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El actor vallisoletano Alberto Vázquez se mete cada tarde en la piel del conde de Shiring, uno de los protagonistas del musical 'Los pilares de la tierra', la superproducción basada en la novela homónima de Ken Follett que ha llevado la Inglaterra del siglo XII ... al madrileño Teatro EDP Gran Vía. Y aunque para Vázquez su tierra -Valladolid- sea uno de los pilares de su vida, avanza que el espectáculo que recrea la épica historia de la construcción de una catedral en la Edad Media no llegará a esta ciudad debido a su complejidad técnica. «Es un espectáculo diseñado para este teatro, no es una obra que se pueda llevar quince días a cada ciudad, sería inviable», aunque deja una puerta abierta porque «supongo que habrá otras fórmulas si llega el momento». Pero eso es otro cantar.
Nacido en Barrio España, Alberto Vázquez vivió en la capital hasta los diecisiete años, tiempo suficiente para experimentar las frías mañanas de invierno. Vázquez rememora cómo de niño su madre le tenía que guardar cosas calientes en los bolsillos del abrigo para «no llegar tiritando a clase». También recuerda la «magia» de las terrazas de la Plaza Mayor, esas a las que vuelve siempre que puede, y el placer de tomarse un café con vistas a sus calles, que «tienen algo de romántico».
Desde niño tenía muy claro que quería ser artista, no quizá sobre los escenarios, porque se sentía más atraído por la televisión, pero sí en el mundo del espectáculo. ¿Por qué siempre lo tuvo tan claro? En su hermana -Helena Bianco, la cantante de Los Mismos, uno de los tríos más exitosos de la historia del pop español- puede estar la respuesta. Vázquez explica que vivió muy de cerca lo que era la fama hasta el punto de «enamorarse de la profesión».
Alberto guarda dos deseos. Uno de ellos es que el escenario reúna en algún momento a los dos hermanos -aunque ya dirigió a Helena en el homenaje a Mari Trini 'Estoy pensando en ti'-. «Ojalá, es algo que tenemos pendiente, estar a su lado es un aprendizaje constante», afirma el actor, que explica que, en parte, esto no ha sido posible hasta ahora debido a su larga trayectoria artística en Argentina, donde trabajó ocho años.
Y otro sueño es que su hermana sea pregonera de las fiestas de su ciudad. «Es una maestra. Lleva 60 años sobre los escenarios, es una muchachita de Valladolid. Que mi hermana no haya dado el pregón es algo que no llego a entender. Tenemos una ciudad que no es consciente del nivel de la gente que ha entregado a la cultura nacional y a veces no existe ese reconocimiento».
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Diego Fernández
Alberto, que estudió en el instituto Zorrilla, dio sus primeros pasos como actor en la capital de España. «Era una época en que para cualquier cosa que tuviera que ver con lo artístico tenías que ir a Madrid, en la Valladolid que yo recuerdo la actividad era nula».
Hoy en día «es diferente», algo que aplaude. La ciudad ha apostado por el cine, por convertir sus calles en platós donde cada vez más directores ponen sus focos. Es un 'escenario' que «me encantaría pisar». Vázquez considera «maravilloso» que la ciudad abra sus puertas al cine -«lo están haciendo genial»-, pero echa en falta esa defensa «por los suyos, creo que deberían hacer como en otros lugares, que para ceder sus calles una parte importante del elenco sea de la ciudad, es dar trabajo a quienes en su día tuvieron que salir y pasarlo muy mal para que Madrid les abriera las puertas».
Alberto Vázquez
Si se habla de cine y Valladolid, no puede faltar la Seminci. ¿Le gustaría presentar el festival? «Sería un sueño, daría dinero por presentar o colaborar en la Seminci», aunque asegura que lo ve lejano, ya que «ni tan siquiera estoy entre los invitados año tras año a la gala inaugural». ¿Y lograr la Espiga de Oro? «Difícil, cada día es más complicado meter la cabeza, pero siempre existen los milagros. Pero Alberto Vázquez lo tiene claro, el éxito no reside en premios: «El gran éxito es poder vivir toda tu vida de lo que te gusta, soy un hombre con mucho éxito».
Le avalan más de 25 años sin bajarse del escenario. Debutó con 'Mystery Lady' con Alberto Closas, y a partir de ahí ha sido «un no parar». Años de «éxito» donde ha tocado «todos los palos». Pero si tiene que elegir lo tiene claro, «las tablas». Sobre el escenario se entrelazan sus pilares fundamentales. «Es donde más se disfruta», pero «donde más se exige, un trabajo sin red donde lo que ocurre se debe solventar en el momento; ahí mismo la gente te devuelve todo el cariño, es algo que no tiene parangón. En el cine, por ejemplo, me he aburrido».
Vázquez también ha conocido el otro lado, el de la producción y la dirección. En la primera no repetiría -«es para valientes», dice-, pero la dirección no la descarta. Supone ser un «alquimista capaz de llevar a tus compañeros a ciertos estados de los que ellos no son conscientes».
Alberto Vázquez
Después de tantos años de profesión, dice que el secreto es «quitarme la autopresión que me ponía para querer gustar, ahora lo único que pienso es que voy a hacer aquello por lo que he dado la vida, lo que más me gusta; solo debo salir y disfrutar. Mi consejo para la gente que se quiere dedicar a esto es que se olviden de gustar, ahí es cuando dejan de existir los nervios».
Del musical inspirado en el 'best seller' destaca que el propio Ken Follet quedó encantado. «No nos dio ningún consejo, pero aseguró haber escuchado su novela. Cuando ves que la obra que tú has creado se convierte en partitura, es muy emocionante». Esta aceptación del autor primigenio supone «un gran empuje», pero nunca una presión, asegura.
El espectáculo tiene un presupuesto de cuatro millones de euros, «muy bien invertidos», a su juicio. El actor vallisoletano recalca que la gente que acude conociendo la historia previamente sale del teatro «fascinada» con la riqueza del montaje. Y quien no la conoce, sale habiendo visto algo «muy épico».
Alberto Vázquez
La adaptación de Félix Amador condensa las mil páginas de la novela en dos horas y media, en las que «no se pierde nada». El musical, señala, ofrece una experiencia envolvente. En el patio de butacas «ocurren cosas» que trasladan al espectador al interior de una Catedral gótica del siglo XII. «Se generan momentos muy mágicos, utilizamos prácticamente todo el teatro, hace que sientas que estás dentro de la historia. Va más allá que la vista y el oído». Todo ello, además, acompañado de una banda sonora «de ocho maestros», con sonido y voces en directo adaptadas por Iván Macías. «Es tan impresionante que casi se trata de una ópera», remata Vázquez.
Sobre el personaje que interpreta, el conde de Shiring, un hombre «honrado que da su vida por aquello en lo que cree», asegura que no tuvo vértigo al prepararlo. «Casi da más vértigo leer la novela entera», ya que el propio libro es una «fuente de documentación magnífica» que te aporta toda la información necesaria, señala. Para 'Los pilares de la tierra', su cuarto proyecto consecutivo con beon.Entertainment, tuvo que trabajar mucho «la rudeza de la Edad Media. Piensas que en esa época era todo miseria, pero cuando entras en un Castillo ves que era todo lo contrario».
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