Más de 30 osos monitorizados y 7 avisos al 112 reavivan la alarma en León
Los avistamientos en Laciana y El Bierzo aumentan en otoño, con ejemplares acercándose a núcleos urbanos en busca de alimento y obligando a reforzar las medidas de seguridad
La presencia cada vez más frecuente de osos pardos en la provincia de León ha reavivado la preocupación entre los vecinos de las zonas rurales de montaña. Lo que hace apenas unos años era un suceso aislado se ha convertido en un fenómeno cada vez más habitual, especialmente en los meses de otoño, cuando los animales descienden en busca de alimento y llegan incluso a adentrarse en entornos urbanos, tal y como recoge Leonoticias.
Durante las primeras semanas de la estación, muchos habitantes de la 'España Vaciada' han denunciado su miedo ante el aumento de encuentros con estos animales. Aseguran que su comportamiento, cada vez más confiado al atravesar el monte o pasear por zonas habitadas con total normalidad, genera incertidumbre y temor.
Ante esta situación, desde la Junta de Castilla y León se han reclamado explicaciones y responsabilidades, lo que ha llevado a reforzar las medidas de seguridad y a intensificar la información dirigida a la población. Las autoridades recuerdan la importancia de avisar al Centro de Coordinación del 112 ante cualquier avistamiento cercano a zonas urbanas, para que los equipos puedan actuar y monitorizar el movimiento de la especie.
Siete llamadas al 112 por osos en zonas habitadas
Entre el 1 de marzo y octubre, el Servicio de Coordinación del 112 de Castilla y León ha registrado siete llamadas por presencia de osos en la provincia, una cifra que refleja únicamente los avisos por avistamientos y no incluye posibles incidentes clasificados de otra forma en el sistema.
El primer aviso se produjo el 25 de marzo a las 13:18 horas, cuando un vecino de Pardamaza, en el municipio de Toreno, alertó de la presencia de un oso en las inmediaciones del pueblo.
El segundo se registró el 28 de junio a las 12:45 horas en Folledo, perteneciente a La Pola de Gordón, un lugar donde estos animales suelen encontrarse en el monte pero no en el casco urbano.
Durante el verano, las llamadas continuaron. El 29 de junio a las 21:21 horas, el 112 recibió un aviso desde Ponferrada por la presencia de un ejemplar. Pocos días después, el 2 de agosto a las 23:48 horas, se notificó otro avistamiento en Páramo del Sil.
El 4 de agosto a las 9:24 horas, un vecino de Orallo alertó de nuevo al servicio de emergencias al observar a uno de estos animales cerca del núcleo urbano. Más adelante, el 6 de septiembre a las 22:20 horas, se registró otra llamada desde Bergala del Bierzo, también por la presencia de un oso en la zona.
El último aviso contabilizado hasta la fecha tuvo lugar el 23 de septiembre a las 17:38 horas, cuando un ejemplar fue visto en Boeza, localidad perteneciente al municipio de Folgoso de la Ribera.
Control y medidas para la convivencia
Aunque algunos vecinos simplemente optan por alejarse del lugar hasta que el animal se retira, otros prefieren notificarlo al 112. Además, en numerosas ocasiones los osos detectados no están controlados mediante radiomarcadores, lo que complica el seguimiento, sobre todo cuando se trata de nuevas crías o ejemplares procedentes de otras zonas e incluso de otras provincias.
Desde 2021, según datos de la Junta de Castilla y León, 31 ejemplares han sido capturados y equipados con dispositivos GPS en toda la provincia. En la presente temporada, ocho osos se encuentran actualmente geolocalizados, y se han instalado más de 20 trampas en la zona del Alto Sil para facilitar su captura segura y continuar con el programa de seguimiento.
Además, se han colocado cubrecontenedores en las áreas urbanas con mayor presencia de osos, como Laciana y Alto Sil, medida que se ampliará a otros municipios en las próximas semanas. También se han distribuido 15 unidades de pastores eléctricos entre vecinos y ganaderos para proteger explotaciones ganaderas y colmenas.
Las autoridades insisten en que, aunque predecir el comportamiento de estos animales resulta complejo, su presencia aporta importantes beneficios al ecosistema y a la biodiversidad de la comarca. Sin embargo, recalcan la necesidad de colaboración ciudadana para garantizar la seguridad de las personas y facilitar la convivencia con la fauna salvaje, especialmente durante los meses de mayor actividad.