
Ángel Gómez General Manager de Smurfit Westrock en Burgos
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Ángel Gómez General Manager de Smurfit Westrock en Burgos
«Cada año enfrentamos subidas de costes que debemos mitigar a través de la innovación»En julio de 2024 la multinacional irlandesa Smurfit Kappa y la estadounidense WestRock se fusionaron bajo el nombre de Smurfit Westrock para liderar el mercado de los embalajes. En el polígono de Villalonquéjar en Burgos, las instalaciones de esta compañía apuestan por la innovación como asegura el general manager de la planta burgalesa, Ángel Gómez .
– ¿Cómo llega una empresa fundada en 1934 para fabricar cajas de cartón y embalajes para el mercado irlandés hasta Burgos?
–Cartonajes Burgaleses se fundó en 1967, y en 1971 fue adquirida por una corporación americana. En 1986 pasó a formar parte de Smurfit, que en 2005 se fusionó con Kappa, dando lugar a Smurfit Kappa. En julio de 2024, tras la fusión entre Smurfit Kappa y Westrock, la compañía adopta su nueva denominación: Smurfit Westrock. Me gustaría destacar un hito importante para las instalaciones de Burgos que tuvo lugar en 2007, con la inauguración de la primera fase de una segunda fábrica, más moderna y con mayor capacidad productiva. Ambas instalaciones estuvieron operativas hasta mayo de 2020, cuando se cerró definitivamente la planta más antigua.
–Un cambio en plena pandemia…
–La construcción empezó a finales de 2019, nos pilló la pandemia, pero estrenamos las nuevas instalaciones mucho más grandes el 1 de mayo de 2020.
–¿Qué suponen para la economía de la provincia?
–En primer lugar, ampliamos nuestro personal laboral que actualmente supera las 180 personas. Además, creamos riqueza. Desde 2010 prácticamente se han duplicado las ventas y eso repercute en nuestros proveedores, que son burgaleses, y también en nuestros clientes que también lo son. Con nuestros embalajes les ayudamos a vender más. Es una rueda y lo que queremos es que Burgos siga destacando como provincia industrial en Castilla y León y en España.
–¿Qué sectores demandan sus productos?
–Toda aquella empresa que tenga que mover productos de un lado a otro. Abarcamos desde multinacionales hasta negocios particulares, todo el ámbito industrial y de comercio. Entorno al 55% de nuestras ventas están en Castilla y León, pero también tenemos presencia en la zona norte y vendemos al País Vasco, Navarra, Cantabria y Aragón. Por otro lado, el 87 % de nuestras ventas se destinan al mercado de la alimentación, abarcando todo tipo de comidas y bebidas. El resto es industria química, del automóvil y papelera. Es un reflejo de la industria burgalesa en la que la alimentación es muy importante.
–Cartonaje frente a plásticos. ¿Qué futuro tiene este sector?
–Vemos un futuro muy interesante porque en la Unión Europea se habla de sostenibilidad, usabilidad y reciclabilidad y nosotros lo tenemos todo. Nuestro embalaje puede ser reutilizable, es reciclable y sostenible. Nuestra materia prima, el papel, se extrae de árboles cultivados bajo la reglamentación comunitaria. Son cultivos controlados y en más del 90% de los casos sabemos el origen de nuestros árboles. No solo es papel fabricado con fibra virgen sino también papel reciclado. Todo lo que se recoge en los contenedores de cartón es procesado y vuelve al circuito. Nuestros clientes ven que los embalajes de cartón venden, y eso es clave. Por eso, apostamos por embalajes innovadores que impulsen aún más sus ventas. Además, con el auge del comercio online, prácticamente todo se envía en cartón ondulado.
–El auge de las ventas online impulsa la producción de embalajes de cartón…
–Se está produciendo una revolución en este mercado en cuanto al aprovechamiento del espacio en el embalaje. Actualmente, se busca un embalaje que se ajuste exactamente a las características del producto que va a enviarse por e-commerce. De esta forma, se evita el desperdicio de cartón y, además, se reducen los costes.
–En el Plan Estratégico de la compañía ¿Qué objetivos e inversiones se contemplan para Burgos?
–Terminamos la ampliación de las instalaciones en el año 2020 pero las inversiones han continuado, en 2022 nos llegó una máquina de conversión nueva, también en 2023 y para finales de este año esperamos otra. Estas máquinas cuestan entorno a los cuatro millones de euros cada una. El Plan Estratégico de la compañía en Burgos es seguir creciendo y ser capaces de corresponder a nuestros clientes no solo con innovación tecnológica en las máquinas sino con capacidad productiva para asegurar el suministro de sus productos. Dentro de nuestros objetivos está incrementar cuota de mercado y también las ventas en unidades y metros cuadrados.
–¿Cómo se innova en este sector?
–Nuestras papeleras innovan fabricando papel con menores costes, pero más resistentes. Nosotros innovamos conjuntamente con el cliente reduciendo costes en sus embalajes, mejorando el marketing para hacerlo más atractivos, optimizamos su cadena de suministro y rebajamos la huella medio ambiental, que es una de las demandas de los clientes multinacionales. La innovación forma parte del ADN de Smurfit Westrock. Contamos con departamentos de I+D en diseño en todas nuestras plantas, además de herramientas específicas y exclusivas para el cartón ondulado, desarrolladas internamente por la compañía. Nuestra innovación se centra en el ahorro de costes y el marketing para que nuestros clientes vendan sus productos a los suyos con más facilidad y distinguiéndose de su competencia.
–En este sentido, ¿qué productos destacarían fruto de la apuesta por la innovación?
–Fuimos pioneros en Europa en imprimir cajas de cartón ondulado a través de impresoras digitales y en España fuimos los primeros en tener máquinas de impresión digital. Nos apoyamos en la tecnología y en el uso de Big Data: contamos con miles de referencias en nuestra base de datos a las que nuestros departamentos de diseño pueden acceder. Esto nos da una gran versatilidad para ofrecer propuestas innovadoras y personalizadas a nuestros clientes. Además, el año pasado conmemoramos el 30º aniversario de la certificación ISO 9001 de calidad, fuimos la primera empresa de embalaje de cartón de España en conseguir esta certificación de calidad con AENOR en 1994.
–¿Qué soluciones implementan para reducir el impacto ambiental?
–En Burgos, fuimos planta piloto en 2023 del proyecto de Residuo Cero. Desde entonces, hemos puesto en marcha iniciativas como el reciclaje de la ropa de trabajo y los trapos utilizados en planta. En el caso de maderas y plásticos, colaboramos con empresas especializadas en su reciclaje. En 2024 se invirtieron 300.000 euros en una depuradora biológica que completa la química que ya teníamos para reutilizar el 100% del agua utilizada en nuestros procesos productivos. Es muy importante porque no solo supone un ahorro del consumo de agua.
–¿Cuáles son los principales desafíos económicos ?
–Desde el punto de vista europeo, son muy importantes las regulaciones comunitarias en cuanto a reusabilidad y reciclabilidad. A nosotros estas medidas nos favorecen porque nuestro material se ajusta a esta demanda. Uno de nuestros principales desafíos es el control de costes. Cada año enfrentamos subidas de costes que debemos mitigar a través de la innovación. Aunque el papel representa la mayor parte de nuestros costes, con nuestros clientes trabajamos en programas de ahorro que analizan cómo optimizar el uso de estos recursos de forma eficiente.
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