La FIVA se despide consolidando la apuesta por la vivienda de obra nueva en construcción

El manejo de canales de información que tenemos en nuestras manos, a golpe de 'SmartPhone' es tal que con solo un toque podemos resolver algunas de las dudas que se nos presentan. Algunas nada más; no todas, porque el saber puede ocupar la palma de la mano, pero la profundidad del conocimiento la da quien sabe más sobre la temática en cuestión. Así lo comprobaron los asistentes a la Feria Inmobiliaria de Primavera de Valladolid, clausurada este domingo. Por más que tuvieran una idea al respecto de aquello que estaban buscando o de lo que habían encontrado, es en el trato cercano y en primera persona ofrecido por las promotoras donde encontraron la resolución real y absoluta a las dudas con las que pudieran haberse sentado en los expositores.

Dicho sea de paso, los rasgos generales del cliente fueron los de uno informado y con las ideas bastante claras, fundamentalmente, respecto a lo tangible del proyecto vital que querían acometer en forma de compra. Esta FIVA, así, ha venido a consolidar la apuesta por la vivienda de obra nueva en construcción, a poder ser, ya iniciada, o cuando menos, próxima a iniciar, como sucedía en la práctica totalidad de las promociones presentadas. «La feria nos ha demostrado que el cliente sabe dónde quiere vivir y que quiere un proyecto que esté consolidado: que estén las obras ya iniciadas o estén próximas a comenzar, que los hitos de la construcción estén claramente marcados...», analizaba sobre el cierre Sergio Ruiz de Gauna, gerente de Ker 2000, que señalaba zonas de la ciudad como El Peral, Arco Ladrillo o la Ciudad de la Comunicación como algunas de las predilectas por los visitantes.

En su opinión, esta claridad de ideas, que procede «de que ya han realizado una primera labor de búsqueda», ha provocado que en esta feria mucha información ofrecida fuera «para resolver preguntas muy concretas» y que la conversación fuera, por regla general, «más directa y, también, más efectiva y productiva», más próxima al cierre de operaciones que en otros momentos en los que esta cita quizás pudo recibir un mayor público curioso y menos decidido que en esta edición. De una forma semejante vivió el fin de semana Cristóbal Autrán, representante de Profal, que coincidía con Ruiz de Gauna en que «la gente afronta este proceso con mucha preparación; se conocía todas las promociones» que podían ser ya públicas, lo que permite una resolución de dudas más simple, sobre el papel, que esas otras ocasiones en las que el cliente potencial llega de nuevas.

A Autrán que hubiera público de este tipo no le incomodaba; al contrario. «El cliente que viene preparado es de calidad, pero el que no, también, porque se deja impregnar. Puede no estar preparado, pero la preparación se le da con la atención personalizada. A mí me da igual emplear 30 o 40 minutos si el interés existe, y el interés lo hay; lo hemos visto», agrega Autrán, que presentaba en esta FIVA la segunda fase de Terrazas de la Victoria y encontró «una muy buena aceptación», con varias visitas convertidas en venta estos días.

En ese sentido, esta feria primaveral contó con un continuo goteo de gente que no provocó aglomeraciones, pero sí favoreció una atención más detallada que si se hubieran generado colas. Esto le ha otorgado a la FIVA el valor añadido de lograr un mayor ratio de conversión en ventas, puesto que «el visitante venía con altas posibilidades de ir a comprar», zanjaba Autrán. Así lo considera también Cristina Sáez, comercial de Vía Célere: «De la FIVA siempre salen clientes; en ocasiones, pueden serlo en la misma feria, como ha sido nuestro caso con tres ventas, o unos días más tarde, cuando han madurado la decisión sabiendo cuál es su mejor opción».

Y es que, a pesar de las vicisitudes que pueden estar rodeando al mercado, el mercado no ha parado de moverse; la demanda, igual que la oferta, sigue existiendo. «La gente sabe lo que quiere y así nos lo ha demostrado; venía muy enfocada en cuanto a la zona, al importe y al número de dormitorios», insiste Sáez, para quien la presencia en la FIVA sirve «para convencer al dudoso de que tu producto es el que más se ajusta a sus necesidades» y al público, en abstracto, «para obtener una visión general de lo que hay en Valladolid», a través de las mejores promotoras, que volvieron a compartir una feria que ya es historia.