Cómo matar barato
Desde 1960 hasta 2024 han muerto en las carreteras españolas 291.902 personas
Quizá porque era de Arévalo, y eso siempre le llama la atención a un arevalense, que tampoco somos tantos. Quizá por la edad, 59, no ... tan lejos. Quizá por lo fatídico, porque ella no tenía que repartir ese día, porque no tenía que estar allí cuando un tipo borracho y drogado decidió que controlaba, bro, que podía coger el puto coche, esos mil quinientos kilos letales, y conducirlo como cualquier otro de esos días que, seguro, cogió el coche borracho y drogado. Porque el asesino al volante suele comprar boletos a menudo, hasta que le toca matar a alguien. Quizá por todo. Pero días después aún pienso en que Mari Carmen Muñoz, 59 años, de Arévalo, que había salido a repartir fruta en lugar de su hermano, no volvió a casa en la furgo, sino en el coche fúnebre, porque un tipo la mató.
El código penal español, incomprensiblemente, castiga este tipo de asesinatos con cuatro años de cárcel como mucho. Tiene algo que ver con la bula que socialmente le hemos dado al coche y a lo que le rodea, a cómo hemos crecido acostumbrados a escuchar los miles de muertos anuales en carretera. Por cómo nos empeñamos en ponerle atenuantes al asesinato al volante.
Cuando Mari Carmen nació, en 1964, murieron 3.234 personas en accidentes de tráfico en España. Había pocos coches. Para el gran récord hubo que esperar a 1989, cuando se registraron 9.344 víctimas. Hoy, en los prolegómenos de la era de la conducción autónoma, en la era del Euro NCAP y el airbag, de los radares, no bajamos de 1.000 muertos anuales. ¿Sabe usted cuántos han muerto desde 1960? Apunte: 291.902 personas. Un dato que parece que al 2% de conductores que dan positivo en alcohol y drogas no les importa. Total, si matan a alguien tampoco les saldrá muy caro.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión