Enrique Pascual: «Ribera no es solo vino y transformación, sujeta a la zona con su imagen de calidad»
El presidente de la DO Ribera del Duero asegura que la influencia que la denominación ha tenido para la zona ha sido «clave para una región como la nuestra»
La Denominación de Origen Ribera del Duero, tal como se conoce hoy, surgió de la iniciativa de una serie de viticultores y bodegueros preocupados por impulsar los viñedos y la calidad de los vinos de la Ribera del Duero. El primer acta que se recoge en los libros del Consejo Regulador data del 23 de julio de 1980, fecha en la que este organismo actuaba con carácter provisional. Dos años después, el 21 de julio de 1982, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación otorgaba a la Ribera del Duero la Denominación de Origen y aprobaba su primer Reglamento.
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Enrique Pascual, el presidente de esta Denominación de Origen, recuerda que los primeros años fueron «complicados, duros, como todos los comienzos», pero insiste en que «nació con unos criterios de calidad muy exigentes que, acompañados del clima de la zona, ha hecho que los vinos tempranillos se comporten como en ningún otro sitio. El recorrido con base de calidad es complicado pero al final, es un éxito».
Despierta el interés
La diferencia que marcó un marchamo de calidad de estas características se dejó sentir en los primeros compases de la década de los 90, «ahí es cuando se empieza a despertar el interés, tanto por plantar viñedos como con la aparición de bodegas en un número importante. Hasta que apareció la denominación, las viñas estaban abandonadas, pero hay que apostar por la zona, merece la pena».
La influencia que la denominación ha tenido para la zona ha sido «clave para una región como la nuestra», comenta Pascual, que relata cómo se encontraba esa parte de la región en los 80: «En tiempos pasados se dejó de sembrar remolacha y es cuando aparece el vino que aporta riqueza económica y una imagen de calidad». En este sentido destaca que «Ribera del Duero no es solo vino y su transformación, está sujetando a una zona con su imagen de calidad».
Enrique Pascual hace referencia a que al amparo de esta producción vinícola han aparecido otros modelos de negocio paralelos como puede ser el enoturismo, «hay cosas que si no hubiera sido por la denominación no se hubieran conocido». En su opinión, quien llega a la zona con el vino como reclamo, «hace una visita cultural, se interesa por la gastronomía, por nuestros bosques o parques naturales como las Hoces de Riaza, en muchos casos son cosas que se dan a conocer porque la Denominación de Origen tira como motor».
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Sobre la evolución a lo largo de todos estos años, Pascual habla de un continuo ascenso, «hasta la fecha, el crecimiento ha sido permanente».
Las exportaciones, amparadas por este marchamo, han hecho que el vino de Ribera del Duero «se conozca en el mundo entero y sobre todo en España, ofreciendo una imagen de calidad y de territorio».
El presidente echa la vista atrás cuando manifiesta: «¿Quién nos iba a decir hace 40 años que nuestros vinos iban a estar en los mejores restaurantes del mundo? Si no hubiera existido la DO, esto no hubiera sido posible porque todo el mundo estaba desilusionado y a punto de desaparecer».
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Ruta del Vino
Para Enrique Pascual «lo que era una ensoñación, es ahora una realidad». Otro ejemplo más de lo que supone el vino desde un punto de vista de proyección para el territorio también se refleja en los datos que deja la Ruta del Vino, la primera en cuanto a número de visitas.
Esta Ruta del Vino Ribera del Duero recorre las cuatro provincias castellano leonesas que engloba la Denominación de Origen homónima, Burgos, Segovia, Soria y Valladolid. Se extiende por una franja de 115 kilómetros de este a oeste y apenas 35 de norte a sur y cuenta con más de 21.000 hectáreas de viñedo. Está integrada por 308 asociados y adheridos. Entre ellos se encuentran 92 pueblos, cinco asociaciones, el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Ribera del Duero, 60 bodegas, 51 alojamientos, 28 restaurantes y 24 museos y centros de interpretación, entre ellos seis dedicados en exclusiva al vino. Enotecas y comercios, establecimientos de ocio y oficinas de turismo completan el listado de adhesiones a este destacado itinerario turístico.
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Por último, el presidente de este organismo se refiere a los retos de futuro para la Denominación de Origen que pasan por «crecer no solo en cantidad, hay que crecer también con esa imagen de calidad si no, no tiene sentido». Pascual concluye que una vez que todo se haya normalizado, «eso es lo deseable», la denominación puede seguir creciendo, «tenemos posibilidades».
En cuanto a las referencias de producción, la uva tempranillo, también conocida en la región como tinta del país o tinto fino, es la variedad principal, la que otorga el color, aroma y cuerpo característico a los vinos tintos de la Ribera del Duero.
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