Cuentos políticos
«Aquí estamos. Sin actividad legislativa, sin poder aprobar leyes, sin unos nuevos Presupuestos desde hace tres años, sin políticas tangibles, pero eso sí, tan contentos de tener un líder como Sánchez»
A ver, queridos niños, enteraos: el PP es un partido muy malo, reaccionario, misógino, racista, xenófobo, heteropatriarcal, nostálgico de épocas pretéritas y con mucha corrupción ... sobrevolándole. Feijóo no tira, Ayuso nos roba y Tellado es un ogro que se come crudos a los progresistas de bien. Que eso os quede claro.
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De Vox ni hablamos, es la tercera fuerza política del país, pero encierra en su interior la esencia misma del franquismo, el fascismo y los regímenes totalitarios. Abascal es una síntesis entre Santiago Matamoros, Don Pelayo y Gengis Kan, así que manteneos alejados de él no sea que lamentéis las consecuencias. Por cierto, que si ambos partidos gobernaran España, la derecha extrema y la extrema derecha, harían retroceder este país hasta los tiempos del Cid Campeador. Si tal cosa ocurriera, los homosexuales serían encarcelados, a los jubilados les quitarían la pensión, cerrarían los hospitales públicos y acabarían con los institutos y colegios que no sean privados. También prohibirían el divorcio, el aborto, el derecho de manifestación y la libertad de expresión. Tal cual.
Por contra, Pedro Sánchez, es el adalid de las libertades que todo lo hace por nuestro bien, aunque para asegurar el amenazado progresismo tenga que beneficiar a Cataluña y al País Vasco en su financiación autonómica, llegar a acuerdos con Bildu, llevarse bien con los golpistas catalanes, contentar a Esquerra y a Junts, ponerle ojitos al PNV y bailar una muñeira con el Bloque. Gracias a estos estupendos compañeros de viaje, Pedro asegura su continuidad en la Moncloa para hacer de España una nación donde se salvaguardan las libertades, se respira progresismo y se propulsa la economía, convirtiéndola en un ejemplo admirado por todos y envidiado, solamente, por los enemigos de los avances sociales y las políticas 'chupiguays'.
Por muy disparatado que parezca todo lo anterior, parece haber algunas capas de la población de este país que se creen este relato a pies juntillas. 'Storytelling' lo llaman los cursis, también argumentario o conjunto de ideas-fuerza. Todo vale para definir este cuento de colores cuya salmodia monocorde y repetitiva predican, sin cejar en el empeño, nuestro desvelado y desmejorado presidente (en los huesos se está quedando por sacar adelante el país y a todos nosotros), y el coro de ministros a los que les va la vida, el cargo y el sueldo, en defender el sanchismo como unidad de medida del progresismo y las conquistas sociales.
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De modo que aquí estamos. Sin actividad legislativa, sin poder aprobar leyes, sin unos nuevos Presupuestos Generales del Estado desde hace tres años, sin políticas tangibles, pero eso sí, tan contentos de tener un líder como Sánchez y un gobierno de coalición progresista con Yolanda Díaz y su gran familia de izquierdistas 'avant la lettre' que siempre están de broma amenazando con romper, pero que nunca lo hacen porque han descubierto el irresistible encanto de la moqueta y el coche oficial, y no piensan bajarse del carrusel para que ocupen sus puestos unos indeseables fachas con la vista puesta en el pasado. Esto es España, señores, que decía Encarna Sánchez, aquella inmarcesible locutora cañí. Claro, que entonces no existían las redes sociales, ni los bulos, ni las 'fake news', ni los pseudomedios y tabloides digitales. Un país en el que todo era más sencillo y más bonito. Casi tanto como este gobierno pintón que, seguramente, no nos merecemos. Pero ya se sabe que de desagradecidos está el mundo lleno. Así que, queridos niños, aplicaos el cuento y dad gracias por tener unos gobernantes como los que tenéis. Unos afortunados. Eso es lo que sois.
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