Seminci

Resumen de los críticos: aire fresco, demasiado cine español y ausencia de la revista diaria

«Venimos de dejar una etapa brillantísima», sostiene Boquerini, en referencia al trabajo del anterior director. «Todos los cambios dan un poco de miedo, y sabe mal o da pena que se descuelgue gente válida... pero al final, los cambios son buenos», tercia Conxita Casanovas. «Con Cienfuegos ha empezado a notarse un aire nuevo, un espíritu que ya imprimía en sus anteriores experiencias por Gijón o Sevilla».

«Los cambios siempre llevan un plus traumático, pero Cienfuegos tiene experiencia y las ideas muy claras», valora Miguel Anxo Fernández. «Seminci es emocional e históricamente el segundo festival de España, y en eso deberá insistir», indica. José Manuel León Meliá se muestra entusiasta: «Se ha notado mucho el nuevo cambio, se ha implementado el ADN de Cienfuegos en el festival, en su forma de entender el cine y el lenguaje más temerario, arriesgado y llamativo desde el punto de vista estético y formal». Mikel Gurpegui, por su parte, tiende más hacia la mesura: «Lo veo con optimismo y creo que apunta a cierta revitalizacion y rejuvenecimiento, pero en una edición de transición todo está por ver, aún tienen que encajar el estilo de Cienfuegos y la personalidad de Seminci».

Una de las ausencias más clamorosas de este año, para los críticos y varios seminceros en las sesiones del Calderón, es la de la revista diaria: «Era un medio informativo que hacía su labor», lamenta Gurpegui. «Su desaparición hace daño al cine», sentencia Boquerini. «Creo que rescindir de la revista diaria le sacó color ambiental a la Seminci; daba información complementaria muy interesante y frescura diaria con informaciones nuevas», juzga Fernández. «La opción del librito de bolsillo está bien, pero deja de tener interés a los dos días, y te lo dejas en casa». Otros aspectos añorados de ediciones pasadas vienen resumidos por Angélica Tanarro: «La cortinilla de Seminci se echa mucho en falta, y sobre todo los cortometrajes en Sección Oficial al comienzo de cada película».

La irrupción de la nueva sección competitiva 'Alquimias' en el Festival ha sido uno de los puntos de desacuerdo entre nuestros críticos: «Ha habido cosas nuevas e interesantes, pero creo que una sección de contenido intercambiable con Sección Oficial o Punto de Encuentro es hacerse la competencia a uno mismo», sostiene Jon Apaolaza. «Tiene algunas de las mejores propuestas, aunque hay que definirla más para que no parezca un apéndice de Punto de Encuentro», pondera Tanarro. Para León Meliá y Fernández, «'Alquimias' ha llegado para quedarse».

La notable oferta de cine español también ha causado cierta extrañeza y desconcierto: «Es una sobredosis, que jugará en nuestra propia contra si luego en el palmarés no gana una película española», apunta Boquerini, quien ha echado en falta «más cine latinoamericano». Este abanico de ofertas excesivo sí es compartido por el resto de críticos: «Mucho cine español y europeo, hubiera estado bien tener más ofertas de otros continentes», valora Gurpegui.

Con todo, consideran una buena 68ª edición con respecto a los largometrajes a concurso. En algunas películas hay unanimidad de aplauso: 'Sala de profesores', 'Las cuatro hijas', 'La quimera' o 'Green border' son algunos de los títulos que más se repiten. La incertidumbre ante el palmarés es total. Muchos apuestan por el trabajo de Malena Alterio en 'Que nadie duerma', «que podría incluso saldarse con una nominación a los Goya», valora Casanovas.

En otras hay divertidos desencuentros. El entusiasmo de Gurpegui por 'Desconocidos' no es compartido por varios de sus compañeros, desencantados ante el filme de Andrew Scott y Paul Mescal. La decepción de Boquerini por 'El rapto' de Marco Bellocchio contrasta con el aplauso de León Meliá. Al final, esa es también la magia del cine, compartirlo... y criticarlo.