vez sea cierto, no todo se arregla hablando, o incluso callando. Todo es provisional, inestable, equívoco en muchos aspectos
Hemos escrito tantas palabras, hemos leído tantas palabras, ¿para qué tantas palabras, tanta vida vertida? Hablamos de lo que sabemos y de lo que no sabemos, de lo que se nos ocurre y de lo que sentimos y no sentimos. Así es el espíritu de esta sociedad claustrofóbica que se mira al ombligo. La palabra sirve para entretener a la civilización, la bloquea y desbloquea, la crea y la destruye.
Hablamos de las palabras ilustradas, pero hay otras que iluminan la voz de los desamparados, de los desahuciados, de los rechazados, es el grito acallado y herido del planeta y de sus habitantes. La lágrima del presente es la balada del futuro.
Todas las teorías políticas escritas, defendidas y publicitadas desde hace siglos, serían decisivas si no fuera porque el paradigma siempre ha sido y será el resultado de la tensión riqueza-pobreza, es decir, el poder del dinero y su imperio. Hemos cambiado de película, pero no de quién la dirige, tenemos otras imágenes con el mismo guión, el relato es diferente pero es una vieja historia. La vida es en sesión continuada.
Los argumentos que exponemos como si fueran incontestables son aspavientos de la razón que intenta expresarse y ser entendida y sobre todo imponer la dictadura de su razón. La mente no crea ideas, solo las despierta y divulga. El cerebro es un pozo sin fondo donde todo y nada cabe Sin cierto orden y disciplina, el conocimiento se disuelve en magma informe, indiscernible, donde la palabra se disipa en murmullo y la idea es desmemoria.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión