Oumar Dramè, el pívot de Malí al que intentó 'fichar' el terrorismo yihadista
BALONCESTO ·
El jugador, de 21 años, huyó del Sahel y del maltrato de su padre, pagó 2.500 euros para ir en patera hasta Almería y jugará en el Claret¿Qué hacer cuando un terrorista llama a tu puerta? El Movimiento Nacional para la Liberación del Azawad, un grupo yihadista que opera en ... el norte de Malí, un país africano asediado por la guerra en el desierto del Sahel, pidió los servicios de Oumar Dramè. «Me dijeron que fuera con ellos, que me pagaban todo lo que quisiera. Si dices no, te pueden matar o hacerte algo peor. Les dije que sí». Acto seguido, huyó con su familia del norte del país a Bamako, la capital. Así empezó la odisea del nuevo ala-pívot del Claret, de 21 años, que llegó en enero a Segovia tras un itinerario que incluye avión, patera y un amor inesperado.
Oumar empezó a jugar al baloncesto en 2012. «Vino un señor mayor y me dijo que por qué no jugaba al baloncesto, que era alto y podía hacerlo». Su mentor había pasado dos décadas en Estados Unidos y le dijo que se pasara por su casa. Le dio la equipación y le inscribió en un equipo local. «Me gustó desde el primer día, siempre me lo he tomado muy enserio». En 2015, fue convocado por la selección sub-16 de Malí y viajó con el equipo a la Copa África de Argelia. En 2017, compitió en el Mundial sub-19 de Egipto; allí se enfrentó a España, pero no recuerda ningún nombre. Malí, que también se midió a Nueva Zelanda, Canadá o Irán, cayó en octavos de final ante Estados Unidos.
Él vivía con su padre, su madre y sus cuatro hermanas. Su madre falleció en 2013 y su padre, un musulmán estricto, le pegaba por no ser practicante. Por ejemplo, los musulmanes se levantan cada mañana de cinco a cinco y media para la primera oración. «Me quedaba dormido», recuerda entre risas. Su padre no bromeaba: «¿Qué te pasa? Te doy la comida, te pago todo. Si no haces esto, fuera de mi casa». Y así fue. Habló con sus hermanas, cogió un dinero que su madre dejó guardado antes de morir y puso rumbo a Marruecos.
En Imzouren, en la región de Alhucemas, jugó en Primera División. Ahorró ese dinero para dar el salto a España. Tuvo que pagar 2.500 euros, que tenía que mostrar como garantía antes del viaje. Había 53 personas en la patera que partió a las 4 de la mañana y llegó a eso de las 10 de la mañana a aguas españolas. «No sé si pagaron a los militares de Marruecos, pero nosotros pasábamos con cuidado cerca de ellos y no nos vieron».
Oumar se ríe al recordar cuando vio que al fin estaba en España: «Un barco verde, grande y con la bandera de España». Una vez rescatados, llegaron a Almería por la tarde del 6 se junio del año pasado. Estuvo tres días en un calabozo comiendo galletas María a la espera de que tramitaran sus papeles. Dividieron a su grupo por provincias; a él le tocó Ciudad Real. A pasó allí dos meses y puso rumbo a Talavera de la Reina con otra asociación.
Un jugador versátil con gran presencia física
Dramè de 1.99 metros y 95 kilos, puede jugar como pívot y alero. Destaca en la lucha por los rebotes, con una visión de juego elevada y un tiro de media y larga distancia efectivo; el manejo de balón es su punto débil. Su llegada no ha estado exenta de casualidades, pues fue 'descubierto' en un partido amistoso de fútbol sala de la Cruz Roja. Esa misma semana se entreno con el equipo de Primera y estará disponible para el partido que enfrentará al Claret con el Soria el domingo en tierras sorianas. El Claret aún aspira a la fase de ascenso de Primera Nacional a Liga EBA pese a terminar la primera vuelta con una victoria y cuatro derrotas, en la zona baja del grupo regional.
Allí conoció a Yeccenia, su pareja. Esta mujer venezolana, madre de dos hijos, también estaba en aquel centro como refugiada y el programa de asilo les permitió viajar juntos a Segovia tras conformar una unión familiar. Oumar llegó a la ciudad el 14 de enero en un piso compartido de San José; ella, a la que define como su mujer, vive con su madre y sus hijos en la ciudad.
Una vez aquí, contactó con un trabajador social: «Yo soy jugador de baloncesto. ¿Podemos conseguir un equipo aquí». Moviendo hilos, su historia llegó a manos del Claret. El club le ayudará a buscar un trabajo. Un tipo con mucha vida a sus espaldas pese a su bisoñez.
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