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Iñaki Urdangarin. Foto: Reuters | Vídeo: EP

Urdangarin, 50 años condenado al olvido

El marido de la infanta Cristina celebra este lunes, en Ginebra, el que será su último cumpleaños en libertad

Colpisa

Lunes, 15 de enero 2018, 10:46

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Ha querido el destino que este 15 de enero lleve la etiqueta del día más triste del año. En Ginebra el día amaneció con una espesa niebla. Con frío. Mucho frío. En el hogar de los Urdangarin-Borbón hoy están de cumpleaños, no se sabe a ciencia cierta si de celebración. El cabeza de familia cumple 50 años. Una de esas barreras en las que, al tratar de superarlas, uno hace balance. Iñaki Urdangarin, que lo fue todo en el deporte que amó, el balonmano, que protagonizó una historia de amor de cuento y se convirtió en uno de los miembros de la Familia Real más queridos, es hoy un hombre serio. Podría decirse que hasta triste. Es el exduque de Palma un hombre condenado. Seis años y tres meses de prisión le impuso la Audiencia de Palma por sus turbios negocios en Nóos. Ahora, con los cincuenta recién cumplidos, aguarda a que el Tribunal Supremo resuelva el recurso. Se espera que antes de verano haya sentencia firme. Y, salvo sorpresa mayúscula, el marido de la infanta Cristina irá a la cárcel, incluso hasta diez si el Alto Tribunal hace suya la tesis de la Fiscalía que ha pedido elevar la pena.

Pero la condena, pública, a Urdangarin y también a la infanta Cristina comenzó mucho antes de que la Audiencia de Palma diera a conocer su fallo. En noviembre de 2011, cuando la Casa del Rey tildó de “no ejemplar” el comportamiento de Iñaki Urdangarin. Un fallo, por otra parte, que absolvió a la hija de don Juan Carlos y doña Sofía de todo delito. Doña Cristina es una mujer inocente, pero condenada por la Familia Real. Se le apartó de toda actividad y su hermano le retiró el Ducado de Palma que su padre le había concedido con motivo de su enlace con Iñaki Urdangarin. Esa condena de la Familia Real, por momentos, también se traslada a los hijos del matrimonio, a Juan Valentín, Pablo Nicolás, Miguel e Irene. Salvo en verano, que doña Sofía sigue reuniendo a todos sus nietos, a los ocho, ninguno pisó Zarzuela hace unos días con motivos del ochenta cumpleaños de don Juan Carlos. Los Urdangarin-Borbón no tienen sitio en la foto.

El escándalo del ‘caso Nóos’ estalló cuando la familia residía en Washington. De ahí, a Barcelona, al palacete de Pedralbes, para “preparar mejor la defensa”, se dijo entonces. Y más tarde, para liberar a los pequeños de la presión mediática, al exilio de Suiza. En Ginebra han encontrado la serenidad. Allí reciben de vez en cuando la visita de la reina Sofía o la infanta Elena, que son las únicas que mantienen una relación pública y notoria con Iñaki y Cristina. Y sobre todo de la familia Urdangarin, el gran apoyo que han tenido los exduques en todo este tiempo.

En la Casa Real se mantiene que el daño que el ‘caso Nóos’ causó a la institución ya está amortizado. No se ha hablado poco de que fue, precisamente, uno de los detonantes que condujeron a don Juan Carlos a ceder la corona a su hijo. Don Felipe se ha cuidado muy mucho de que le salpicara la sombra de los turbios negocios de su cuñado, hasta tal punto que cortó toda relación con su hermana. No acudió ni a su proclamación. Y el día que la Audiencia de Palma dio a conocer su falló, en Zarzuela se limitaron a decir que “respetamos las decisiones judiciales”. Sin más. Algo parecido, seguro, se escuchará el día en que el Supremo dicte sentencia. La de la Casa Real es inamovible. Y este lunes, el más triste del año, a Suiza no llegará una felicitación de los Reyes. Urdangarin cumple 50 años con poco que celebrar.

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