El Recoletas quiere dar otro pasito más
Debuta el domingo como local frente al Puerto Sagunto en un año en el que pretende superar los números del curso pasado
Una nueva temporada en la que el Recoletas Atlético Valladolid pretende a dar un pasito más, a seguir creciendo y consolidando un proyecto que aspira ... a ir de menos a más. Fundamental para ello, mantener el bloque de la temporada pasada. Solo han llegado dos refuerzos para dar mayor consistencia al plantel. Contar con los mismos jugadores al año siguiente supone tener bastante trabajo hecho, sobre todo en el apartado técnico-táctico. Lo mismo pasa con el staff técnico, la continuidad de David Pisonero y Óscar Ollero es el primer paso en la buena dirección. El equipo sabe a lo que juega, aunque este año se busca que los gladiadores azules lo hagan con una velocidad más en el 40x20.
El primer partido de la temporada dejó ver el estilo, buena defensa y portería para correr cuando haya oportunidad. Eso funcionó en Huesca, frente a un rival de buen nivel que se vio superado durante los sesenta minutos por el Recoletas.
En la primera temporada de la Asobal como liga profesional, vamos a ver qué supone esto en la realidad para una competición que ansiaba dejar de estar bajo el paraguas o el yugo, dependiendo de quien hable, de la Federación Española, el Atlético Valladolid sueña con superar la décima plaza en la que acabó la campaña 2022-23. Estar entre los ocho primeros y regresar a la fase final de una Copa del Rey que dejó muy buenas sensaciones el curso pasado, pues se alcanzaron por primera vez las semifinales del torneo del KO. Esos son los dos objetivos para el nuevo año.
El proyecto cuenta con jugadores que vienen de años anteriores: los macedonios Darko Dimitrievski y Dimitar Dimitrioski; los brasileños José de Toledo, Tarcisio Freitas y Pedro Martínez Ayres; el italiano Nicolo D'Antino o Robert Rosell. A ellos se suman gente de la casa o con varias temporadas bajo la disciplina vallisoletana como los hermanos Martínez Lobato, Manu García –en la fase final de su recuperación tras un año en blanco por sus problemas de rodilla–, los porteros César Pérez y Yeray Lamariano y Miguel Camino, además de los jóvenes talentos Alejandro Pisonero y Pablo Herrero, los cuales vienen nada menos que de proclamarse campeones del mundo juveniles con la selección española.
De las novedades, destaca el central luso Afonso Lima. Su calidad es inversamente proporcional a su tamaño. Es el hombre encargado de hacer olvidar a Borja Méndez, el central habitual en las dos últimas campañas. El portugués ya dejó muestras de su calidad en el debut del pasado domingo en Huesca. Un jugador de clase, con mucha capacidad táctica y rápido, de los que siempre gusta tener cerca a los pivotes.
Edu Calle también es un buen fichaje. Un lateral izquierdo vertical y potente para consolidar esa posición del juego junto a Dimitrievski, Herrero y Freitas, que también suele ocupar esa demarcación.
Como señaló David Pisonero el pasado verano, se trata de un par de pinceladas para dar el salto de calidad que busca la entidad.
Un 'Tourmalet'
Uno de los problemas con los que ha tenido que lidiar el Recoletas durante la última temporada, también durante la campaña anterior, han sido las lesiones. El curso pasado ser zurdo en la plantilla te convertía automáticamente en especie en peligro de extinción: Manu García tuvo el año en blanco, Miguel Martínez se perdió la primera vuelta, Nicolo D'Antino la segunda y Toledo también fue baja durante algunos encuentros. Muy mala suerte que no es achacable a la preparación, ya que es similar a la de temporadas anteriores y en las mismas no había habido la concentración de lesiones que se dio en el curso 2022-23.
El buen inicio, con triunfo en Huesca, viene a confirmar que el equipo parece encontrarse en el buen camino. Ahora viene Puerto Sagunto para el estreno en Huerta del Rey este próximo domingo. Luego llega un auténtico 'Tourmalet' con enfrentamientos con gallitos de la competición como el Bidasoa, Barcelona, Torrelavega, Cuenca o Logroño, donde sumar puntos será harto difícil.
A nivel institucional, el club reconoce contar con la estructura adecuada para asumir el salto que supone militar en una competición ya profesional. Se trata de un año de cambios tanto en lo deportivo como en lo organizativo, un año para progesar en todos los aspectos y asentar las bases de un proyecto que crece sobre sólidos cimientos, la única fórmula que evita que se hipoteque el futuro del primer equipo del balonmano vallisoletano. De momento, el club cuenta con más abonados que con los que finalizó el curso pasado. Algo se estará haciendo bien.
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