Pepe Gotera, Otilio y el Pisuerga
«El Pabellón Pisuerga se cae a pedazos, al menos por el techo, y la lluvia lo que ha hecho ha sido descubrir las miserias que se ocultaban»
«Llueve y las aceras están mojadas, todas las huellas están borradas… La lluvia guarda nuestro secreto». Esto cantaba María Villalón hace década y media. ... Y no, ya no hay secretos. El Pabellón Pisuerga se cae a pedazos, al menos por el techo, y la lluvia lo que ha hecho ha sido descubrir las miserias que se ocultaban entre tanto metal, materiales de construcción y remedios deficientes. Lo del sábado en un partido de baloncesto, delante de tres mil personas, no puede ocurrir. Punto. Pongan ustedes detrás todas las excusas y aderezos que quieran para suavizar la chapuza, digna de aquellos héroes de tebeo creados por Ibáñez que cada vez que iban a arreglar un desperfecto lo convertían en una catástrofe descomunal. Parece que los sucesivos equipos de gobierno al cargo hubieran contratado a Pepe Gotera y su inseparable Otilio para reparar la cubierta del polideportivo y que estos lo hayan resuelto con cartones reciclados, pegamento Imedio y unas planchas de pladur. Un desastre. Seguramente, la imagen de espectadores en una instalación deportiva de interior con un paraguas abierto para no calarse no se pueda ver ni en Sudán, básicamente porque allí llueve entre poco y nada. Pero donde no puede producirse es en el primer mundo, aquí, donde se gastan cantidades ingentes de dinero en proyectos e iniciativas que dignificarán, a futuro, el nombre de la ciudad. Y zas, el presente es que esa reputación queda por los suelos porque, a pesar de que Brasero ya había dicho que tendríamos chubascos en la ciudad, no se han puesto los medios para que Fernando Galindo, abonado de Tribuna Baja, no vuelva a casa hecho unos zorros y soportando que su señora le diga que si ha ido al básquet o ha estado de farra por las terrazas con los amigos.
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El Ayuntamiento se ha disculpado, ha trasladado que esta misma semana se acometerán las reformas precisas para dejar esa cubierta fetén y que va a presupuestar una partida para sustituir la techumbre el próximo año. Maravilloso. Ahora deberían contar por qué no se ha hecho antes, por qué en la jornada anterior ya existía este problema —con chavales de la cantera secando la pista con trapos, como hacemos nosotros en la peña en las fiestas del pueblo— y no se salió al quite con el mismo discurso y por qué la semana pasada no era urgente y hoy está la cancha más importante de la ciudad como el chamizo del tío Manolo. Lo que sí han dejado claro es que se trata de un problema heredado, con lo que en los próximos días habrá una respuesta de los anteriores habitantes de la Casa Consistorial negando la mayor y echando mugre sobre la actual legislatura y su dilación para acometer un problema de infraestructura de primer nivel.
Como estamos acostumbrados al rifirrafe y la escandalera, sólo diré que estoy hasta las santas narices de que entre todos la maten y ella sola se muera. Ni los otros arreglaron el desaguisado durante ocho largos años ni estos lo han marcado como prioridad en los dos y medio que llevan con el bastón de mando. A la vez que esto sucedía, la capital se llenaba de brillo, pompa y boato con la gala de la Seminci. Es decir, en el lado cultural éramos un espectáculo admirable y, al tiempo, en el deportivo dábamos más pena que el Real Valladolid en la última eliminatoria de Copa. Así que pediría a los responsables previos que griten poco, que respecto a esto no parecen haber hecho demasiado. Y a los actuales, que resuelvan la calamitosa situación con muchas menos palabras que medios. De nada sirve tener un salón reluciente y envidiable si la cocina está desaseada y con el fregadero lleno de cacharros sucios. Al lío, por favor. Ah, y ojo a quién se lo encargan, que las ñapas realizadas hasta ahora —no sé si se contrataría a los de más arriba o a unos Manolo y Benito cualquiera— no tienen pinta de haber dado resultado.
«La lluvia cae sobre los tejados donde fuimos más que amigos, recuerdo que dormimos al abrigo del amanecer…», sigue cantando María. Abrigo puede que no, pero por el momento sigan tirando de chubasquero.
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