Leire, la nueva estación y un contratista despistado
Carta del director ·
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Carta del director ·
De cómo en un mismo programa de televisión uno puede cruzarse con personas asombrosamente desconectadas del sentido común, la realidad de los hechos y su juicio ético«Con el ojo izquierdo solo veía hacia atrás, hacia el pasado, y con el derecho, únicamente lo que iba a ocurrir en el futuro. ... Y, aunque tenía los ojos abiertos, como todos los videntes, era como si Vaysha estuviera ciega. Vaysha la Ciega, así la llamaban todos. Rara vez salía de casa, en el jardín caminaba con los brazos extendidos, chocaba contra el cerezo, se arañaba con las zarzamoras y tiraba al suelo los cántaros bajo el cobertizo. El cerezo, las zarzamoras y los cántaros no existían para ella, como tampoco existía el día presente. Para su ojo izquierdo aún no habían emergido de la tierra, para el derecho ya se habían secado o convertido de nuevo en polvo».
Así comienza un cuento breve maravilloso del escritor búlgaro Gueorgui Gospodínov. Y así me sentí yo, como Vaysha, el miércoles en el plató del espacio 'Cuestión de prioridades' de La 7. Ni con mi ojo izquierdo ni con mi ojo derecho era capaz de ver la realidad presente. Siquiera borrosamente…
Resulta que me había convocado José Luis Martín, el conductor del programa, para participar en él. Lo he hecho otras veces. Y encantado. En esta ocasión entrevistaríamos a Enrique Pascual, de la Cámara de Contratistas de Castilla y León. En la tertulia, los invitados opinaríamos, además, sobre la reducción de trenes anunciada por Renfe en Medina de Campo, Segovia y Puebla de Sanabria; sobre los cierres de Azucarera; y sobre los audios desvelados por El Confidencial y otros medios en los que una militante del PSOE, Leire Díez, negocia con un empresario y varios abogados la obtención de información a cambio de beneficios legales para tumbar a un mando de la UCO y a un fiscal de anticorrupción. Todo el mundo la llama la fontanera de Santos Cerdán. O del PSOE. O de las cloacas de Ferraz… Pero más quisiera ella que ser fontanera. Con lo que gana un buen fontanero (pobre oficio, la que le ha caído), como para meterse en conspiraciones de alcantarilla y desagüe.
El caso es que, hablando de ese tema, mi ojo derecho empezó a ver el pasado, es decir, un tiempo en el que nadie conocía de la existencia de esa trama. Dicho sea de paso, poco efectiva, peor explicada, chusca y cutre como un Alvia con los asientos de piel de leopardo… Porque ese ojo miraba a quien, a mi derecha en la mesa, respondía al presentador preguntándose que vamos a ver, que dónde estaba la noticia del asunto; y reconociendo, al mismo tiempo, que hasta unas horas antes no sabía nada del caso. Carmen Duce, de Ecologistas en Acción, era quien formulaba esas consideraciones y yo, para mis adentros, pensaba si lo que escuchaba y veía, mi ojo derecho concretamente, ese pasado sin Leire 'la fontanera' en la retina, era verdadero o falso… O una broma de mal gusto. Creo que, escuchando a Duce, a nuestro presentador no se le descolgó la mandíbula de cuajo de puro milagro. Pero es que ya estamos en esto. La realidad se puede llegar a ignorar de tal manera que alguien provista de estudios superiores e implicada en importantes proyectos sociales y colectivos, como los relacionados con el ecologismo, tiene la gallardía (por valor, no por Gallardo, el socialista extremeño que ha buscado refugio en el aforamiento de la Asamblea autonómica desplazando a cinco diputados) de cuestionar que dónde está el problema en esos audios de Leire Díez…
Pero después llegó la entrevista al presidente de la Cámara de Contratistas de Castilla y León, Enrique Pascual. El presentador le hizo varias preguntas sobre vivienda. Y de repente, yo me lo temía, se le ocurrió preguntar por la nueva estación de trenes de Valladolid. José Luis Martín, que ya sabía que Pascual había sido crítico recientemente con ese proyecto, el de mayor cuantía en obra pública que se licitará en la comunidad este año, se diría: bueno vale, pero vamos a ponerle algo de chispa local al programa.
Y así fue. Chispa hubo. Porque, a pesar de la misión de esa organización sectorial, que, según expresa en su página web, consiste en «asesorar, representar y defender a sus asociados, y en general a los contratistas de obras que ejercen actividad en Castilla y León, así como promover una contratación pública justa y de calidad que impulse el desarrollo de nuestras infraestructuras, como asociación empresarial privada y sin ánimo de lucro», el entrevistado disparó sin tino contra una obra a cuya adjudicación, por si fuera poco, se habían presentado varias constructoras representadas por él mismo en ese preciso momento.
Así que mi ojo izquierdo le miraba y pensaba: pero este hombre se está inventando un futuro sin la nueva estación ¿solo porque sí, porque le parece a él, porque no se ha informado o porque, sencillamente, no tiene claro para quién vendimia? O sea, para empresas que justo un día después supimos que habían resultado concesionarias formales de una obra de 200 millones de euros: Ferrovial, ACS y Zarzuela. Las tres, por cierto, y para más inri, incluidas en el Consejo Directivo de la Cámara de Contratistas de Castilla y León. Era como si llamaran al presidente del Colegio de Farmacéuticos y dijese que hay que cerrar boticas. Como si la Asociación de Hosteleros reclamara reducir los horarios de apertura de bares y restaurantes. Como si Fecosva promoviera un IVA reducido para el comercio electrónico o más grandes superficies tipo Río Shopping… O como si a un abonado del Pucela va y le da por colgar un póster de Ronaldo sobre el cabecero de la cama. ¿Era verdad o mentira lo que observaba mi ojo izquierdo? Total, que le hice una pregunta sobre el recurso judicial del Ayuntamiento contra la estación al que había aludido minutos antes. Titubeó, la frente perlada de sudor, se hizo un lío morrocotudo, tipo periodista metido a fontanero, y casi termina pidiendo el comodín del público y llamando blandengue al alcalde por no pedir al juzgado medidas cautelares que detengan la obra de la estación…
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