Montserrat González: «No me arrepiento de haber matado a Isabel Carrasco»
La autora confesa de los disparos asegura que aquel 12 de mayo vio a la presidenta de la Diputación de Léon y entendió que «era el momento de matarla»
A. CUBILLAS-LEONOTICIAS
Martes, 19 de enero 2016, 19:20
Montserrat González ha sido la primera en prestar declaración ante el tribunal del jurado que juzgará el crimen de Isabel Carrasco. Lo ha hechos visiblemente nerviosa. Intentando calmar sus nervios jugando con una botella de agua. Derrumbándose al recordar el sufrimiento que vivió su hija por culpa de Isabel Carrasco.
Parecía desorientada, sin saber a dónde quería llegar con su relato pero sin dejar lugar a las dudas. Ella mató a Isabel Carrasco. Una decisión que tomó Carrasco el día que tuvo conocimiento de la negativa de Mariano Rajoy a que Javier García Prieto fuese el presidente de la Diputación que seguiría ocupada por Isabel Carrasco.
En ese momento, según declaró, entendió que era Isabel o su hija, ante el temor de que su hija pudiese hacerse daño a sí misma tras varios precedentes en su entorno. Y no se arrepiente aunque ha recordado que el crimen lo cometió ella sola, sin la ayuda de su hija Triana ni de Raquel Gago.
El detonante
Han sido las claves del testimonio de Montserrat González que, siguiendo el guión previsto, se ha limitado a responder las preguntas de su letrado. Durante su testimonio, ha asegurado que desde siempre ha mantenido una relación «muy estrecha» con su hija, de la que estaba pendiente todos los días hasta los 18 años que tuvo el problema de espalda. Una enfermedad, escoliosis, por la que se estrechó más su relación.
«Mi hija era mi vida», señaló Montserrat, que se trabó durante los primeros minutos de su intervención, instándole su abogado a calmarse, a contar su relato y dejarle terminar de formular las preguntas.
La autora confesa del crimen de Isabel recordó cómo su hija entró a trabajar en la Diputación de León después de afiliarse al Partido Popular y justo un mes antes de la llegada de Isabel Carrasco, con la que mantuvo una buena relación. Es más, Montserrat aseguró que incluso la ayudó con Hacienda.
Una relación que se estropeó dos años después, continuó Montserrat, cuando un día Isabel «le dijo a mi hija que quería tener relaciones sexuales. Ella dijo que había salido corriendo. Desde aquello empezó mal todo».
En este punto, Montserrat recordó que desde la Diputación se había creado una plaza para su hija, siendo habitual que se hiciese entrega de las preguntas. Sin embargo, a partir de ese incidente de enero se rompió la frecuencia de las llamadas entre Isabel y Triana y se le negaron las preguntas de una oposición que aprobó «el enchufado de Isabel».
A partir de ese momento, la mujer asegura que su hija fue víctima de una persecución por parte de Isabel Carraco, que empezó en el ámbito fiscal y laboral, ya que «muchos empresarios se negaron a contratar a mi hija porque detrás estaba la presidenta de la Diputación como así nos reconocieron muchos».
La decisión
El detonante llegaría cuando Mariano Rajoy rechazó que Javier García Prieto fuese presidente de la Diputación de León, insistiendo en que fuese Isabel Carrasco. En ese momento, fue cuando decidió matarla. «Sabía que era ella o mi hija porque Isabel no iba a parar», confesó Montserrat.
Porque según su relato, estaba muy preocupada por lo que pudiese hacer su hija ya que una amiga en Gijón se había tirado al tren y otro hijo de un compañero se pegó un tiro. «Sabía que si no la mataba iba a acabar en el funeral».
Por ello decidió matar a Isabel, aunque lo hizo sola. A pesar de que realizó búsqueda de armas con Triana, Montserrat aseguró que su hija le instó a quitarse de la cabeza la idea de matar de la cabeza. «Ella me dijo que no se me ocurriera, que no era solución y yo le dije que no lo haría».
Pero no lo hizo. En compañía de una amiga, fue a Gijón a comprar el revólver a un conocido, siendo allí la única vez dónde hizo pruebas de tiro porque, según recordó, no necesitaba más ya que ella iba a matar a Isabel de cerca. «Si llega a enterarse, mi hija se hubiese pegado un tirado. Bastante mal estaba y por eso decidí hacer lo que hice».
El día 12, una casualidad
Durante su declaración, Montserrat remarcó que su hija nunca supo de sus seguimientos a Isabel Carrasco y que «no necesité para nada a mi hija. De hecho hubo un día que la hubiese matado pero no llevaba el revólver encima. Mi hija ya tenía suficientes problemas».
Es más, Montserrat aseguró que nunca planeó que fuera el lunes 12 de mayo del 2014 el día del crimen de Isabel Carrasco. «Fue una casualidad», señaló Montserrat que recordó que un día no la mató porque no llevaba encima el arma. Pero eso día sí y por ello, aprovechando que su hija fue a comprar un regalo ella se dirigió al entorno de la casa de Isabel Carrasco.
En ese momento la vio, llamó a su hija para advertirla que iba a matar a Isabel, la siguió y le asestó cuatro tiros. No sé acuerda exactamente dónde. Luego se deshizo del bolso en la puerta de un garaje, percatándose que su hija se dirigía al lugar pero sin saber qué hizo realmente Triana.
El engaño
Posteriormente, su detención y su traslado en la Comisaría. Allí, Montserrat aseguró haber sido víctima del engaño de los policías de Burgos que contaminaron su declaración y que le hicieron pensar que la iban a ayudar.
Por ello, en su encuentro con su hija le instó a decir dónde había dejado el revólver cuando Triana le confesó que había recogido el bolso pensando que había matado a Isabel con un arma de su padre.
Sin embargo, no fue así, y su hija ingresó en prisión como ella, al igual que su amiga Raquel Gago que, según remarcó Montserrat, no sabían nada de las intenciones de matar a Isabel Carrasco.