'Apaciéntame, Señor. Apacienta tú conmigo'
El nuevo obispo de León muestra sus pensamientos desde el púlpito, con seguridad, pero los propaga además a través de las redes sociales. Los nuevos ... tiempos, los tecnológicos y los pandémicos, han generado un escenario de comunicación inimaginable tiempo atrás. La palabra de Dios, por momentos inescrutable, utiliza ahora nuevos caminos para acercarse a los suyos.
Luis Ángel de las Heras, el obispo de todos, acompaña sus redes sociales con el lema 'Apaciéntame, Señor. Apacienta tú conmigo'. Una llamada, se supone, al buen hacer y al buen obrar para encontrar el mejor camino.
'Pasceme, Domine, et pasce mecum' mantiene como lema quien en su estreno en tierras leonesas no ha podido tener una lectura más realista. Él, acostumbrado al terreno inhóspito, apenas ha empeñado unos días para conocer la dura realidad que le espera. En León, esta vez sí, los peores presagios se pueden convertir en realidad: O alguien hace algo o, efectivamente, va a predicar en el desierto.
Quizá por eso, y utilizando el altavoz de las redes sociales, uno de sus primeros llamamientos que ha realizado Luis Ángel de las Heras no ha sido a la obediencia ante el buen pastor, o la devoción a las figuras bíblicas. No, una de esas primeras llamadas ha sido para las instituciones públicas.
Este misionero claretiano nacido en Segovia ha levantado la voz para advertir lo que muchos vienen gritando a los cuatro vientos desde hace años: en León, pronto, solo quedará polvo y arena, nada más.
No es un mensaje apocalíptico, ni mucho menos, si acaso una realidad que se puede testar a nada que se ponga pie y medio en la provincia. Su llamada ha sido para advertir de una despoblación feroz, que no respeta nada y que se multiplica ante la incompetencia de quienes prometen con una mano y nada hacen con la otra.
La importancia de su mensaje, de su reflexión, no radica en la calidad de quien la ejecuta sino en la urgencia que se deriva de la misma y en la advertencia a quienes tienen el poder de revertir tanto daño a la provincia leonesa (y no es una queja gratuita o un latiguillo lingüístico acomodado para cualquier discurso).
Las palabras del obispo de León coinciden en el tiempo con el enésimo posicionamiento de los sindicatos leoneses para denunciar la falta de realismo para reconocer lo que sucede al otro lado de la comunidad en lo económico y lo social.
Tampoco lo suyo parece un recurso sino un realismo que, siendo cada día más notable, provoca por su esencia una respuesta a cada momento más estridente. «El delegado del Gobierno en Castilla y León, Javier Izquierdo, odia a León», fue la última perla que el líder de UGT en la provincia dejó sobre la mesa. Puede que efectivamente no odie a León, pero aprecio, lo que se dice aprecio...
En esa especie de coincidencia cósmica de valoraciones en la misma dirección el alcalde de la ciudad, José Antonio Diez, ha recordado por escrito y por las redes sociales (sicut episcopi) en una carta abierta la decadencia de su tierra. Ni siquiera quienes la representan, en ocasiones, se prestan a su defensa, resume.
Ese hilo conductor de visiones idénticas ante la misma realidad (idénticas para quienes la viven en el día a día, quizá irrealistas quienes observen desde la distancia) se evidencia igualmente en la última Encuesta de Satisfacción Empresarial del Círculo Empresarial Leonés (CEL). Se advierte en la misma que el 74% de los empresarios de la provincia no cree en la Mesa por León y el 64% no ve que la provincia sea atractiva para invertir.
Bendito sea Dios.
'Apaciéntame, Señor. Apacienta tú conmigo'.
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