Juan José Lucas: «Dejé el alma en la campaña electoral de 1991»
Saber comer, que te aguante la familia y no dimitir nunca son las claves de un buen político según el que fuera presidente de la Junta entre 1991 y 2001, «aunque yo la última no la cumplí porque he dimitido varias veces». De la mano de sus recuerdos rememoramos los terceros comicios autonómicos de Castilla y León
Liliana Martínez Colodrón
Viernes, 17 de abril 2015, 20:25
«Fue una campaña muy dura, muy dura», recuerda Juan José Lucas desde su despacho en el Senado, donde ocupa actualmente la Vicepresidencia primera. Junto a dos pequeñas banderas, una de España y otra de Castilla y León, el que fuera presidente de la Junta de 1991 a 2001 recuerda los terceros comicios autonómicos que vivió Castilla y León tras el franquismo. «Las mejores elecciones de la historia de la comunidad son las del año 1995, donde se obtuvo el mayor porcentaje de votos que nunca logró un partido en la comunidad. Sin embargo, 1991 fue un año en el que cambió todo», explica.
Con más de 600.000 votos, el Partido Popular obtuvo la hegemonía en todas las provincias de la comunidad y 43 escaños, ocho más que el PSOE. «Yo había hecho un análisis previo en el que adjudicaba a mi partido entre 43 y 45 escaños. Acerté plenamente», comenta con una sonrisa. «Por primera vez el Partido Popular accedía al gobierno de la comunidad con una mayoría absoluta, con unas garantías que no habíamos tenido en el gobierno de José María Aznar», explica.
Aunque Juan José Lucas había ocupado el cargo de vicepresidente de la Junta de Castilla y León, «no era suficientemente conocido. Por eso fue una campaña en la que dejé el alma. Recorrí miles y miles de kilómetros tratando de darme a conocer en una comunidad que es más extensa que Portugal y que pretendía recorrer palmo a palmo, no solo las capitales de provincia sino los pueblos pequeños y medianos». El Partido Popular inició su campaña autonómica en Benavente el 10 de mayo, «lo recuerdo bien porque era mi cumpleaños. La verdad es que fue una campaña electoral llena de pasión, porque la política es por encima de todo cariño y pasión».
Y con esa pasión recuerda que, durante esa campaña, durmió muy mal. «Nos acostábamos muy tarde y yo me acordaba de alguien que me había dicho que un político tiene que tener tres virtudes: una, saber comer, comer de todo y comer prudentemente; otra, que te aguante la familia, porque ves crecer a tus hijos por teléfono; y, la última, no dimitir nunca. Esta no la he cumplido porque he dimitido varias veces».
«En aquel momento tratamos de romper esquemas recuerda-, intentamos hacer la política cuerpo a cuerpo, tratamos de identificar los problemas de la gente. El político no puede tratar de arreglar todos los problemas de la gente, porque eso es imposible, pero lo que el ciudadano tiene que percibir es que se identifica con su problema y trata de solucionarlo».
«Quijano y yo hemos llegado a ser grandes amigos»
De sus adversarios políticos en aquel momento, solo tiene buenas palabras y elogios. De Jesús Quijano, que se presentaba a la Presidencia del Gobierno regional por el PSOE, comenta que es un hombre pausado, muy preparado intelectualmente y con unas fuertes convicciones socialistas. Y, con el paso del tiempo, «se ha convertido en uno de mis mejores amigos. Estamos en contacto permanentemente, nos visitamos y comemos con frecuencia. Si yo tuviera que jerarquizar aspectos positivos de la política, diría que conocer a personas como Quijano es uno de los aspectos positivos».
De Antonio Herreros, el candidato en aquel momento de Izquierda Unida, destaca su carácter utópico «como era su partido. Se trata de un hombre difícil pero terriblemente respetuoso en las formas. Le tengo un gran cariño».
Sobre el CDS apunta que contaban con una representación mínima. A pesar de sus cinco únicos escaños, «les propuse ocupar la Presidencia de las Cortes. Aznar me comentó que sería bueno que, teniendo mayoría absoluta, les ofreciera ese cargo por su amplia presencia en Ávila, León y Salamanca. Al final, tuvimos problemas con nuestra organización en la provincia abulense y no fue posible. Estuvo a punto de ser presidente de las Cortes Daniel de Fernando, pero no fraguó y, al final, Manuel Estella ocupó ese cargo de forma muy brillante».
Tras ganar los comicios autonómicos de 1991, Juan José Lucas ocupó la Presidencia de la Junta hasta 2001, año en el que José María Aznar le nombró ministro de la Presidencia. En febrero de 2002 cambió está cartera por el cargo de presidente del Senado, un puesto que ocupó hasta abril de 2004, para pasar a desempeñar las funciones de vicepresidente segundo y vicepresidente primero, sin perder de vista los asuntos de la tierra soriana en la que nació y de la comunidad que presidió.
Sonríe cuando se le pregunta por cómo han cambiado las campañas electorales desde aquella de 1991 en la que recorrió «palmo a palmo» Castilla y León: «Hoy en día, con Internet y las redes sociales, está claro que las campañas electorales no pueden ser las mismas que las que se hacían en los primeros años de la Democracia. Pero yo defiendo el barro del político, porque creo en la política con ojos y cara para hablar con los ciudadanos».
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