Elim Chan, directora hongkonesa de orquesta

«Cuando sales al escenario y suena la música, la presencia del director crece»

Directora asociada de la Sinfónica regional está especialmente comprometida con la OSCyL Joven, de cuyas filas y a modo de premio, participan en este programa 22 músicos. 'El pájaro de fuego', de Stravinsky, requiere una gran plantilla que sumará a estos refuerzos. «Estoy muy contenta de poder hacer esta partitura entera. Todo el mundo conoce las suites, las melodías principales, pero casi nunca se programa la versión completa, lo que nos permite conocer todas las historias que cuenta», dice Elim sobre la rompedora partitura. «Además me encanta integrar a los jóvenes músicos, siempre dan una perspectiva nueva, tienen ideas diferentes».

Nueva para la OSCyL es la obra de Anne Clyne 'This Midnight Hour'. La compositora británica es residente en el Centro Cultural MiguelDelibes. Esta pieza parte de dos poemas, uno de Juan Ramón Jiménez –«¡La música:/ mujer desnuda/ corriendo loca por la noche pura!»– y otro de Baudelaire ('Armonía de la tarde'). «Es una obra que he dirigido más veces y que nos muestra la poderosa imaginación de Clyde. Comienza evocando una pesadilla y la naturaleza desde una orquestación asombrosa. Hace que suenen las violas –un semitono más bajo y sin vibrato– y los chelos toquen de forma romántica un vals en el que contrapone el mundo del sueño y el de la realidad. Después de una larga sucesión de vívidas imágenes, de pesadillas y tormentas, termina con una melodía folk, dejando el ruido fuera, como si se preguntara '¿Esto ha sido verdad o un sueño?'». Y completa el programa el concierto de Liszt más sinfónico, el primero de los que escribió para piano. Como solista, Alexei Volodin, el pianista ruso sustituye a Polina Leschenko, baja por enfermedad.

Elim Chan (Hong Kong, 1986) pertenece a la generación que ya cuenta en plural el número de mujeres directoras. Se siente afortunada por «poder surfear en esa ola». Su suerte cambió en 2014 cuando se convirtió en la primera ganadora del Concurso Internacional de Dirección Donatella Flick. «Fui la primera mujer y, de momento, la única. Estoy orgullosa pero ya me gustaría que hubiera otras. Creo que se ha hecho un gran esfuerzo en muchos países y salas de concierto por programar música de mujeres y dar oportunidades a las directoras. Ese empuje me parece bien, en todos los sectores. Pero una vez dicho esto, en mi trabajo lo importante es la música, ahí no hay género».

Comenzó en la dirección vocal como Nathalie Stutzmann, la contralto que fue la primera mujer en el podio de la OSCyL. La francesa, cercana al 1,80 de estatura, consideraba que el porte es importante a la hora de ejercer el liderazgo musical. Elim es la demostración de lo contrario. «He conocido a muchos directores bajitos. Por ejemplo mi maestro Haitink. Cuando sales al escenario y suena la música, la presencia crece, te hace parecer más grande que lo que eres físicamente. Es lo asombroso de la música».

Su primer puesto de directora titular ha sido al frente de la Orquesta Sinfónica de Amberes cuyo contrato ha expirado recientemente. «He aprendido mucho con ellos, he podido hacer una gira internacional que me trajo a España este invierno, aunque los dos primeros años coincidieron con la pandemia. Sigo como directora principal invitada de la Nacional de Escocia», explica quien ha ido debutando estos años con algunas de las sinfónicas más importantes del mundo. «Ahora he llegado a un punto en el que no quiero viajar tanto y deseo construir relaciones más intensas con orquestas que tienen una vibración parecida. Para explorar y construir con ellas hay que tener tiempo. Después de tanto avión te preguntas ¿quienes son mis compañeros de viaje? Eso es lo que quiero contestarme», dice Chan, en un mundo «con muchos fuegos encendidos». Es cauta hablando de Hong Kong, «ahora no hay democracia tras la represión de las revueltas. China tiene curiosidad y hambre de música,

volveré en el futuro».