Solo los amores difíciles, embarrancados, cuesta arriba, le merecen la pena al cine. La felicidad sin desgarro no interesa, aburre. Bien lo tiene en cuenta ... Cyril Aris, el director de 'A Sad and Beautiful World', cuando diseña la pareja sobre la que va a construir su película.
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'A sad and beautiful world' Director: Cyril Aris.
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Intérpretes: Mounia Akl, Hasan Akil, Julia Kassar, Camille Salameh, Tino Karam. Líbano, Estados Unidos, Alemania, Arabia Saudí, Catar. 109'.
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Cines Broadway. Sábado, 1, 21.15 h.
Aris nació en Beirut, un marco difícil pero muy atractivo para desarrollar su historia. No esquiva los momentos terribles que el país y la ciudad han atravesado en las últimas décadas. Es más, ambos protagonistas nacen casi al tiempo en un hospital en el que las ventanas son alcanzadas por misiles. Otras explosiones matan a sus seres queridos en su infancia, arruinan su juventud, destruyen sus negocios en la madurez. Pero ellos, la pareja enamorada, reavivan sus lazos cada vez que la violencia o la ruina les golpea.
La película es una fuente de energía y luz para tiempos difíciles, y cuáles no lo son. Lo muestra la fotografía, siempre enganchada a los tonos cálidos. La puesta en escena, barroca y profusa, llena de gente hablando y comiendo. Y el humor que envuelve las dificultades cambiándolas por risas. «El humor y el amor es nuestro escudo contra la oscuridad», dice Cyril Aris. Y con esos mimbres abrillanta un guion un tanto convencional, con algunas caídas en su tramo final, cuando el restaurante deja de servir aquel risotto irresistible.
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'Little trouble girls' little trouble girlsDirectora: Urška Djuki.
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Intérpretes: Jara Sofija Ostan, Mina Švajger, Saša Tabaković, Nataša Burger. Eslovenia /Italia / Croacia / Serbia. 89'.
Lucía, la protagonista de 'Little Trouble Girls', no puede apoyarse en ningún amor concreto. Sus sentimientos, a sus dieciséis años, carecen de nombre y su cuerpo adolescente, con las hormonas recién estrenadas, sufre desde el desconcierto y la soledad. Urska Djukic enmarca a su protagonista en un coro femenino que se retira durante unos días a ensayar a una especie de convento. En la intimidad obligada con su grupo más cercano recibe las preguntas más fastidiosas, los juegos que descubren o inventan secretos íntimos. Más el acoso de las poderosas o de sus cómplices. La película avanza con el desafío de contar con imágenes la intimidad de Lucía, su desazón y sus conflictos. El canto es el gran aliado de la cámara: la voz de Lucía no podrá seguir el brío colectivo, se quebrará tras ser espoleada con crueldad por el director del coro. Algún apunte místico final tal vez se podría haber ahorrado esta buena película eslovena, aunque ahora parecen correr tiempos en que una monja es bienvenida en cualquier rodaje.
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'The souffleur' Director: Gastón Solnicki.
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Intérpretes: Willem Dafoe, Lilly Lindner, Stéphanie Argerich, Gastón Solnicki, Imona Mirrakhimova. Austria / Argentina. 78'.
'The Souffleur' gira sobre un amor bien distinto: el Hotel Intercontinental de Viena, que está a punto de ser vendido y demolido. La cámara se encarga de edificar y transmitir ese amor, recorriendo sus estancias, subiendo a las azoteas, penetrando en los sótanos de máquinas, desvelando la intimidad de vestidores y armarios. Tiene un cómplice poderoso: la voz de Lucius, su director, prestada desde el corpachón entrañable de Willem Dafoe. No hay más argumento que la venta del hotel, confrontada con su pasado brillante. La película se arma como un puzzle de piezas melancólicas, algunas difíciles de justificar o entender. Tampoco se advierte el dibujo global que el director argentino Gastón Solnicki quiere componer. Una propuesta extraña.
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