Diego Merino: el incansable conseguidor de títulos
Ha logrado en ocho temporadas nada menos que veinte títulos para el VRAC Quesos Entrepinares
Si un técnico por encima de todos está ligado a los éxitos del VRAC Quesos Entrepinares es Diego Merino Rodríguez. Desde su llegada al banquillo ... del club hace ocho temporadas, se ha convertido en un incansable conseguidor de títulos. Nada menos que veinte, todo un hito en el rugby vallisoletano y nacional. Su sapiencia, rodeado siempre de un buen grupo de colaboradores y grandes planteles, ha llevado a la entidad quesera a sus cotas más altas. Siete Ligas, tres Copas, cinco Supercopas y cuatro Ibéricas componen un palmarés más que brillante. El técnico más laureado del VRAC que ha ido derribando barreras como la Copa Ibérica y ha instalado en lo más alto al club. A sus 38 años, este vallisoletano parece no tener límites.
Como jugador del primer equipo quesero, Merino debutó con 19 años. Actuaba como tercera línea. La verdad es que las lesiones no le dejaron jugar tanto como a él le hubiera gustado. Una grave lesión de rodilla, que sufrió en un encuentro frente al Bizaia Ordizia, le retiró a los 30 años. Tuvo que ser intervenido en sus dos cruzados y pasar por una dura y exigente rehabilitación.
Este diplomado en Magisterio en Educación Física tomó las riendas del primer equipo en el verano de 2013. Con él iba a comenzar la etapa más gloriosa del conjunto quesero. En el club sabían de su capacidad técnica y táctica. Pero era un novato, sin experiencia en la División de Honor como entrenador. Hubo ciertas dudas, pero Diego vivía el rugby con una intensidad altísima. Sabía qué quería conseguir al frente del equipo quesero. Con un concienzudo trabajo y con buenas plantillas, se ha convertido en el técnico más laureado en la historia del VRAC y posiblemente del rugby español. Siete títulos de liga en ocho temporadas lo dicen todo. Ha llevado al VRACQuesos Entrepinares a ser el equipo 'top' de este deporte a nivel nacional.
Llegó al banquillo para sustituir a una leyenda del rugby argentino, Lisandro Arbizu, que logró el título como entrenador-jugador en un año convulso y complicado tras la salida de Fernando de la Fuente 'Canas' del club. José Antonio Garrote, por entonces presidente la entidad, se dejó asesorar por la dirección deportiva. El recambio a Arbizu estaba en la casa. Era Diego Merino. Una apuesta de riesgo que iba a salir bien, pero que muy bien.
Merino se convierte así en el entrenador de un VRAC en pleno crecimiento y expansión, con ganas de ocupar el Olimpo del rugby nacional. De carácter retraído y tímido, el ya ex jugador da el salto al banquillo.
Han pasado ocho años desde entonces y el rugby le ha ascendido a sus altares. Miguel Velasco 'Miguelón' fue uno de sus valedores. El ahora segundo de Santiago Santos en el XV del León lo definía muy bien: «un estudioso enfermizo de este deporte». Y es que el vídeo es su compañero inseparable para conocer a los rivales y empaparse de lo que se innova en el rugby de otras latitudes.
Cinco Copas Ibéricas
También se ha ocupado de romper barreras, la última este domingo en Alcobendas. Es la primera vez, desde que se instauró el sistema de 'play-off', que un equipo se hace con el título lejos de su feudo. Sin duda, después de una temporada atípica como consecuencia del coronavirus y por las malas sensaciones que transmitió el equipo durante la segunda fase liguera, el técnico vallisoletano ha logrado mantener a la nave quesera en el rumbo adecuado. Una muestra más de la capacidad de Diego Merino, capaz de salir airoso cuando vienen curvas.
Otra barrera que rompió fue la de la Copa Ibérica, un trofeo que se había resistido a las huestes queseras hasta que llegó el actual técnico. El VRAC la ha obtenido nada menos que en cinco ocasiones, la penúltima a domicilio. Otro muro franqueado.
En total, en las ocho temporadas en las que llevado las riendas del banquillo, Merino ha conseguido siete ligas (2013-14, 14-2015, 2016-17, 2017-18, 2018-19, 2019-20 y 2020-21), a las que hay que sumar las cinco Ibéricas, tres Copas del Rey y cinco Supercopas. Casi nada.
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