Viñedo experimental para elegir una planta a la carta

El material vegetal para la plantación de la vid se ha convertido en un bien muy preciado, especialmente en las zonas de calidad. Los viticultores quieren saber qué les conviene plantar para ajustarse al gusto de sus clientes y las bodegas para acercarse más al vino que desean elaborar. Una finca de 800 hectáreas, situada en la pequeña localidad de Zayas de Báscones (Soria), será una especie de gran laboratorio donde se estudie la caracterización de la uva de forma agronómica y enológica, a través de un viñedo experimental acompañado de una bodega I+D+i, con el fin de seleccionar un material a la carta para las futuras plantaciones de toda España, especialmente de la mitad norte.

La ubicación en el centro del ámbito de influencia, en el valle del Duero, en una zona de calidad como la Ribera y con una altitud de 1.000 metros; fueron determinantes para que Vitis Navarra fijara su inversión en Castilla y León. La empresa que, desde hace un siglo, se dedica al multiplicado de plantas de vid, selección de clones y centro de variedades ha invertido ya dos millones de euros. Una primera fase focalizada en la construcción de naves, casas, cámaras frigoríficas y la plantación de viñedo. «Los biotipos de viñas viejas los llevamos a plantaciones jóvenes para estudiar su comportamiento y, luego, multiplicamos solo los más interesantes para el cliente. Buscábamos una finca para centralizar todas las recopilaciones que vamos haciendo de biotipos y de nuevos clones de variedades autóctonas y elegimos ésta. Queremos ver el resultado sobre el terreno», explica Rafael García, responsable del proyecto.

De esta manera, en la parcela se producirá uva y se caracterizará para estudiarla, después, una bodega de investigación. A través de una microvinificación se elaborará un vino de cada clon como si fuera un pequeño laboratorio. «Ahí se verá el potencial de futuro para los distintos tipos de vino. Hay que conocer las caracterizaciones para saber qué tenemos y poder darle a cada cliente lo que necesita. Hacer una ficha con el comportamiento de los biotipos para saber cuál quieren», añade.

Variedades

El vivero tiene prevista la plantación de hasta 40 variedades de uva, con centenares de biotipos diferentes. El tempranillo tendrá un protagonismo especial, con un 70 % del total. Rafael García desvela que, en la zona del valle del Duero, en Ribera del Duero y Cigales, la empresa ha realizado prospecciones en viñedos viejos en un total de 70 pueblos, «cogimos material vegetal al azar, para recuperar variabilidad genética, guardarla y que no desaparezca. Obtuvimos 4.000 biotipos distintos de tempranillo y, tras una criba sanitaria, vamos a plantar 1.600 diferentes para estudiar». Eso permite definir y ajustar el biotipo a la demanda, ya que «hay tempranillos que tiene un perfil de regaliz, otros a mineral, otros de fruta, el material vegetal es muy importante». En otras variedades, llama la atención los 2.025 biotipos de garnacha de Navarra seleccionada en 404 viñas viejas. También se experimentará, por ejemplo, con el Merlot recopilado en la zona de Burdeos que se plantará «para definir qué biotipos de adapta mejor a estas condiciones».

El responsable del proyecto insiste en que la finca producirá uva, «pero el objetivo es el material vegetal y su caracterización. Haremos uva muy buena, pero no es el objetivo, es el subproducto». La mayor parte del fruto irá a caracterizaciones en bodega, otra se tirará al ser plantación experimental y, el resto, se venderá, si son variedades acogidas a Ribera de Duero o Vinos de la Tierra de Castilla y León. Más allá del viñedo experimental y el banco de biotipos, la finca también cuenta con otras dos líneas de trabajo. Una zona para los campos de madres de portainjertos que producirán estacas donde injertan las viníferas y el vivero de campos de enraizamiento «donde haremos injerto ecológico por las condiciones climáticas».