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Ha muerto un buen seguidor con sus obras y palabras, de las palabras y obras del Cristo de los Evangelios. Descanse en paz. Al Papa ... Francisco, cabeza de una institución religiosa milenaria, se le podría considerar un hombre conservador. Un conservador con mano izquierda en una época histórica de creciente laicismo.
Pedir perdón por los errores del pasado, criticar el capitalismo amoral o salvaje, defender la paz tanto en Ucrania como en Gaza, y estar del lado de los más desfavorecidos socialmente (inmigrantes, pobres, homosexuales, feminismo, cuidado del planeta, etc.) a veces no se entiende bien. Hay gente que lo confunde con ser de izquierdas. O como se dice ahora, con ser 'woke'. Para algunas personas, sobre todo de extrema derecha, el Papa Francisco ha sido un papa de izquierdas por el que han tenido poca o ninguna simpatía. Santiago Abascal trató de degradarle, le llamó «ciudadano Bergoglio», pero sin darse cuenta le hizo el mayor de los elogios. Con su habitual sentido del humor socarrón, seguro que a Francisco le encantó lo que dijo.
Lo mejor de la filosofía del humanismo cristiano es su capacidad de síntesis. Jesús de Nazaret pide estar del lado de los más desfavorecidos, empatizar y ayudar a esos grupos de personas. Y al mismo tiempo defiende a la persona individual, su conciencia del Bien y del Mal, y su libertad. Esta filosofía en los tiempos actuales, ¿es de derechas o de izquierdas, progresista o conservadora? (entendiendo estos términos como dos tendencias naturales, antropológicas, de la naturaleza y la mente humanas).
Las ideologías de derechas, liberales o conservadoras ponen énfasis en defender la libertad del individuo, y mucho menos en empatizar y ayudar a los desfavorecidos. Las de izquierdas o progresistas, tratando de ser solidarias y de defender a las clases más desfavorecidas, limitan o cercenan en ocasiones la libertad individual. Pero si ambos valores no se entienden como opuestos y se defienden por igual, estamos en otro nivel de comprensión. Un nivel por encima de las ideologías de derecha y de izquierda. El nivel de civilización y cultura de las democracias occidentales, suma de la Grecia Clásica y del humanismo cristiano. El nivel del ciudadano Bergoglio. Nivel que ni de lejos alcanzan las ideologías extremas. Hooligans de sus propias creencias e ideas, y hooligans intolerantes de las de los demás. Lo distinto, lo diverso, es una amenaza que hay que suprimir. La mente de los muchos autócratas que todavía hay en el mundo funciona de esta manera.
Francisco conectó con los ideales y con la actitud vital del Cristo de los Evangelios sin dejar de ser realista (aunque tuvo muy notables patinazos, como su comentario sobre el asesinato de los periodistas de la revista Charlie Hebdo). La figura religiosa de Jesucristo, en cambio, no necesita el realismo. Al contrario, es puro idealismo. Igual que la figura literaria del 'loco' cristiano viejo, Don Quijote. Al capellán de los señores Duques que le insultó agriamente, le dice:
«–Unos van por el ancho campo de la ambición soberbia, otros por el de la adulación servil y baja, otros por el de la hipocresía engañosa (…) Mis intenciones siempre las enderezo a buenos fines, que son de hacer bien a todos y mal a ninguno: si el que esto entiende, si el que esto obra, si el que desto trata merece ser llamado bobo, díganlo vuestras grandezas».
Un nuevo Papa será pronto elegido bajo los frescos de la Capilla Sixtina, con los dedos casi en contacto de Dios y el hombre. La reciente película, 'Cónclave', cuenta cómo ocurre. Espero que no se produzca un movimiento pendular hacia posiciones demasiado conservadoras y que la labor y la actitud del Papa Francisco tengan continuidad. El mundo ya tiene bastantes errores de liderazgo.
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