Toma la Palabra apuesta por la economía verde en el cole: menús escolares con producto local
La formación política anuncia que ahondará en la estrategia alimentaria que contempla más apoyo a los productores de cercanía
Habrá estos días trigueros en las mesas de los candidatos de Valladolid Toma la Palabra, que este domingo por la mañana llenaron el capazo con hortalizas de la tierra en el mercado ecológico de la plaza de España. Sendos manojos de espárragos de Tudela de Duero se llevaron Manuel Saravia y Alberto Bustos. «A la plancha están buenísimos», remarca Bustos. Unas cebolletas compró María Sánchez en el puesto de Siro Ortega, tudelano que en su finca El Canalillo cultiva ajos tiernos, guisantes y espinacas. Todo verde, como la mochila que lleva Sánchez, como el logotipo de un partido que esta mañana, entre huevos ecológicos, quesos variados y productos de cercanía presentaron sus propuestas de kilómetro cero, alimentación saludable, abono natural para el empleo y economía sin pesticidas.
«Hay que evitar la excesiva dependencia con el sector de la automoción», se arranca Manuel Saravia antes de meter primera: «Por eso tenemos que indagar en alternativas que permitan que Valladolid no esté condicionada por los vaivenes macroeconómicos y la situación de determinados sectores». Por eso, propone medidas que fomenten la rehabilitación de viviendas para impulsar la construcción. Por eso apunta a acciones que protejan el pequeño comercio, que dinamicen el consumo. Y por eso destaca la relevancia que, a su juicio, ha de tomar la economía vinculada con la agroalimentación, con todas «aquellas empresas y pequeños productores que hay en la capital y su entorno».
La gran escala del sector estará plasmada en el parque agroalimentario, un polígono de productores y proveedores de este tipo de empresas. El problema es que la digestión del proyecto está siendo pesada. Cuesta masticarlo. «Va más despacio de lo esperado», reconoce Saravia, ya que «los estudios previos no funcionaron bien». De hecho, el Ayuntamiento mantuvo un contencioso con la empresa encargada del estudio previo, por considerar que era incompleto y se entregó fuera de plazo.
El principal escollo es que la mayor parte de las pequeñas empresas consultadas en su día entienden que es necesaria la instalación de una gran firma que sirva como cabeza tractora. La previsión es que este sector, con empresas de la agroalimentación, industria y logística ocupe un espacio de 239 hectáreas.
Sin embargo, el proyecto sigue adelante. La intención es favorecer la atracción e instalación de estos negocios en el entorno de los nuevos talleres de Renfe, un «emplazamiento muy atractivo desde el punto de vista logístico».
Pero, junto a esto, desde Toma la Palabra proponen acciones a pie de calle, a menor escala, para potenciar la economía de cercanía. «No tiene mucho sentido comprar productos que vienen de muy lejos, cuando los podemos encontrar en el entorno con facilidad», asegura María Sánchez. Se ahorra así en portes, energía, costes ecológicos… y, aseguran, se favorece la producción local.
En esta línea se asienta la estrategia alimentaria de Valladolid, un documento en el que se ha trabajado durante lo últimos años y en el que Toma la Palabra quiere profundizar para el próximo mandato. Y propone varios platos para el menú.
Como aperitivo, la protección de suelo urbano para este tipo de actividades. «Frente a la economía del ladrillo, hay que reservar parcelas para actividades agrícolas». Aseguran que el mercado inmobiliario de la capital da para lo que da, que no es necesario construir más allá de las rondas y que hay parcelas que pueden buscar nuevos usos. «Esto ya ocurre en otras localidades de nuestro entorno, como Tudela. El objetivo es colaborar también con el alfoz».
Como entrante sugieren el apoyo al emprendimiento ecológico y de cercanía, con la extensión a los barrios de este mercado ecológico que una vez al mes se celebra en la plaza de España.
Como primer plato sirven un el banco de tierras. «Es una experiencia que se lleva a cabo en ciudades como Valencia o Vitoria y que permite poner a disposición de los productores parcelas sin uso para que puedan plantar y cultivar productos. El Ayuntamiento puede servir de intermediario y, además, hay parcelas municipales en terrenos como Navabuena que se pueden ceder para que sean trabajadas».
Como segundo plato proponen la introducción de cláusulas especiales en los contratos que puntúen mejor a aquellas empresas que ofrezcan menús saludables y elaborados con productos de Valladolid en los comedores escolares o en los servicios a personas mayores.
El postre apunta al fomento de la distribución de este tipo de productos, con sellos distintivos en los comercios que apuesten por género local.
Y para rematar la comida, el cafetito o la infusión de después, apuntan a la necesidad de asumir medidas que reduzcan el desperdicio alimentario y el mal uso de los excedentes. «Es algo que estamos estudiando, para que no haya comida que termine en la basura», concluye María Sánchez, antes de guardar las cebolletas y trigueros para continuar su recorrido por un mercado electoral ni mucho menos tan ecológico como el de la plaza de España.