El articulito
Confieso que soy el último, y hablo cronológicamente, en asomarme a la faena de escribir el articulito de opinión semanal. Para cuando me pongo a ... escoger cuál de las ideas que he anotado voy a rematar, ya me ha llegado al correo o al güasap la carta del jefe, he leído el 'escaño 82' de Susana Escribano y me he topado con la 'espita' del que firma arriba –si lees esto en papel–, Nacho Foces, que siempre tiene lo suyo niqueladito para cuando le doy al botón de «editar» lo mío. Yo lo dejo para el sábado, con el café, y eso hace que a veces pegue un volantazo y renuncie a la idea inicial.
Porque no quiero insistir con el consejero McCarthy Veganzones y su retórica de converso enardecido.
Porque el viernes fue durito y no tengo el ánimo para hablar con calma y sin bilis de los 'puteros' que creen que hay muchas mujeres que se prostituyen porque sí, porque les da gustito y rédito acostarse con 'Su Babosa Puteridad'. (¿Ven como es cierto que tengo el ánimo torcido? En fin, otro día).
Porque la política nacional tendrá más que analizar cuando sepamos qué pasa tras Andalucía, y no quiero monotematizarme y aburrirles, bastante tuvimos con el debate.
Porque Siro me recuerda mucho a Lauki y a Dulciora y aun hoy es el día que cuando veo Lauki en los lineales se me corta la mala leche y me dan ganas de invadir Polonia, como diría Woody Allen, o en su defecto la sede de Lactalis.
Porque este lunes el colegio de Arturo Eyries volverá a la normalidad después de una semana que comenzó con una agresión a un crío de 10 años y acabó con un absentismo generalizado sin que Educación moviera un dedo para recobrar la normalidad.
Así que hoy no escribiré de estas cosas. O al menos no del todo.
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