El botón electoral
LA ESPITA ·
El próximo curso político estará marcado por las opciones del PSOE de presentar otra moción de censura a Mañueco y las del presidente de adelantar eleccionesSobrepasado con creces el ecuador de la legislatura autonómica, el final del estío abocará a Castilla y León a un curso político en el que ... la incertidumbre será santo y seña. Es lo que toca, por tres motivos. Uno, la aritmética de escaños: el gobierno PP-Cs no tiene mayoría. Dos, el Ciudadanos de Inés Arrimadas huele tanto a tanatorio (político, claro) que la estampida de sus correligionarios castellanos y leoneses hacia el PP, la mayoría, y al PSOE, los menos, se ha de producir en los próximos meses. Y tres, el secretario regional, que no líder, del PSOE, Luis Tudanca, tiene la posibilidad de repetir la moción de censura contra Alfonso Fernández Mañueco.
El primer motivo es el que es: populares y ciudadaneros suman un escaño menos de la mayoría absoluta. El segundo es evidente: los once procuradores que quedan en el partido que fundó Albert Rivera han probado el alabastro de las Cortes, la comodidad del escaño, los coches oficiales, los despachos de la Junta y los sueldos suculentos por un trabajo que no lo parece, y no conciben otra vida. Menos aún volver a la anterior. Así que hay días que los golpes a las puertas del PP (los más) y del PSOE (los menos) suenan a mamporrazos.
El tercer motivo es lo mollar del tiempo que viene. Tudanca, como buen mandado, gastó a destiempo gran cantidad de pólvora en una fallida moción de censura en marzo y lo hizo, como han acabado reconociendo, por orden de Ferraz. Del Ferraz en el que ya no está José Luis Ábalos (¡anda que no está feliz el alcalde de León, José Antonio Díez, por la caída del exministro y exsecretario federal de Organización!, con las amenazas que profirieron contra él desde el entorno de este). Entre marzo y mayo de 2022, las huestes tudanquistas tienen la posibilidad de presentar otra moción. Y lo harán. ¿Por qué tal aseveración? Primero, porque se supone que los socialistas están trabajando ya (trabajar, verbo excesivo para calificar la tarea de la ejecutiva regional del PSOE) en convencer a dos parlamentarios de Ciudadanos (¡solo necesitan 2 de 11!) para que voten a favor de que Tudanca presida Castilla y León sin pasar por las urnas. Pero aunque no los convenzan, estará obligado a esa moción de censura para desgastar al PP, que en las encuestas ya da dos escaños por encima de los necesarios para la mayoría absoluta. 2022 es año preelectoral y cuando de política se trata, toda arma es válida, hasta una moción de censura sin todos los votos a favor. Hay antecedentes nacionales: el Podemos de Pablo Iglesias contra Mariano Rajoy y el Vox de Santiago Abascal contra Pedro Sánchez. Sabían que perderían, pero presentaron las mociones. Tudanca no puede permitirse no presentar la moción de censura, aunque no sume votos para desbancar a Mañueco y al PP; lo contrario será ir a las autonómicas de 2023 con una mano atada a la espalda.
No es descabellado el escenario de la moción de censura. Si el propio Mañueco supiera qué influyentes dirigentes sociales y empresariales manejan hasta con donosura esta misma teoría... Algunos incluso se sientan con él en rimbombantes reuniones en las que pontifican sobre el futuro económico de Castilla yLeón y acto seguido se ven con los socialistas, no sea que dentro de ocho meses sea presidente el burgalés.
Y ante la amenaza real de otra moción de censura socialista, ¿qué opción les queda al presidente de la Junta y al PP, que cabalgan a lomos de unas encuestas hiperfavorables? Solo dos. La primera, mantener unidos a los once procuradores de Ciudadanos, lo que se antoja cardiacamente complicado por la nada descabellada posibilidad de que salten casos como el de la salmantina María Montero, quien mostró su adhesión pública al Gobierno regional y a su partido 48 horas antes de dejar la disciplina ciudadanera. La segunda, el adelanto electoral, fórmula no experimentada en Castilla y León, que siempre ha celebrado las elecciones autonómicas cuando manda la norma, el último domingo de mayo. Descabellado ese adelanto no es. Si Isabel Díaz Ayuso accionó el botón electoral a mitad de mandato porque le hubiesen levantado el Gobierno de Madrid entre los socialistas y Ciudadanos, ¿quién le impide a Mañueco pulsar el botón del adelanto electoral si resulta que las encuestas le dicen que las mayorías absolutas históricas de su partido puede reeditarlas? Y a diferencia de Ayuso, que convocó para dos años, Mañueco lo haría para cuatro; se lo ermite la ley electoral regional.
El curso político comenzará con aire preelectoral, pero tiene muchas papeletas de acabar siendo electoral. ¿Que no hay antecedentes de adelanto de las urnas en Castilla y León? Tampoco los había de moción de censura y ya ven la que se preparó en marzo...
¿Santo y seña del próximo curso político castellano y leonés? La incertidumbre.
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