El restaurante de Las Médulas que resurgirá de las cenizas: «Todo lo que ganaba lo invertía aquí»
O Camiño Real, que milagrosamente lo único que salvó fue su cartel, volverá a abrir en Carucedo un proyecto de familia con la ilusión de poder regresar al entorno donde Marga y Javi perdieron el trabajo de toda una vida
Alvaro Pérez
Las Médulas
Jueves, 21 de agosto 2025, 17:45
Comandas pendientes y comida en la mesa mientras las llamas arrasaban el proyecto de vida por el que un matrimonio había luchado con tanto esfuerzo. El domingo 10 de agosto será un día inolvidable para muchos bercianos, pero sobre todo para Javi y Marga, dos vecinos de Las Médulas que lo perdieron todo en cuestión de segundos. Su templo, el restaurante O Camiño Real, fue abrasado. Tan sólo quedan restos de lo que hasta hace diez días era un lugar agradable lleno de antigüedades y piezas históricas, donde turistas y gente de la zona visitaban para comer uno de los platos de la familia a los pies de Las Médulas. Unas Médulas ahora tristes y ennegrecidas.
«Yo estaba en la puerta, ya no queda nada, le dije a mi marido que no nos da tiempo», con estas palabras explica Margarita Gómez, 'Marga', cómo fue el momento en el que unas llamas incontrolables entraron al restaurante. «Ya estaba el humo dentro de casa, salí a gatas porque el humo me estaba asfixiando», relata.
Javi y Marga, junto a su hijo menor, Javier, tuvieron que salir de forma apresurada dejando atrás su vida. En aquel momento, no sabía que a su regreso a casa sólo seguiría en pie la estructura de un tobogán calcinado, unas mesas en la entrada con las consumiciones de los clientes en el momento del incendio y una máquina de bolas para niños, segun informa Elbierzonoticias. «Cuando cogí el coche, que justo lo había sacado para arriba, bajé porque quería coger cuatro cosas y no me dio tiempo», explica Marga. Javi soltó a sus cinco perros, de los cuales ha recuperado tres, aunque siguen bastante asustados.
«Esto fue un infierno, el humo y todo lo que había aquí era increíble», describe Javi. Una desgracia que hizo que perdiera un lugar en el que cualquier detalle era prioritario. Cuadros pintados por su hijo, Javier Vega, esculturas, reliquias antiguas, gramolas, utensilios que habían adquirido con el paso del tiempo. «Todo lo que iba ganando lo iba invirtiendo en más cosas para el restaurante», asegura Javi. Desde un karaoke, hasta un futbolín y diferentes juegos para entretener a los niños, en un lugar en el que gente que había ido alguna vez, siempre repetía.
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Una realidad muy difícil de asimilar
Javier Vega, uno de los protagonistas y vecino de Médulas, ha perdido su restaurante y su casa. Actualmente se aloja en la vivienda de su hijo mayor, en Quilós. «Gracias a Dios me llamaron mis primas, que tienen aquí una casina en Médulas y me la ofrecieron al estar todo el tiempo que quiera», explica Javi. Sus primas vendrán en unos 15 días para recoger pertenencias personales, según confirma, por lo que a partir de esa fecha podrá trasladarse a Médulas.
Marga no fue capaz de regresar al restaurante hasta pasada una semana desde el fatídico día. Pero a pesar de que su marido le fue explicando poco a poco cómo estaba la situación, la imagen es indescriptible, no existen adjetivos que expliquen de forma más clara y menos dolorosa la estampa para describir la destrucción de un proyecto vital como lo que era 'O Camino Real' para estos dos vecinos de El Bierzo.
La música como identidad
El hijo pequeño de Javier Vega, que también trabajaba en el restaurante, es batería del grupo de rock 'Mala Komunikación'. Javier Vega (hijo), toca la batería desde los 4 años y en una habitación en la parte de detrás del restaurante, tenía su pequeño estudio en el que ensayaba, y en ocasiones tocaba con gente que acababa de comer en el propio jardín del establecimiento.
La música y el arte eran pilares fundamentales en el proyecto. El interior del comedor estaba decorado con varios cuadros pintados por el hijo pequeño de la familia, un joven que quiso formar parte de este templo colaborando con sus padres y sacando a flote un negocio familiar natural rodeado de montañas y vegetación.
Según explica Javi, la que iba a ser la próxima iniciativa, antes de la desgracia, era montar un pequeño escenario en la terraza, rodeado de naturaleza, para que los fines de semana se realizarán actuaciones, conciertos, quizá alguno de Javi con la batería, de su grupo, o de diferentes músicos y aficionados que estuviesen dispuestos a amenizar, aún más si cabe, la velada bajo las guirnaldas colocadas entre los árboles que iluminaban todo el jardín.
Una nueva salida
Javier Vega no quiere y no puede quedarse de brazos cruzados a partes iguales. Sus ganas de salir adelante no se lo permiten. «Hay que vivir y hay que seguir pagando cosas», asegura. Por lo que ya está pensando en continuar y mientras se gestionan unas ayudas que todavía son cuestionables, el hostelero ya tiene un nuevo bar donde colocar el cartel de 'O Camiño Real', curiosamente intacto a pesar de las llamas.
La idea es trasladarse al mesón 'El Castro' en Carucedo, a tan sólo diez minutos en coche desde su antiguo restaurante. «Buscábamos algo cerca, sobre todo para no perder a la clientela que tenía, que además es grande». «Había gente de El Bierzo pero también teníamos clientela de Barcelona, Galicia, de toda España», añaden.
Manuel Morán, dueño de 'El Castro' desde 2002, le abre las puertas de un nuevo comienzo a Javi y a Marga. «El sitio está cerca de su casa, que tenga una nueva oportunidad, si lo puede volver a hacer y le va bien me alegro por él», comenta 'Manolo', propietario del restaurante. A falta de una limpieza a fondo y la materia prima, el local está listo para volver a servir, esta vez más cerca del Lago que de Las Médulas, los platos de Marga, los potajes de Javi padre y los postres de Javi hijo con la ilusión del primer día y con la esperanza de volver a hacer suyo un restaurante que puede convertirse en la segunda oportunidad que necesitan para olvidarse de la desgracia ocurrida.
Porque la vida es muy caprichosa y hace un mes Javi dio de comer a seis miembros de la UME, un mes antes de perderlo todo. Un mes antes de verse otbligado a salir corriendo porque su vida, además del restaurante, estaba en peligro. Ahora sólo queda mirar hacia delante y volver a ponerse el delantal, para que poco a poco, las llamas y el humo queden en el olvido.