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Jorge Valdano, durante su participación en los Desayunos de la APDV. Mariano de Egea

Valdano: «Mbappé es el futbolista más maduro y más inteligente que he conocido»

El astro francés reconoce al argentino que «quien robó el modelo del buen fútbol a Brasil fue España»

Miércoles, 8 de octubre 2025, 13:54

Escucharle es lo más parecido a abrir un libro, escuchar un podcast dirán los modernos. Basta con abrir un tema de conversación que él, inmediatamente, ... la va salpicando de titulares, a cada cuál más interesante. Jorge Valdano (Las Parejas, Argentina, 1955) te atrapa con la palabra, y con ella te va acunando hasta lograr meterte en su propia piel. El que fuera jugador, entrenador, director deportivo y director general ha repasado esta mañana en los Desayunos de la APDV (Asociación de la Prensa Deportiva de Valladolid) su historia de amor con el fútbol, y durante una hora todos los presentes han vestido la camiseta del Alavés, han agarrado como propia la del Zaragoza, e incluso besado el escudo del Real Madrid. Hasta se han visto dando patadas a un balón por las calles de Rosario, allá donde Jorge empezó su romance con este deporte.

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«Rosario es la ciudad de referencia de mi pueblo, es la segunda ciudad del país y con 15 años ya me fui detrás del sueño. Era monocultivo de fútbol, no había una canasta de baloncesto, y el fútbol estaba ya representado por dos clubes que acaban de cumplir cien años. Y aquello era un ejercicio callejero con amigos que encontrábamos la felicidad y la libertad, aprendiendo sin saber que aprendíamos. Desde entonces ya sentí que ese era mi lugar y que valía para esto», ha iniciado Valdano el repaso a su trayectoria deportiva y vital. «Lo hablé con mi madre y ella solo me exigió que acabara mis estudios, así que durante la mañana entrenaba y por las tardes estudiaba hasta que a los 17 me tocó debutar en Primera», recuerda.

En una conversación de fútbol, Jorge Bernardo Griffa convenció a Zárraga de que Valdano era 'el jugador', y que su destino estaba en España. En Vitoria, en primer lugar. «Yo tenía intención de acabar en el Real Madrid, pero resulta que aquel impulso se demoró diez años sobre el horario previsto. Para mi era el lugar donde jugaba Alfredo Di Stéfano, no había una información diaria, ágil como es ahora, de lo que pasaba en el fútbol y nos llegaba a través de las revistas. Por eso para mi el fútbol sin la palabra es muy poca cosa», señala el argentino, que refresca un dato que muy poca gente conoce en Valladolid. «El primer partido profesional lo jugué en Valladolid. Lo perdimos, recuerdo que había dos defensas que parecían mis padres, yo pesaba diez kilos menos que ahora y jugaba con las medias bajas, lo que me provocó no pocas lesiones».

Y de Vitoria dio el salto a Zaragoza. «Nos quejamos de que ahora el fútbol es muy metodológico y entonces era muy poco metodológico. Pero llegó Leo Beenhakker, nos dio un balón a cada uno y el fútbol se transformó en otra cosa», explica el propio Valdano, que hubo de quedarse más tiempo del deseado en La Romareda contra su voluntad. «Tuve una relación un poco conflictiva, ya que estuve retenido dos años en Zaragoza porque antes los clubes podían retener al jugador subiéndole un porcentaje», señala antes de explayarte sobre su etapa en el Real Madrid.

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«Teníamos un solo masajista para dieciséis jugadores, cuando salías de la vieja Ciudad Deportiva te acompañaban treinta aficionados y diez periodistas,... era todo más amateur, pero también hay que decir que en aquel momento el Madrid se relacionaba igual de mal con la derrota. Una derrota era un conflicto, y eso me marcó mucho. Nadie me lo verbalizó, pero uno entraba en ese vestuario e inmediatamente entendías que si no ganabas se llamaba fracaso. Y eso te da un plus de competitividad muy grande», admite Valdano, en una época en la que se admitían dos extranjeros por equipo, él y otro, en su primer año Stielike y en el segundo Hugo Sánchez. «Allí estaban Juanito, Santillana, Butragueño y Hugo Sánchez, y tuve que convertirme en un delantero que trabajaba como mediocampista», apunta.

Gabriel Solares, atento a las palabras de Valdano.

Como buen argentino, Valdano también ha hablado en el repaso a su carrera de la pasión con la que vive el futbol su país, «es tremendo lo de Argentina, donde no sabemos hacer un país pero sabemos hacer futbolistas. Allí vas a un estadio y está lleno de catedráticos», y también de la figura de Maradona, que aún cinco años después de su muerte sigue siendo un dios. «Fue el segundo jugador espectáculo que existió, el primero fue Pelé aunque no se le veía. Su influencia era extraordinaria, y era coherente a esos días porque uno tenía tanta libertad como talento tenías. Él tenía un talento descomunal y hacía lo que le daba la gana en la cancha», relata, contrario a quien piensa que su triste final emborronó su trayectoria. «No estoy de acuerdo, en Argentina cada día es más leyenda. El fútbol conoce muchos héroes clásicos, pero Maradona es un héroe trágico y eso le hace más atractivo. Fue un milagro genético y luego le tocó la lotería social, nacer en Argentina, que es un país que ama a los grandes talentos».

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En este punto cabría una frase del mítico escritor Roberto Fontanarrosa, al que ha citado en su conversación, sobre la figura de Maradona: «Qué me importa lo que hizo con su vida, me importa lo que hizo con la mía».

Una hepatitis le apartó del fútbol como futbolista pero no de otras tribunas, caso de la de entrenador y comentarista. «Cuando se me declaró la hepatitis, Mendoza me hizo un año más de contrato para tratar la enfermedad con tranquilidad, y empecé a colaborar con los medios de comunicación. Fui el primer comentarista de Canal Plus y, mientras tanto, hacía los títulos de entrenador. Relacionarme con los medios me dio tranquilidad por saber que al otro lado del fútbol había vida», comenta. Y llegó la oportunidad de sentrse en un banquillo. «Quise probar y le debo aquel paso a un vallisoletano, Santiago Llorente, ¡gracias Santiago! -presente en la sala- que apostó por mi [como director deportivo del Tenerife] para darle la vuelta al club cuando estaba en una situación desesperada. Nos salvamos y me quedé dos años, el Tenerife llegó a la Uefa,... y fue una etapa muy feliz», sostiene, antes de afrontar un episodio que todavía hoy está bien presente entre los aficionados del Real Madrid y del FC Barcelona, las dos ligas pedidas en la isla por el equipo blanco.

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«El primer año nos habíamos salvado del descenso en el partido anterior, así que jugamos para alimentar el prestigio. Los madridistas no lo han olvidado. A mi no me hizo feliz, pero tampoco me sentí responsable. Salvé un 'math point' moral porque en Barcelona daban por descontado que me dejaría ganar por el Real Madrid... ¡y pasé de vendido a traidor! Menos mal que no había redes sociales», suspira al recordarlo, «luego en el segundo año nos jugábamos la Copa de la Uefa y entonces sí medio una gran alegría ganar».

Luego llegaría su etapa como entrenador, «los Ultra Sur me recibieron con pintadas en el Bernabéu donde se me acusaba de argentino, rojo y traidor», y como director general, «con Mourinho fue el ejemplo de que dos sensibilidades no pueden convivir. Florentino tuvo que elegir, el peso de Mourinho era más fuerte que el mio y me tuve que ir», asegura, reconociendo que desde entonces no ha escrito «una sola palabra de Mourinho» en sus artículos de opinión.

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Precisamente recién llegado de París, donde este martes grabó una conversación con Mbappé para un programa de Movistar +, Valdano ha aprovechado también para hablar de la actualidad. «Mbappé es el futbolista más maduro y más inteligente que he conocido, y me da rabia que el Madrid no le permita conceder más entrevistas. No es fácil aguantar ese nivel de presión como hace él en un fútbol en el que es más fácil terminar como Diego [Maradona] que terminar como Messi», sostiene antes de hacer una confidencia que tuvo con el propio Mbappé sobre la juventud que rodea a la actual selección española y sus posibilidades de ganar el próximo Mundial. «Él me decía que quien robó el modelo del buen fútbol a Brasil fue España», confiesa Jorge Valdano, al que los trayectos Madrid-Valladolid se han consolidado como cita obligada para ver a su hija Naiara y a su nieto.

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