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Pedro Delgado posa en Navacerrada con la bicicleta con la que ganó aquella Vuelta.
Ciclismo

Treinta años de la épica segoviana

Pedro Delgado recuerda entre amigos el histórico descenso de Navacerrada y el triunfo de etapa que le dieron la Vuelta a España de 1985, donde forjó gran parte de su leyenda

nacho barrio

Lunes, 11 de mayo 2015, 22:23

Treinta primaveras pasan ya de una etapa ciclista que forma parte del imaginario colectivo segoviano, de ese patrimonio inmaterial que construye la identidad de la patria chica, una tarde de transistor y tele, de las que hacen afición, en las que toda Segovia fue Pedro Delgado y Pedro Delgado llevó Segovia por bandera. Por este motivo, el exciclista juntó a varios de sus colegas del Orbea Gin MG para bajar de Navacerrada y recorrer, finalizando en la Portada de Mediodía de Torrecaballeros, aquella etapa que construyó la leyenda.

Entre amigos, con un calor de justicia y recordando momentos, Perico rememoraba que aquella etapa forma parte de esos capítulos «que se viven con tal intensidad que recuerdas muchos detalles, porque muchas veces no recuerdas qué hiciste ayer pero este es un día imborrable. Fue un impacto para todos».

Todos los segovianos y cualquier aficionado al ciclismo recuerdan aquella etapa. Y qué mejor manera de revivirlo en boca del propio exciclista: «Es una historia que vivo de forma sorprendente por la cantidad de circunstancias que se dieron en una sola jornada. Primero porque se llegaba a Segovia, donde yo tenía la ilusión por lograr la victoria de etapa porque tenía la general totalmente perdida».

Pero nada sería como Perico podía imaginar a priori. «Ataqué», explicó este lunes, «y empecé a sacar ventaja, aunque conmigo también se escapó Recio, que a la postre ganaría la etapa. En un día malísimo, con granizo y niebla, opté por arriesgarme, tratando de luchar bajando lo que perdí subiendo».

En este punto, la diferencia entre Perico y el líder de la general, Robert Millar, era de seis minutos, una renta insalvable, pero aquel día iba a ser especial. Realizó la bajada de Navacerrada «a tumba abierta», de forma que a las radios y televisiones les costó seguir la estela del segoviano, en una carretera que conocía a la perfección. Mientras esto ocurría, a Millar le iban felicitando por la magnífica Vuelta a España que iba a ganar, sin que el director de equipo le avisara de que Perico, rompiendo el reloj, le recortaba la ventaja que parecía suficiente. Cuando Robert Millar se enteró, tan solo quedaban quince kilómetros para la meta. Tarde. Demasiado tarde. Gracias a aquella épica etapa, Pedro Delgado se coronó ganador de la Vuelta Ciclista a España 1985.

Viéndolo desde la distancia, el segoviano asegura que repetir aquello en la actualidad «sería impensable». «El ciclismo moderno es muy previsible y me da rabia esa falta de inspiración, porque el director te bloquea o porque tú no te encuentras con el arrojo para hacerlo», argumentó. En esta línea, añadió que «todo lo que es imprevisible es lo que da pasión, lo que acaba atrayendo a que la gente se enganche al deporte, ya que siempre hay unos parámetros en los que el error es lo que da la diferencia».

Entre amigos, entre los que se encontraban Carlos Melero y Txomin Perurena, integrantes del equipo Kas, Delgado recordó, entre la resignación y la ironía, que «hay dos momentos que recuerda sobre mí todo el mundo». «Uno», contó, «es la etapa de Luz Ardiden donde ganó Cubino pero nadie se acuerda de quién ganó, solo del ataque que hice y la que recordamos hoy (por este lunes)».

Treinta años se cumplen ahora de la épica segoviana que entró en la historia del ciclismo nacional e internacional. Que sigan pasando las primaveras.

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