Protesta en Ponferrada en julio del año pasado contra el fin de las ayudas a la minería.

La quema de carbón pierde peso en el conjunto del sistema regional de generación

El combustible procedente de las minas pasa de ser el más utilizado ocupar el tercer puesto con el 20% de la producción

Julio G. Calzada

Domingo, 20 de julio 2014, 13:30

El carbón, el mineral que hizo posible la primera revolución industrial y que hasta la primera década de este siglo era la opción preferida para generar energía eléctrica en Castilla y León ha pasado a ocupar el tercer puesto entre los métodos de producción eléctrica en la comunidad. La tendencia del uso de este producto decrece. Así lo muestra el informe anual elaborado por Red Eléctrica Española sobre el sistema eléctrico español y su análisis por comunidades autónomas.

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El carbón fue el combustible que en el año 2007 generó casi el 50% de la producción eléctrica de aquel año en Castilla y León, en concreto 15.362 gigavatios de un total de 33.318 que salieron de los generadores instalados en Castilla y León en esa anualidad. Un año más tarde, en 2008, la producción bajó a 12.879 gigavatios y la caída fue mayor un año más tarde, en 2009 se produjeron en las centrales térmicas de Castilla y León 4.854 gigavatios hora. Las cosas fueron aún más complicadas en el año 2010, cuando la crisis provocada en el sector dejó la producción anual procedente de Castilla y León en 301 gigavatios, solamente el 1% de la producción total de la comunidad de ese año. Fueron los momentos más duros, con las cuencas mineras de la comunidad levantadas en lucha contra los cambios en la regulación del sector impuestos por Europa que exigen el fin de las ayudas y el cierre de las explotaciones mineras que no puedan continuar sin subvención a partir del año 2018.

Los paros y las huelgas en la minería se extendieron durante meses y la conflictividad social en comarcas como El Bierzo y Laciana en León o en el norte de la provincia de Palencia se prolongaron durante mucho tiempo. Esta vez, los mineros y los empresarios de la minería contaron con el apoyo social del entorno y de de sectores como la propia Junta de Castilla y León que defendió ante el Ministerio la continuidad de las ayudas convencida de que aún hay explotaciones viables cuando finalicen las ayudas públicas.

El año 2011 supuso un regreso a la normalidad, pero las cosas habían cambiado. La energía procedente de fuentes renovables había aumentado su producción en más de 5.000 gigavatios hora en este tiepo y suponía en ese año un tercio del total, a pesar de que el carbón regresaba a la liza y alcanzaba un total de 9.741 gigavatios en un total en la comunidad de 34.857. En 2012 aún creció algo más, hasta los 11.195 gigavatios que mantenía al carbón en la fuente de un tercio de los vatios producido en Castilla y León. Fue ese además un año de escasas lluvias que hizo que se resintiera la producción de las centrales hidráulicas.

El panorama era diferente el año pasado. Con una producción hidráulica de 7.955 gigavatios hora en un año de lluvias que llenaron los embalses, el papel del carbón pasó al de tercera fuerza productora por detrás de la generada por las energías renovables y la procedente de la fuerza del agua que mueve las turbinas en los embalses castellanos y leoneses. El carbón generó el año pasado 6.216 gigavatios hora en la comunidad, el 20% del total en un año donde por primera vez la energía de fuentes renovables supera a la de los sistemas tradicionales, entre los que ya no ha contado la energía nuclear.

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Frente a lo anterior, alo largo de 2013 se superaron en España los valores máximos de producción eólica alcanzados en años anteriores. El 25 de diciembre a las 2.56 horas la eólica cubrió el 68,5% de la demanda y el 6 de febrero a las 15.49 horas la producción eólica instantánea alcanzó los 17.056 MW (un 2,5% superior al anterior máximo de abril de 2012). Ese mismo día se superó el récord de energía horaria con 16.918 MWh. Además, en los meses de enero,febrero, marzo, noviembre y diciembre lageneración eólica fue la tecnología con mayor contribución a la producción de energía total del sistema.

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