Everest anuncia una cuarta regulación de empleo para su plantilla de León hasta el 31 de marzo

Everest no encuentra solución a la crisis que arrastra. El adelgazamiento de la plantilla, la rebaja salarial y la búsqueda de mercados que se han sucedido no han sido suficientes para dotar de viabilidad a una de las empresas más emblemáticas de la provincia leonesa abocada de nuevo al conflicto.

Un año después de que se hiciera efectivo el despido del 30% de la plantilla, la dirección de la editorial ha puesto sobre la mesa el que sería el cuarto expediente de regulación de empleo (ERE) en apenas dos años, un expediente de suspensión temporal hasta el 31 de marzo que afectaría a la mayoría de sus 320 trabajadores.

Un varapalo para el conjunto de la plantilla a la que la empresa adeuda la nómina de diciembre y dos pagas y media extraordinarias y que, según ha señalado el presidente del comité de empresa, Enrique Reguero, temen que el fraccionamiento del pago de los salarios se esté convirtiendo en una costumbre.

«Nos sentimos engañados»

Una situación que la plantilla arrastra desde marzo pasado, pero que ha mantenido en silencio para no entorpecer la concesión de un crédito del Banco Europeo que supuestamente negociaban entre la empresa y la Junta de Castilla y León. Préstamo que no acaba de hacerse realidad a pesar de que, dijo Reguero, el compromiso del consejero de Economía, Tomás Villanueva, era que días después de la publicación de la documentación se daría luz verde a la concesión del crédito.

«Nos sentimos engañados. El grupo Everest no da solo de comer a las 320 familias que lo componen, algunos de nuestro proveedores tienen en la editorial al más importante de sus clientes y además entre el 70% y el 80% de nuestros proveedores desarrollan su actividad empresarial en alguna de las provincias de la comunidad», indicó Reguero.

Un engaño para los trabajadores que aún conscientes de que en la Junta no está la solución a su problema, ven cómo participó en la de otras empresas como Camprofrio en Burgos, Puertas Normas en Ávila o Renault en Valladoloid.

Por ello, exigen al presidente Herrera que se implique para hacer valer el sentimiento de comunidad y evitar el desmantelamiento de Everest. «No entendemos cómo colegios de esta provincia o de Castilla y León no tengan libros Everest. Todos somos ciudadanos de esta comunidad y merecemos el mismo trato y reconocimiento», concluyó y anunció el inicio de un calendario de movilizaciones que arranca hoy miércoles con una concentración.

Everest no encuentra solución a la crisis que arrastra. El adelgazamiento de la plantilla, la rebaja salarial y la búsqueda de mercados que se han sucedido no han sido suficientes para dotar de viabilidad a una de las empresas más emblemáticas de la provincia leonesa abocada de nuevo al conflicto.

Un año después de que se hiciera efectivo el despido del 30% de la plantilla, la dirección de la editorial ha puesto sobre la mesa el que sería el cuarto expediente de regulación de empleo (ERE) en apenas dos años, un expediente de suspensión temporal hasta el 31 de marzo que afectaría a la mayoría de sus 320 trabajadores.

Un varapalo para el conjunto de la plantilla a la que la empresa adeuda la nómina de diciembre y dos pagas y media extraordinarias y que, según ha señalado el presidente del comité de empresa, Enrique Reguero, temen que el fraccionamiento del pago de los salarios se esté convirtiendo en una costumbre.

«Nos sentimos engañados»

Una situación que la plantilla arrastra desde marzo pasado, pero que ha mantenido en silencio para no entorpecer la concesión de un crédito del Banco Europeo que supuestamente negociaban entre la empresa y la Junta de Castilla y León. Préstamo que no acaba de hacerse realidad a pesar de que, dijo Reguero, el compromiso del consejero de Economía, Tomás Villanueva, era que días después de la publicación de la documentación se daría luz verde a la concesión del crédito.

«Nos sentimos engañados. El grupo Everest no da solo de comer a las 320 familias que lo componen, algunos de nuestro proveedores tienen en la editorial al más importante de sus clientes y además entre el 70% y el 80% de nuestros proveedores desarrollan su actividad empresarial en alguna de las provincias de la comunidad», indicó Reguero.

Un engaño para los trabajadores que aún conscientes de que en la Junta no está la solución a su problema, ven cómo participó en la de otras empresas como Camprofrio en Burgos, Puertas Normas en Ávila o Renault en Valladoloid.

Por ello, exigen al presidente Herrera que se implique para hacer valer el sentimiento de comunidad y evitar el desmantelamiento de Everest. «No entendemos cómo colegios de esta provincia o de Castilla y León no tengan libros Everest. Todos somos ciudadanos de esta Comunidad y merecemos el mismo trato y reconocimiento», concluyó y anunció el inicio de un calendario de movilizaciones que arranca hoy miércoles con una concentración.