El Laguna gana al colista y convierte la salvación en una opción real
Los tantos de Colino y Juan propician la segunda victoria consecutiva de los rojinegros que tienen la permanencia a tiro
Jaime Perrote. ADG.
Laguna de Duero
Sábado, 13 de abril 2024
Ganó el Laguna al colista, un triunfo que no se queda en una cuestión de fe. Se explica desde el terreno futbolístico, porque los tres puntos logrados no llegaron gracias a creer, sino a ser mejor en el terreno de juego, superando a una Ponferradina B con las ganas justas de seguir compitiendo en Tercera División. El partido era una final y el equipo vallisoletano la ganó.
El cuadro rojinegro salió como quien se jugaba la permanencia. Ni más ni menos. Es muy fácil, muy cómodo y muy erróneo pensar que por ser el colista quien visitaba su feudo tenía menos mérito vencer. Así que tardó dos minutos en demostrar que merece seguir en la pelea por la permanencia. Fueron los que tardó Iván en gozar de la primera ocasión, que se marchó alta. Seis días antes, esa acción le entró.
Laguna
Lisardo; Ismiga, Manja, Diego Alonso, Coly; Sergio (Cristian, min. 84), Valdés (Darío, min. 74), Ivi (Emi, min. 62); Colino, Juan (Eder, min. 74) e Iván (Isma Casado, min. 62).
2
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0
Ponferradina B
Palop; Sibille (Sergio López, min. 69), Lamine, Vlady, Asier Blanco; Aitor Brito, Olmedo, Álvaro (Nico, min. 46); Raúl Arias, Arturo (Asier Fuentes, min. 69) y Paulo Jorge.
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Árbitro: Del Bosque García (Ávila). Amonestó con cartulina amarilla al jugador local Ivi, así como a su técnico Carlos Álvarez, y a los visitantes Álvaro y Nico.
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Goles: 1-0 Colino (min. 33). 2-0 Juan (min. 48).
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Incidencias: La Laguna: 250 espectadores.
No le importó en absoluto porque siguió brillando al lado de Colino, con quién parece haber fabricado una conexión fantasiosa para el final de temporada. El tuya-mía que protagonizaron fue de lo mejor visto esta temporada en La Laguna. De primeras, avanzando, con toques sutiles, hasta que el balón le cayó al tercero de la ecuación, a Juan, que estrelló la pelota en un defensa. Tiempo tuvo después para dejar atrás su error.
No en el primer acto, en el que su disparo se fue lamiendo la cruceta, sino más adelante. La gloria antes del descanso estaba reservada al capitán. Recibió un pase a la espalda de Ivi, otro que merece capítulo aparte, y definió como matador del área para hacer justicia a un marcador que hasta ese momento ofrecía una realidad que para nada reflejaba lo visto.
La Laguna explotó con el gol de Colino, casi igual que cuando un minuto después Manja salió a no hacer prisioneros cortando con limpieza una jugada de peligro. Y ya habría reventado si el remate de cabeza del pequeño Iván, que le ganó la partida al gran Sibille, hubiese esquivado las manoplas de Palop. Lo peor del descanso era el resultado tan corto. Y abierto a que la Ponferradina B despertara.
Ni el intermedio cambió el guion. Porque el conjunto de Carlos Álvarez no se conformaba. En este tramo de la temporada ha pasado a ser un equipo seguro de sí mismo. Que sabe que atrás no concede tanto -cuatro porterías a cero en los últimos cinco partidos- y que arriba llega con calidad. Y le llegó el turno a Juan para desquitarse.
Cuando se desmelena, es un futbolista diferencial. Quiso recortar por dentro y disparar con potencia. No fue su mejor remate, pero mucho peor fue la respuesta de Palop. Era el 2-0, el gol de la tranquilidad, el tanto para retirar los fantasmas de la cabeza de Juan, dueño de la banda izquierda del conjunto rojinegro desde hace tiempo.
El paso de los minutos demostró que el partido estaba cerrado, el ánimo del cuadro berciano se desplomó y solo creó peligro en una falta directa que Lisardo blocó en dos tiempos. Si tenía alguna posibilidad de sacar algo era porque el Laguna no cerraba el resultado pese a la cantidad de caudal que generaba en ataque. Con el mejor Colino, con el mejor Sergio y también con los que salieron de refresco, entre ellos Emi. Dibujó una jugada de pizarra que le cayó a Isma Casado, que medio y después la pelota le llegó a Cristian, que también la medio pegó para que al final Palop la medio parara y dejara al Laguna con la miel en los labios. También pudo llegar el 3-0 en otra gran pared entre Emi y Colino.
Para entonces Carlos Álvarez, que arrastraba una cartulina amarilla por la que se quedó incrédulo hasta el entrenador rival, ya había agotado los cambios, transformados en ovaciones. La más sonada a Sergio, sin duda la revelación de la temporada, que volvió a sentar cátedra desde el centro del campo. Será fundamental para lo que queda, para lograr una permanencia que pasa de ser un milagro a ser una posibilidad a la que le quedan cinco obstáculos que, de jugar como ante el colista, serán menos difíciles de superar.