El Salvador sucumbe en Burgos ante las ganas de revancha del Aparejadores

El Salvador no pudo cumplir el dicho de que no hay dos sin tres. Esta vez, en el inicio de la segunda fase de la competición liguera, el Recoletas Burgos-Caja Rural sí logró doblegar al Chami, en una cita marcada en rojo por las dos escuadras. Además de conseguir el título oficioso de perseguidor del VRAC Quesos Entrepinares, estaba en juego el factor cancha para los cruces decisivos de la temporada. Una cuestión nada menor, como puso de manifiesto la intensidad vivida en el duelo que se libró en San Amaro. Una batalla sin cuartel rebosante de tensión, lucha y suspense, que, además, contó con unos protagonistas inesperados. La lluvia y el viento dejados por la borrasca Jana condicionaron, en toda su extensión, uno de los enfrentamientos más interesantes que se pueden vivir en el rugby estatal.

Madrugó más el equipo burgalés con un tempranero lanzamiento entre palos de Guillo Mateu después de una indisciplina de la defensa de la escuadra vallisoletana dentro de la línea de veintidós. Un 3-0 que tardó en empatar más de media hora el cuadro dirigido por Álvaro Gorostiza, demostración de la falta de fluidez de sus jugadores, atrapados de forma constante en la tela de araña tejida por el Aparejadores. Lo logró Munilla como improvisado lanzador con pierna diestra en la antesala del desastre del equipo chamizo. Y es que la patada desde el centro del campo se convirtió en una pesadilla por la mala recepción de una plataforma que calculó erróneamente el vuelo y de una línea de tres cuartos que corrigió aún peor el desaguisado. Los velocistas de la formación aurinegra sacaron compás y cartabón para permitir a Masuyama picar espuelas junto al banderín (10-3, min. 37). Fue el detalle que marcó un encuentro llamado a decidirse por decimales como se volvió a poner de manifiesto en la segunda mitad.

El regreso de los vestuarios deparó otros cuarenta minutos de juego bronco, muy trabado, con excesivo protagonismo de los delanteros en las fases de encuentro y conquista. De poco sirvieron los esfuerzos de la bisagra del cuadro pucelano para deshacer un ovillo en el que los discípulos de José García se sintieron más cómodos gracias al dinamismo de sus hombres más pesados. No dejó de intentarlo El Salvador, con más corazón que ideas, ante una presión asfixiante del rival que posibilitó la sentencia cerca del pitido final.

Con los delanteros del Recoletas acunando el cuero de un lado a otro del campo al ritmo que marcó Tani Bay, se generó una superioridad en el flanco izquierdo por la que entraron Guillo Mateu y Rascón, quien firmó un ensayo que confirmar que el equipo burgalés parece haber llegado a tiempo para disputar el título. Esa es, sin duda, la peor noticia, junto a la derrota, para El Salvador, obligado una vez más a reinventarse si desea aspirar a lo máximo.

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