El humanismo trágico de Paskaljevic
El festival ha rendido homenaje a uno de sus directores favoritos, recientemente fallecido, con 'Honeymoons' su última Espiga de Oro
Afirmaba el director serbio Goran Paskaljevic que lo que más le importaba del cine eran las emociones, la humanidad de sus personajes. Pero también proclamó ... siempre su radical falta de fe en los finales felices. La suma de ambas ideas permite entender por qué el humanismo de su cine tiende a ser un humanismo áspero, trágico, desolador incluso, si bien en ocasiones -como en la extraordinaria 'Sueño de una noche de invierno'- el drama puede verse matizado por una mirada lírica o humorística.
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Paskaljevic es, junto a Ingmar Bergman, el director más premiado por el festival vallisoletano, que le dedicó un ciclo monográfico en su 41 edición, en el año 1996. En Seminci ha cosechado el máximo galardón en tres ocasiones, con 'La otra América', 'Optimistas' y 'Honeymoons'. Esta última fue la escogida para rendirle homenaje en la jornada inaugural tras su fallecimiento en septiembre.
'Honeymoons' debe contarse en la faceta menos amable y gratificante de su cine. Desde esa perspectiva no es, seguramente, la mejor carta de presentación para alguien que se acerque a su trabajo por primera vez. En esta película casi todo es asfixiante y claustrofóbico, empezando por una puesta en escena que apresa a los personajes en planos medios en los que parece faltar el aire, y que remiten a la clausura de lo teatral.
«No suele haber finales felices en la realidad», aseguraba el director serbio, formado en la Escuela de Praga, y forzado al exilio político durante el gobierno de Slobodan Milosevic por su oposición frontal a la guerra de Bosnia y su defensa de los valores democráticos. Y, desde luego, no los hay en la película de su homenaje, que condensa algunas de las preocupaciones principales de su cine: las tensiones étnicas, y la artificiosidad de algunos enfrentamientos identitarios -que en el caso de la película proyectada el pasado sábado se concreta en serbios y los albaneses- el conflicto entre tradición y modernidad, centrado sobre todo en la difícil posición social de la mujer; y los múltiples obstáculos a los que se enfrentan los inmigrantes y refugiados.
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En 'Honeymoons' todos estos temas se cierran mal. No sólo los dos hermanos enfrentados no se reconcilian, sino que las dos parejas que buscan la esperanza en Europa se ven abocadas al desastre por la incomprensión burocrática, la frialdad y los prejuicios. La acumulación de drama, de hecho, hace que la película bordee lo truculento, si no lo sobrepasa. Y es que en esta obra de Paskaljevic todo lo que puede salir mal, sale mal.
Por el camino, eso sí, quedan esos rostros, esa mirada, esa sensación de impotencia, esa esperanza frágil y quebrada que no logra encontrar acomodo en la realidad que la película muestra. Hay en 'Honeymoons' muchas ilusiones frustradas, decepciones, incomprensión, intolerancia, estupidez, arrogancia, rigidez mental, incapacidad para entender al otro… Y también algunos destellos de afecto, de generosidad y entrega al otro, que se ven frustrados en sus esperanzas, una y otra vez, por el entorno social.
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