El ala socialista del Gobierno se desmarca de la hostilidad desplegada por Díaz contra Junts
El Ejecutivo confía en que los ataques a los posconvergentes en el debate de la jornada laboral no afecten a otras negociaciones como las de los Presupuestos pero aboga por «tender puentes», mientras la vicepresidenta segunda alega que ella y no entrega «su país» ni acepta «chantajes»
Yolanda Díaz se reunió en Bruselas con Carles Puigdemont en septiembre de 2023, en plena negociación de la investidura, cuando Pedro Sánchez no se planteaba ... aún dar un paso de esa envergadura. La semana pasada, cuando fue el presidente de la Generalitat, Salvador Illa, quien viajó a la capital comunitaria para celebrar un encuentro y engrasar relaciones con el líder de Junts, sobre el que aún pesa una orden de detención en España, la defendió como una buena notica y muestra de «normalidad democrática». Este miércoles, en el debate de totalidad de la jornada laboral, en cambio, se entregó a un discurso abiertamente hostil contra los posconvergentes con el que el PSOE no se siente cómodo.
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No es la primera vez que los votos de Junts, sumados a los del PP y Vox, han hecho fracasar una iniciativa del Gobierno. Ocurrió, entre otras, con la senda de estabilidad presupuestaria con la que la ministra de Hacienda pretendía elaborar las nunca presentadas Cuentas de 2025, con el real decreto ley ómnibus o con el que la vicepresidenta para la Transición Ecológica consensuó tanto con las grandes energéticas como con los movimientos ecologistas tras el apagón del pasado abril. Pero, en todas esas ocasiones, el Ejecutivo evitó el más mínimo reproche a su socio de investidura y cargó las tintas contra el primer partido de la oposición.
Díaz, sin embargo, no hizo distingo alguno en sus críticas a las formaciones que tumbaron el que sin duda era el proyecto estrella de su Ministerio para esta legislatura, la reducción de la jornada labora a 37,5 horas semanales frente a las 40 de máximo que hoy permite la ley. Arremetió con dureza contra «las tres derechas» -una terminología que la izquierda no empleaba en el Congreso desde la desaparición de Ciudadanos- y los acusó de oponerse sistemáticamente a cualquier avance para la clase trabajadora. «Si por ustedes fuera, hoy los niños y las niñas seguirían trabajando con deficientes condiciones laborales», espetó.
«Es decisión de Yolanda»
De que sus palabras enervaron y enfadaron a los posconvergentes, a los que incluso atribuyó la representación de «la patronal española», hay pocas dudas. La portavoz parlamentaria de la formación, Míriam Nogueras, lo dejó traslucir. «Su único argumento es situarnos en la derecha porque no tiene datos ni fundamentos», recriminó. Lo que está por ver es si el rifirrafe acaba pasando factura al conjunto del Gobierno, que no puede prescindir ni de un solo voto del bloque de investidura para legislar. El ala socialista se muestra convencida de que no será así y de que su relación con Junts no se verá afectada. Pero, por si acaso, deja claro que lo que ocurrió en el primer pleno del nuevo curso político es ajeno a ellos. «Es decisión de Yolanda», dicen.
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La propia vicepresidenta defendió su actitud este jueves. «Negociar es negociar, no es tener una posición de fuerza en la que uno cree que tiene una llave y eso le da derecho a hacer lo que quiere», dijo en Onda Cero. «Yo no voy a entregar mi país. Entiendo la lógica parlamentaria, pero lo que tiene que hacer uno es negociar y no chantajear», insistió. En el PSOE no niegan que Junts acuda a los debates con la actitud de quien tiene la sartén en el mango o que, de forma habitual, utilice negociaciones sobre temas concretos para presionar con sus reivindicaciones identitarias, pero alegan que es necesario seguir «tendiendo puentes». Sumar, en todo caso, también asegura que el choque escenificado en el primer pleno de la legislatura tiene más de coyuntural, por la materia en juego, que de estrategia a largo plazo.
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