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Un anciano besa un féretro cubierto por la bandera bosnia.
Bosnia, un permanente ejercicio de equilibrismo

Bosnia, un permanente ejercicio de equilibrismo

Los Acuerdos de Dayton permitieron el final del conflicto más sangriento en suelo europeo desde la Segunda Guerra Mundial pero a su vez dieron lugar a un estado formado por dos entidades autónomas y con muy pocos lazos en común

josé manuel andrés

Sábado, 21 de noviembre 2015, 07:29

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En la mesa el presidente serbio, Slobodan Milosevic; el croata, Franjo Tudjman, y el bosnio, Alija Izetbegovic. El escenario, la base aérea estadounidense de Wright-Patterson, situada en la ciudad de Dayton, en Ohio, y en juego nada más y nada menos que poner final al conflicto más sangriento en suelo europeo desde la Segunda Guerra Mundial.

Los Acuerdos de Dayton, firmados el 21 de noviembre de 1995, pusieron fin a la Guerra de Bosnia pero a su vez crearon un estado formado por dos entidades autónomas y con muy pocos lazos en común. La Federación de Bosnia-Herzegovina y la República Serbobosnia conviven dos décadas después bajo un situación política de extrema tensión.

Las entidades están basadas territorialmente en las posiciones que sobre el terreno tenían las fuerzas que sostenían el conflicto armado en el momento en el que se firmaron los acuerdos y reflejan los devastadores cambios en la estructura étnica de Bosnia, producto de la guerra y de las maniobras de genocidio étnico perpetradas por el Gobierno serbio de Slobodan Milosevic, de la mano del líder político serbobosnio Radovan Karadzic y de su comandante, Ratko Mladic, juzgados actualmente por el Tribunal penal internacional de crímenes de guerra en la ex Yugoslavia (TPIY) en La Haya.

La Federación de Bosnia-Herzegovina aglutina a las comunidades croata (católica) y bosníaca (musulmana) aunque reconoce desde 2001 a los serbios como tercer grupo étnico de su territorio. Por su parte, la Republika Sprska, que reivindica como capital Sarajevo aunque de facto centra su administración en Banja Luka, está integrada en más de un 90% por población serbia ortodoxa y según muchos croatas y bosnios, nació fruto de la limpieza étnica de Milosevic.

Ambas entidades permanecen unidas bajo un débil gobierno central que a pesar de las reformas, aún delega gran cantidad de poderes y atribuciones, y la República Serbobosnia plantea ocasionalmente la posibilidad de celebrar un referéndum de independencia. Intentonas bajo las que muchos críticos visualizan el anhelo histórico de anexión a Serbia.

Veinte años después, la división bosnia es objeto de discusión política en el país y aunque alejada de los focos de la opinión pública internacional, sigue presente en el día a día de los bosnios, como obstáculo para la unificación nacional para unos y como garantía del reflejo de la composición étnica del estado en los órganos de poder para otros.

Una situación que mantiene la sensación de provisionalidad y que constituye un ejercicio de funambulismo político, con un conflicto dormido pero aún lejos de estar cerrado.

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