Juan Carlos Pastor posa delante de las letras de Valladoldi esta semana. Carlos Espeso

Juan Carlos Pastor, seleccionador de balonmano de Egipto

«Me fui para uno o dos años y ahora, una década después, Egipto me pide la medalla en los Juegos»

El técnico vallisoletano, que podría continuar al menos un año más en El Cairo, asegura que le gusta la Bundesliga y sueña con una 'final four'

Juan J. López

Valladolid

Sábado, 15 de junio 2024, 20:30

Cualquiera diría que hace doce horas Juan Carlos Pastor (Valladolid, 1968) y Nour –su enlace egipcio, «mi 'team manager'», matiza– le trasladaba por las calles de El Cairo para llegar a tiempo y coger un avión de regreso a España. Doce horas, el tiempo que estima para sentarse en el sofá de casa junto a la familia, o estar en la habitación del hotel en la bulliciosa capital egipcia. «He llegado a hacer el viaje de ida y vuelta en prácticamente un día por necesidades de compromisos publicitarios de la selección», explica en relación a una nueva vida que le ha convertido en el máximo exponente del combinado africano. Tanto, que a Pastor se le pide una medalla en los Juegos Olímpicos este verano...

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–Dinamarca, Francia, Suecia, Hungría, Croacia, España... Y leo que le piden la medalla en París. ¿No es un poco aventurado?

–Bueno, en Tokio se quedaron a las puertas, precisamente en la lucha por el bronce con España. Es una selección con jugadores muy importantes, y el nivel de exigencia es alto, por eso me atrae tanto.

–Pero entonces ya se consideró a Egipto como la sorpresa de la competición...

–En esta ocasión, si quitamos a Francia y Dinamarca, y, quizá, Suecia, creo que el resto estamos ahí... España, Croacia, Hungría, Egipto... Una vez que pasas la fase de grupos, a un partido único, pueden pasar muchas cosas, y tener el día o no tenerlo puede marcar diferencias. Creo muchísimo en el trabajo que estamos haciendo.

–Cómo es trabajar en un país como Egipto... Porque, a priori, y desde fuera, da la sensación de que por cultura, instalaciones, tradición deportiva... Puede estar muy alejado de la preparación de un equipo o selección europea.

–La apuesta es importante. A mi me atrajo el proyecto desde el principio. Vinieron a buscarme, a reunirse conmigo en un hotel en Barajas a presentarme su plan, lo consulté con mi familia, y no me arrepiento de nada. Tengo un equipo muy profesional, mezcla de trabajadores españoles y egipcios, y cuento con el respaldo total de la federación.

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–Sobre todo desde que ha ganado la Copa África...

–Los resultados son los que marcan el futuro de los entrenadores y eso va en el cargo, y es independiente del deporte que sea. Juegas con eso.

–Entonces si no logra la presea en París...

–Entonces nos sentaremos a hablar, pero en principio, la idea es prolongar un año más nuestro trabajo.

–Habla de proyecto. Con la clasificación para los Juegos, ¿cómo será el camino hacia estos?

–Tenemos el plan presentado a la Federación desde el pasado mes de marzo y va a ser muy exigente, los jugadores y el cuerpo técnico lo saben. La semana pasada he estado valorando sede de trabajo en Egipto. Nos hemos ido hasta Alejandría para ver unas instalaciones, pero al final nos quedaremos en El Cairo, porque el pabellón, la pista, el gimnasio y todo son mejores. Arrancaremos el 19 de junio, con cinco semanas y media de trabajo para llegar en las mejores condiciones a París, y jugaremos con Croacia y Eslovenia como preparación, que son países que nos quedan relativamente cerca. Y más tarde ya contra Suecia, y ya con Japón en el propio recinto de los Juegos en París, el 23 de julio.

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–Lo tiene atado desde marzo. Sorprende en un país que dicen que es tan lento a la hora de ejecutar todo.

–La única manera de mejorar es trabajar y esforzarse a diario. Yo tengo una virtud y un defecto que es la exigencia. Pero es la única manera que entiendo de llegar al éxito. Desde que he llegado he trabajado con más de 65 jugadores, entre locales y foráneos, y entre la cantidad hay que sacar esa calidad que nos de para competir con los mejores equipos del mundo. Hay que estar preparados para distintas situaciones que nos encontremos... Defensas grandes, como la danesa, etcétera.

–¿Y cómo se lo han tomado los jugadores egipcios?

–Bien. Tengo un grupo muy bueno, y muy preparado. Hay jugadores que compiten en las mejores ligas del mundo, y luego son personas formadas. Tengo ingenieros, un farmacéutico... Eso sí, a partir de ahora vamos a vivir un 'training camp', con algún día para descansar, pero en modo focus para los Juegos.

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–¿Firmaría un bronce?

–(Risas) ¿Dónde?... ¿Qué deportista no lo haría?

–Aquellos que aspiren al oro... Que los hay, que se lo digan esta semana por ejemplo al saltador español Jordan Díaz o a Ana Peleteiro... O quizá a Alcaraz, Carolina Marín...

–Ellos pueden ir con la idea del oro... Pero una vez que van avanzando los Juegos pueden pasar muchas cosas, y te la juegas a una sola carta.

–Lo dice por experiencia, por lo vivido en Pekín 2008.

–En Pekín logramos el bronce con la selección española, pero a un único partido las variables son muchas. Hay que estar preparado para todo, y por eso es tan importante la preparación. En los deportes de equipo tienes europeos, mundiales... Pero a nivel individual por eso es tan importante el año olímpico.

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–¿Qué recuerda de aquellos Juegos?

–La ceremonia de apertura... Es una locura. Cuando en el túnel esperas la salida al estadio y todo el mundo gritaba «yo soy español, español...». Por supuesto, también el partido por el bronce con Croacia, y cómo nos quedamos fuera de la final después de perder con Islandia. Me acuerdo también de la villa olímpica, del ambiente, del vuelo en el chárter con todo el equipo olímpico.

–Con Egipto, con una delegación más pequeña, quizá todo sea diferente.

–Nosotros lo tenemos todo muy estructurado, lo único que al jugar el día siguiente a la ceremonia de apertura, no vamos a poder estar. Si somos una delegación más pequeña, el balonmano, y siendo un deporte importante con una federación pujante, quizá tengamos más protagonismo.

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–También se ha filtrado que el Comité Olímpico Egipcio aspira a presentar una candidatura para los Juegos de 2036, que parece que podría competir con Madrid. ¿Qué ha oído?

–Nada. Aquí todo va muy lento, pero es verdad que nuestra federación funciona bastante bien.

–Más de Egipto... El Atlético Valladolid acaba de fichar a Mahmoud Abdel Azize 'Gedo'. ¿Ha tenido que ver algo con su llegada?

–No. Es un jugador muy joven. Internacional júnior, pero no ha jugado mucho. Lo tengo controlado, porque hemos visto a casi todos los jugadores que hay aquí, pero no está entre los deportistas locales o foráneos con los que hemos contado para la selección.

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La ASOBAL y el Recoletas Valladolid

–¿Cómo valora la temporada del Atlético Valladolid?

–Bien. Ha pagado lo sucedido en la portería. Perder a César y a Yeyay en medio del año es un hándicap muy importante. Quedarte sin tus dos porteros... Se solventó con la llegada de Nagy, que ya no es que parase solo, es las posibilidades que te da de contrataque, de armar una jugada ofensiva rápida. Puede hacer diez o veinte paradas, pero tener esas tres o cuatro acciones a la contra, se traducen en goles, y eso marca la diferencia en partidos muy ajustados, como los que perdieron a principios de la segunda vuelta.

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–¿Y cómo ve el futuro más cercano del club y del equipo?

–Tienen que dejar trabajar a David –por Pisonero–. Va a perder a gente experimentada y llegan jugadores jóvenes, con proyección, pero sin experiencia en la Liga ASOBAL.

–Imagino que se refiere a los dos jugadores portugueses, a 'Gedo'...

–Sí. Son jugadores que llegan, en el caso de los portugueses, por Jota en el Benfica, pero tienen que adaptarse.

–Liga Asobal. ¿Cómo ve la competición?

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–Más equilibrada. Pero no vamos a engañar a nadie, el jugador que despunta, incluso siendo muy joven, se marcha a ligas superiores con contratos más profesionales. Ahora mismo se marchan incluso a la Segunda División francesa y esa es la realidad. Tampoco ayuda mucho los líos que hay entre la competición y la federación. Había que acercar posturas y trabajar todos en la misma dirección.

–Vamos, que no le veo de regreso a España...

–No, ahora mismo lo veo imposible. Me marché con la intención de uno o dos años, y ya llevo once fuera...

–Por cuestión económica parece que solo el FC Barcelona podría contar con Pastor.

–No eso solo eso. Es el proyecto. Yo soy un entrenador de proyecto. Cuando estaba en Hungría, Egipto vino a buscarme. Vinieron a buscarme al Aeropuerto de Barajas, a reunirse conmigo en un hotel, hablaron con mi club y me marché una semana a El Cairo a profundizar en lo que querían. Necesito creer en lo que se va a hacer, porque soy muy exigente. Luego lo hablo con mi familia y vemos si es o no viable.

–¿No echa de menos el día a día de entrenador de club?

–No tengo tiempo. Si es que acabo de llegar de ver la 'final four', antes he estado eligiendo la sede para la concentración olímpica. He estado casi un mes en Egipto, vuelvo a España, me vuelvo a ir. Ahora toda la preparación para París. Antes la Copa África...

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–Y si se acaba el idilio con Egipto, ¿dónde le gustaría entrenar, visto que en España parece que no?

–Siempre he dicho que me atrae mucho la Bundesliga, en Alemania. Es una competición que me atrae mucho. También me gustaría poder vivir desde dentro una 'final four'. Aún me queda mucho balonmano.

–Y en ese balonmano, ¿cómo ve a Los Hispanos para los Juegos?

–Como a nosotros, como a Croacia, Noruega, Alemania o Hungría. Estamos en una segunda línea, donde todo puede pasar. Como he dicho antes solo veo por encima a Francia y Dinamarca, y quizá un poquito ahí Suecia.

–Fuera del deporte, la situación en Gaza, con el paso por Egipto como vía de escape y entrada de ayuda humanitaria, ¿cómo se vive desde dentro?

–Aquí no te enteras. Es un país que vive del turismo, y no quiere líos. Yo pregunté en la Embajada y me dijeron que no me preocupase. De hecho, hace unas semanas, me traje a mi familia a hacer el crucero por el Nilo y ver las pirámides y los templos.

«El técnico tiene que saber cuando no hay 'feeling' y echarse a un lado»

Aunque Juan Carlos Pastor vive con emoción y feliz su etapa en Egipto, entiende que esta realidad puede cambiar de repente, y normalmente «supeditado a los resultados». «Es el sino del entrenador, y hay que saber convivir con ello», defiende.

De ahí la «exigencia» a la que somete a los que trabajan con él. «Es la única forma de mejorar y mejorar y mejorar... Y cuando ya ves que no se puede, quizá es el momento de cambiar», afirma.

Es lo que le sucedió en el SC Pick Szeged húngaro, en el que estuvo toda una década, desde 2013 hasta 2023. «La última temporada, en octubre o noviembre ya vi que la cosa no iba... Y ya empecé a pensar que quizá era el momento de marcharse», desvela. «Me quedaba un año de contrato, pero no hubo ningún problema, y salí de allí muy bien. Estoy en el palmarés del club y ambas partes lo vivimos de forma natural», agrega.

«El técnico tiene que saber cuando no hay 'feeling' y echarse a un lado», apostilla en una situación que se da en todos los deportes, y que es difícil de gestionar.

En el caso del Szeged, Pastor lo ganó todo, tres ligas domésticas, una Copa EHF y una Copa de Hungría. Supo «elegir el momento», algo que cree que también valorará llegado el caso en Egipto. «De momento, ni me lo planteo y España no está en el destino», valora con respecto a un país que tiene en el FC Barcelona a su único equipo profesional a todos los niveles. «Bidasoa lo está haciendo muy bien... Pero el Barcelona... Cuando yo estaba en Hungría, te planteas los partidos de la Liga de otra manera, con rotaciones. Planteas la temporada para competir en Europa, y eso le pasa al Barcelona», analiza.

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