Borrar
Consulta la portada de El Norte de Castilla
José Luis Cuerda y Kirk Douglas. G. VILLAMIL Y PAUL BUCK-EFE

El rincón de Galatea: Amanece sin Cuerda (y sin Douglas)

Las newsletter de El Norte ·

Esta semana se ha llevado a un espíritu libre e irrepetible del cine español y al último exponente vivo de la Edad de Oro de Hollywood

Viernes, 7 de febrero 2020, 16:14

Comenta

(*Cada semana, José María Cillero escribe sobre la actualidad cultural de Castilla y León y de todo el mundo. Si eres suscriptor, apúntate aquí a esta newsletter.)

Hay semanas que son como la gota fría y arrastran a su paso cuanto de bueno tiene este mundo. Así ha sido esta que empieza a declinar y que se ha llevado a un espíritu libre e irrepetible del cine español, capaz de convertir una proyección en algo mágico, impredecible, delirante a veces y conmovedor otras, sin renunciar a mandar un mensaje que llame a la reflexión, y al día siguiente, al último exponente vivo de la Edad de Oro de Hollywood, esa que se forjó a base de historias potentes interpretadas por actores y actrices aupados a la categoría de estrellas cuyo resplandor no necesitaba del dopaje de los efectos digitales. Tiempos en los que la taquilla no dependía de socorridos remakes ni de adaptaciones de universos paralelos a base de superhéroes marvelianos o decenianos.

De José Luis Cuerda nos quedará ese talento tranquilo y socarrón con el que fue capaz de crear el universo pintoresco e improbable a un tiempo de su 'Amanece que no es poco', pero también su amor por la literatura y su capacidad para convertirla en cine sin traicionar la esencia del texto original, como en 'El bosque animado', además de una poco frecuente versatilidad a la hora de saltar de la comedia surrealista al drama más descarnado de su 'La lengua de las mariposas'.

¿Y qué nos va a quedar del viejo Kirk y su hoyuelo? El hijo de emigrantes ruso-judíos, que escaparon de Moscú en 1908 para evitar el reclutamiento del padre en la guerra ruso japonesa, encarnará para siempre el papel de buscavidas que llegó a Hollywood en los años 40 del siglo pasado para trabajar de lo que fuera en aquella industria que empezaba a despuntar y en la que, a codazos por la supervivencia, se labró una carrera como actor plena de éxitos, que por su afán de trascender completó con la de productor al que no le interesó, precisamente, el cine más comercial, sino el de valores incómodos para la moral bienpensante, el de películas como 'Senderos de gloria' y 'Espartaco' y con el que se labró un perfil que confirma que la pertenencia al 'star system' en absoluto está reñida con el compromiso.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elnortedecastilla El rincón de Galatea: Amanece sin Cuerda (y sin Douglas)

El rincón de Galatea: Amanece sin Cuerda (y sin Douglas)