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Un joven egipcio juega al fútbol en la localidad de Nagrig portando una camiseta de Salah. Mohamed El-Shahed (Afp)
El faraón del Liverpool no olvida el delta del Nilo
Egipto

El faraón del Liverpool no olvida el delta del Nilo

El nuevo campo de fútbol de la escuela de Nagrig es la última de las muchas contribuciones de Mohamed Salah a la pequeña localidad en la que nació

COLPISA / AFP

NAGRIG (EGIPTO)

Lunes, 12 de febrero 2018, 17:28

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En Nagrig, una pequeña localidad egipcia del delta del Nilo, la única escuela cuenta con un nuevo terreno de juego con césped sintético que ha sido posible gracias a un patrocinador tras la intermediación de Mohamed Salah, originario de este lugar y una estrella en el Liverpool a sus 25 años.

En este rincón del país de las pirámides, rodeado de campos de cultivo, el nombre de Salah está por todas partes. Los niños no paran de referirse a su gran ídolo, tanto los que juegan con un viejo balón en un campo de tierra, entre una nube de polvo, como los que pasean por las calles, cerca de la casa en la que creció la superestrella, a 120 kilómetros al noroeste de El Cairo.

"Gracias a su carácter y a su humildad, Mohamed Salah se convirtió en futbolista profesional", afirma Mohamed Abdel Gawad, un niño de 12 años, mientras sus amigos aprueban de manera unánime lo que acaba de decir.

Muchos aquí tienen muy presentes las palabras pronunciadas por Salah cuando recibió el Balón de Oro del fútbol africano: "No dejéis nunca de soñar, no dejéis nunca de creer". Y con ese lema, todos sueñan con ser "como Mohamed Salah".

El nuevo terreno de juego con césped sintético de la escuela de Nagrig.
El nuevo terreno de juego con césped sintético de la escuela de Nagrig. Mohamed El-Shahed (Afp)

Voluntad de hierro

El centro para jóvenes de Nagrig lleva también el nombre del delantero de 25 años. Fue allí donde el futbolista, impulsado por su padre y sus tíos, dio sus primeros pasos en este deporte. "Entrené a Mohamed Salah cuando era todavía un niño y su talento estaba claro desde el principio", asegura Ghamri Abdelhamid Al Saadani, extécnico del centro que el jugador del Liverpool comenzó a frecuentar cuando tenía 8 años.

El joven prodigio pasó entonces de Nagrig a Bassioun y luego a Tanta, antes de su salto a la capital del país, donde pudo cumplir su sueño. El faraón de Inglaterra no sólo debe su éxito a sus cualidades "sino también a una voluntad de hierro, al esfuerzo y a la perseverancia", insiste Al Saadani. Cuando tenía 14 años, cuando se unió al Arab Contractors Sporting Club de El Cairo, "tenía que pasar unas diez horas diarias en los transportes para poder estar en el entrenamiento", recuerda Maher Shateya, alcalde de Nagrig.

De El Cairo dio el salto a Europa, empezando por el Basilea suizo (2012-2014), el Chelsea (2014-2015), la Fiorentina (2015) y la Roma (2015-2017), antes de su regreso triunfal a la Premier League con la camiseta del Liverpool.

Profundas creencias religiosas

Salah está viviendo una temporada inolvidable, entre los dos goles contra Congo para clasificar a Egipto al Mundial de Rusia 2018, sus buenas actuaciones en Inglaterra y su título de mejor futbolista de África. Ese trofeo individual se lo dedicó "a todos los niños de África y de Egipto". Porque Salah no olvida de dónde viene.

El alcalde de Nagrig, Maher Shateya, insiste sobre todo en la "humildad" del crack y subraya que "hace mucho por la gente del pueblo". Además del campo de fútbol de la escuela, ha contribuido para la instalación de una unidad de cuidados intensivos en el hospital de Bassioun, la ciudad más cercana, y a la creación de una asociación caritativa en Nagrig, que destina una ayuda económica mensual a las personas más necesitadas. Un instituto religioso de su pueblo natal ha podido abrir las puertas también gracias a él. La religión tiene un lugar importante en la vida de Mohamed Salah, cuyos padres son funcionarios y que ha tenido una educación conservadora.

A los 20 años, Salah se casó con una joven del pueblo, Magi, que le sigue en su periplo por el fútbol europeo. La pareja puso como nombre a su única hija Makka (La Meca, en árabe), por el primer lugar santo del Islam.

La familia del futbolista evita la curiosidad de la prensa, "por respeto" a los deseos de Mohamed, detrás de una gran puerta de hierro negro con candado. Pero Salah tiene su pueblo muy presente. "En los tres últimos años, las vacaciones de Salah coincidieron con el mes del Ramadán y las pasó en el pueblo, con sus amigos", recuerda Al Saadani.

El próximo reto del Salah son los octavos de final de la Liga de Campeones que el Liverpool comienza este miércoles visitando al Oporto.

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