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El campo de fútbol de Forna arrasado por las llamas. R. FARIÑAS | SANDRA SANTOS
El fuego consume a la comarca leonesa de La Cabrera

El fuego consume a la comarca leonesa de La Cabrera

Más de 500 efectivos trabajan sin descanso en la zona, pero la sensación es de impotencia ante la virulencia del fuego y lo adverso del terreno «Estamos superados», se asegura a pie de fuego

RUBÉN FARIÑAS

Forna-Losadilla-León

Viernes, 25 de agosto 2017, 11:06

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Un toque de arrebato, con la campana mayor al mando, se ha escuchado de nuevo este jueves en la localidad leonesa de Encinedo. «Tocan a fuego». En plena Cabrera los vecinos conocen bien este sonido. En los últimos días se ha escuchado hasta en cuatro ocasiones.

El viento, que por momentos silba entre los riscos, se ha convertido en el principal enemigo del medio millar de efectivos que en las últimas horas se encuentra luchando contra las llamas en esta comarca leonesa.

Se trata de una batalla que comenzó el pasado martes y no parece tener fin. Ya se han quemado cerca de 9.000 hectáreas y nadie se atreve a aventurar hasta dónde alcanzará esta tragedia.

Rabia e impotencia

En la comarca la sensación es de rabia e impotencia. Rabia porque quien más y quien menos tiene sus sospechas sobre quién ha podido encender la mecha de esta fechoría. La impotencia es visible cada segundo, más cuando se aprecia el extraordinario esfuerzo de medio millar de hombres que se juegan el tipo por contener el avance de lenguas de fuego que en ocasiones superan los diez metros de altura.

En Forna, una de las localidades más afectadas, la cicatriz del fuego es visible en todo su entorno. Algunas casetas de aperos, levantadas sobre piedra, han sido pasto de las llamas. «Hemos llevado mucho susto. Tuvimos que salir de casa y nos dijeron que ardía todo el pueblo. Se estaba quemando lo poco que tenemos», asegura una de las vecinas, Carmen Lorden, a Leonoticias.

Planes de evacuación

Desde la Consejería de Fomento y Medio Ambiente se tiene la certeza de que habrá que movilizar a los residentes para evitar problemas. En la carpeta hay planes de evacuación para las localidades de Nogar y Robledo de Losada. En las últimas horas fueron trasladados los residentes de Trabazos, Losadilla y Forna. En total 79 personas que se concentraron en un pabellón polideportivo durante toda la noche.

Precisamente una vecina de Losadilla, Proteción Sastre, asegura que «nunca había visto nada igual. Se ha quemado un granero y sentimos mucha impotencia. El fuego se lo lleva todo y eso que ahora se está intentando apagar con mucha gente».

Para todos ellos el sonido de las campanas, el 'toque a fuego', supone avivar los fantasmas. Y son muchos. No hay forma de sofocar tanto fuego, y los frentes avanzan sin control. Las autoridades centran el fuego en cuatro grandes focos, pero según los vecinos hay muchos más.

«Sin capacidad de extinción»

Desde Encinedo, la cabecera de zona, el temor no es tanto al paso del fuego -que ya lo ha hecho en una ocasión- como a que éste pueda volver. Las llamas se han comido el terreno, pero han ido dejando zonas aisladas que milagrosamente no han sido consumidas. Y ésas son las que ahora comienzan a arder.

Para más 'inri' el trabajo sobre el terreno se hace muy arriesgado. «Estamos sin capacidad de extinción», aseguran los brigadistas. Cinco palabras que ejemplifican la desesperación del momento. Los brigadistas reconocen que trabajan haciendo frente a un fenómeno que aviva el fuego de una forma extraordinaria: la rotura térmica.

Se trata de una mezcla de corrientes de aire caliente y 'frío' cuyo efecto final se asemeja a un 'efecto contenedor'. Y con ese efecto las llamas alcanzan alturas de hasta diez metros y devoran cuanto sale a su paso.

Capa de humo

Y no solo eso. La 'capa de humo', esa especie de mar de nubes, cierra toda posibilidad al uso de medios aéreos, que carecen de visibilidad y se arriesgan a estrellarse en medio de temperaturas infernales. Con ese escenario, los brigadistas se rinden a la evidencia: «Estamos superados».

Con poca agua para atacar desde el cielo y con la vida en juego entre los matorrales, la situación «no pinta nada bien». Tanto es así que desde el Puesto de Manzo Avanzado se insiste una y otra vez en la necesidad de «extremar las precauciones» para evitar desgracias personales en los trabajos de extinción.

Este jueves la lectura que se puede realizar 'in situ' es de lo más preocupante: las llamas arrasan La Cabrera y poco se puede hacer salvo esperar y trabajar con enormes cautelas en cortafuegos que más tarde que pronto permitan solventar el incendio más importante de los últimos años en Castilla y León.

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