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Más metáforas que teatro para inaugurar el TACFue una tarde de temperatura agradable que, sin embargo, dejó frío al público del Festival del Teatro y Artes de Calle de Valladolid. El 26º ... TAC inauguró la sucesión de 46 espectáculos con las apuestas de Visitants en la Plaza Mayor y de Lèzards Bleus en La Antigua, que no colmaron las expectativas.
Fue la primera tarde de merienda en escaleras y plazas esperando a los titiriteros. Los niños siguieron a los músicos de Zykatok en SanBenito, intentando atrapar las pompas de jabón al son de 'La Karriole'. Danza en Portugalete, disciplina que crece en las artes de calle cada año, y gran expectación en los jardines de La Antigua. Entre los arbotantes se movía un Quasimodo mimetizado con los colores de la piedra.
Lèzards Bleus revisitan el argumento de Víctor Hugo con una propuesta de danza vertical. Pero el vistoso y aparatoso montaje se queda en gimnástica exhibición de escalada ya que no logra una unidad narrativa que justifique la metáfora buscada: un superhéroe discapacitado, enamorado de la bella Esmeralda que danza en el suelo mientras él vive solo y apartado en las alturas. Tendrá que servir a una voluntad superior, tendrá que aceptar que sus deseos no importan. Y ella, criatura seductora en un baile poco afinado, será ejecutada por su belleza. Repetitiva y poco hilada, la propuesta, sin embargo, dejará algunas bellas fotografías que harán viajar a la torre románica.
La Plaza Mayor viene siendo en los últimos años el escenario de grandes 'óperas urbanas'. En esta ocasión, Visitants, la compañía homenajeada en este TAC, solo necesitó una parte de la misma, una planta rectangular marcada por un tenderete de petardos que no explotan (físicamente). Bajo ellos se sucede su 'Mascletà poética', otra metáfora poco entendida «de truenos, carcasas, textos donde las palabras escritas se convierten en ritmo, ruido, emociones compartidas y movimientos explosivos», según Tomás Ibáñez, su director, que persigue «la catarsis colectiva». La fiesta valenciana es el hilo conductor que transita por la lectura de varios poemas que comienzan con Gloria Fuertes, luego Cristina Peri Rossi, y así van danzando y avanzando los bailarines que se dirigen al público.
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Otra compañía veterana que vuelve a Valladolid y lo celebra es la francesa 1 Watt que trae 'Nouvelles de Noone'. Pierre Pilatte y Sophie Borthwick cuentan sus «vidas, reencuentros y prácticas artísticas en un recorrido con el público acompañados por música portable que acabamos en una fiesta», explica ella.
Del humor íntimo de esta pareja al espectáculo de gran formato de Transe Express. La compañía también gala estrena en la Plaza Mayor de Valladolid este viernes y sábado (23:30 h.) su «ópera electrónica» 'ADN, Odisea vertical', dirigida por Rémi Allaigre. «Es la estructura más grande que ha creado la compañía y en esta ocasión tiene un aire más surrealista. Mezclamos danza vertical, música, percusión, acrobacias para provocar el vértigo al público. Es un gran montaje con el que esperamos obligar a los espectadores a mirar hacia arriba, en vez de estar, como solemos, mirando abajo a nuestras pantallas», propone Rémi.
Del cielo al suelo, de la mano de Olga Martínez, bailarina vallisoletana que quiere que el público haga una pausa 'Al vaivén'. En la plaza del Fotógrafo del Campo Grande (viernes, 12 y 17;30, y sábado, 12 y 19h,), con una mecedora y un libro invita con su danza itinerante a fijarse en las cosas sencillas, en un ritmo al vaivén que nos tranquilice.
'Viudas' es el resultado de una experiencia liderada por el Colectivo Mujeres Creadoras de Castilla y León. «Hemos hecho un trabajo de mediación entre ciudadanos viudos y jóvenes dramaturgos. Estos han escrito piezas sobre lo que les han contado y aquellos contarán esa bajo un paraguas al público. Es arriesgado pero ya hemos colgado algún vídeo y ha merecido la pena», explica Cristina Izquierdo, su directora. «Cuando laten las ciudades como Valladolid con el TAC nuestros lugares se llena de vida», afirma.
Esa vida llevada al teatro de calle está marcada en España por la fiesta. Tomás Ibáñez, de Visitants, reivindica para las artes callejeras el sitio que les corresponde. En sus siete lustros de existencia han visto cómo circo y danza aumentaban su importancia en la creación española. «Nuestras artes de calle están vinculadas a las fiestas de los pueblos, donde tradicionalmente se han expuesto».
La «precariedad y la periferia» han marcado su desarrollo porque no tienen lugar en la formación académica, tampoco hay centros de creación específica, ni circuitos ni ayudas, explicó el director valenciano. «A diferencia de nuestros colegas franceses o de otros países europeos. Por eso nuestra compañía es siempre activista en la reivindicación de un desarrollo académico, de recuperación de la historia de estas artes en España, de la escritura específica para ellas y el acompañamientos a las nuevas generaciones que se dediquen a ellas».
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