Borrar
JOSÉ RAMÓN LADRA
«A una mujer artista siempre le sale mal el tiro»
Ainhoa Arteta | Cantante

«A una mujer artista siempre le sale mal el tiro»

Mientras se recuperaba del Covid- 19, se ha replanteado su vida para estar más tiempo con su familia y amigos, y dedicarse a lo que más le gusta. «Todo lo que hago es porque me lo paso bomba», dice

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Domingo, 28 de febrero 2021, 00:39

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Ya está recuperada pero reconoce que lo ha pasado muy mal, aunque no llegó a estar hospitalizada, y que ha tenido miedo. La culpa es del Covid-19, claro. Ainhoa Arteta se contagió en Valencia, cuando preparaba una actuación que se debió suspender porque cayeron muchos integrantes del equipo. «Tenía tos sin fiebre, pero al bajar a los bronquios me alarmé», confiesa. Recibió la medicación adecuada justo a tiempo, hizo ejercicios a diario para activar los pulmones y ya está de nuevo en forma y dispuesta para continuar con su carrera. La soprano vasca no olvida ni por un momento el esfuerzo que han hecho los directores de los teatros para mantenerlos abiertos, afrontando protocolos cambiantes. «Se merecen un reconocimiento enorme por su trabajo, y toda mi admiración».

- ¿Estamos aprendiendo algo de todo esto?

- Hemos aprendido a valorar la vida porque hemos visto cómo mucha gente querida se ha ido sin que podamos despedirla, hemos tenido que renunciar a los abrazos, las celebraciones...

- Su voz se habrá beneficiado no de la enfermedad pero sí del parón.

- No, porque tengo una voz muy trabajada técnicamente y porque no suelo meterme en papeles que no me van. Así que todo han sido... desventajas. En lo económico, enormes, sin ayudas para los cantantes, a diferencia de lo que ha sucedido en otros lugares. En Francia y Alemania, por ejemplo, han cerrado los teatros pero a los cantantes les han pagado todo su caché por las actuaciones canceladas.

- Aquí se han mantenido bastantes programas.

- Es cierto, es el único país que ha mantenido esta actividad cultural y eso pasará a la Historia. Somos un gran ejemplo en eso. Y además aquí el trabajo que ha habido ha sido para todos. Porque en otros lugares mientras los teatros estuvieron abiertos solo contrataban a nacionales. Pero bueno, como dice una colega, y le copio la frase, «estoy que me canto encima».

- ¿Tiene la impresión de que le han quitado un año de su vida?

- No, porque he tenido una actividad importante: he leído, estudiado, he hecho cosas diferentes. Me gustaría sacar algo positivo de todo, y es que hemos aprendido lecciones de vida y resiliencia. Sí creo que ha sido un año robado a los jóvenes, aunque no comparta los disparates que hacen algunos.

- ¿Cuántas veces, mientras estaba en el jurado de algún concurso o participaba en Master Chef, pensó 'qué hago yo aquí si debería estar cantando en Londres o París'?

- Ninguna, porque esos lugares no existían, todos sus teatros estaban cerrados. Master Chef me había ofrecido participar hace mucho, y no había aceptado por falta de tiempo. Esta vez lo hice porque disponía de ese tiempo y por razones económicas. Y ha sido una gran experiencia.

Pensar en el futuro

- ¿En estos meses se ha replantado su vida, su carrera?

- Muchas veces. Ya llevaba tiempo masticándolo, pero la muerte de mi profesora ha hecho que lo piense aún más. Creo que me queda carrera, tanto en la ópera como en recitales, para unos quince años. Pero ya he empezado a pensar en la docencia. Eso me permitiría elegir lo que quiero hacer y llevarlo a cabo con parsimonia, disfrutándolo. Y a la vez disfrutando más de la familia y los amigos.

- Eso es importante.

- No sabe cuánto. El pasado verano, como nos pudimos mover un poco, estuve más de quince días en Ispaster con mi padre, mi hermano y las amigas. Fue genial: las cenas, las risas, tomar un buen vino y charlar. Quiero disfrutar de eso, que es algo que llevaba muchos años sin hacer.

- ¿Empieza a pensar ya, después de treinta años de carrera, que no compensa aceptar ciertos papeles, cantar en algunos escenarios o ir a la otra punta del mundo por un único recital?

- Como le decía, voy a hacer las cosas que me apetecen y que se afrontan a esta edad. Hace unos días hablaba con mi amigo el bajo-barítono Bryn Terfel, que está empeñado en que haga de Senta en 'Un holandés errante' que quiere cantar. Nunca pensé que cantaría un Wagner... Pero empieza a apetecerme. A través de los años vas conociendo directores musicales y de escena con los que vives momentos que quieres repetir. Me pasa con la 'Tosca' que haré en Bilbao en mayo y con un concierto con Nancy Fabiola Herrera que daremos en junio en el Colón de Buenos Aires.

- ¿Qué canta mientras cocina?

- Lo primero que debo confesar es que mientras cocino no puedo escuchar ópera porque no podría cocinar ni relajarme. Pongo grabaciones de Aretha Franklyn, Bee Gees, Queen... y canto sobre la grabación, tratando de acercarme a como lo hacen ellos. Si me sale muy lírico mis hijos me gritan para advertirme.

- Me gustaría hablar de esos hijos. Alguna vez ha contado que voló hasta Madrid para pasar solo una noche con ellos. ¿Es más duro hacer la maleta y salir de casa o meterse en un hotel y darse cuenta de que durante unas semanas no los verá?

- La desazón mayor es cuando salgo de casa. Me pongo a hacer la maleta y cualquier excusa es buena para dejar de hacerla y esperar al último minuto. Arrancarme de casa es lo que más me cuesta. Luego llego al destino, voy al teatro, me meto en mi tarea y como eso me apasiona ya no lo siento tanto.

- ¿Cree que los hombres lo tienen más fácil, que salen de casa sin tanto desasosiego?

- Es que, en su caso, la pareja se dedica a cuidar de los hijos y se queda con ellos. Tienen una mujer detrás y le aseguro que no es lo mismo. Lo sé por las esposas de mis amigos. Ellos tienen una gran carrera... y una gran mujer a su lado. A una mujer artista siempre le sale mal el tiro. O no tienes hijos y en algún momento te arrepientes, o los tienes y la responsabilidad caerá sobre ti en todo caso.

- Hace un par de años hubo varios episodios de acusaciones de abuso y acoso sexual a cantantes y directores. Eso se ha parado. ¿También es consecuencia de la pandemia o la campaña se ha frenado porque en la mayor parte de los casos no se ha sustanciado en los tribunales?

- El virus lo ha parado todo. Cuando esto pase no sé si volverán a producirse más acusaciones, pero la caja de Pandora ya se ha abierto. Esto es así. Sabes que si haces ciertas cosas con ciertas personas puede que avances en tu carrera, pero luego tendrás que demostrar tu talento. Si dices que no, puede costarte mucho más llegar. Eso pasa también en otros terrenos.

- ¿Más que en la lírica?

- Hay ámbitos en los que se impone una realidad objetiva. Una deportista que tiene una marca muy buena la tendrá guste o no a ciertas personas. Pero en lo artístico alguien siempre puede decir 'esta señora no está para este papel'. Eso pasa. El mundo no es justo.

Pasiones y envidias

- Teresa Berganza ha dicho alguna vez que le habría gustado haber vivido fuera del escenario las grandes pasiones que vivió sobre él. ¿También a usted le pasa lo mismo?

- No. Yo soy muy perezosa para eso. Yo quiero salir del escenario y vivir tranquila. Afortunadamente en una vida normal no estás todo el tiempo al límite, como sucede en una ópera. Puedo entender, de todos modos, y no hablo de Teresa, que haya gente con una vida muy aburrida que eche en falta grandes pasiones.

- Ha ido grabando discos con canciones pop y tradicionales, algo que hacen cada vez más cantantes líricos. ¿Necesidad de ampliar el repertorio, campaña de marketing, exigencia discográfica, o preparación para trabajar en un ámbito menos exigente en algún momento futuro?

- No es menos exigente, para nada. Los cantantes líricos actuales han crecido en otro mundo. Los de antes ni se hubieran imaginado hacer algo así. Yo suelo decir que soy de una generación en la que los discos ya no venden y cobramos por actuación tres veces menos. Si puedes, tienes que intentar ampliar el ámbito.

- Cada vez se premia más la juventud, también en lo suyo.

- Cierto. Cuando yo era joven me sentaban a que escuchara a las divas del momento, todas cincuentonas, y me señalaban todo lo que me faltaba para que llegara a ese nivel en mi carrera. Ahora veo sobre el escenario a jóvenes que se destrozan la voz con papeles para los que no están preparadas. Soy de las poquitas que siguen dando guerra pasados los 50.

- ¿Por qué entonces esas prisas con los jóvenes?

- No las entiendo, y el resultado es que se queman porque no tienen la voz desarrollada para hacer frente a ciertas orquestaciones. Con 20 años es probable que el traje de Manon te siente de maravilla, pero puede que no te oigan en la cuarta fila. Y hay algunas Madame Butterfly que, como digo yo, solo hacen 'fly'.

- Y hay trasvases entre géneros.

- Está pasando, sí. Por eso me llama la atención que algunos les sorprenda que alguien haga el camino de la lírica al pop. ¿Por qué no? Una carrera es un lienzo en blanco y el siguiente brochazo depende de muchas cosas, de muchas decisiones, y de la sabiduría que hayas acumulado y que va con la edad. Incluso cuenta hasta el estado hormonal. Dudo que quienes van dos generaciones por detrás de la mía lleguen a los 50 con la voz en condiciones salvo que hayan nacido con una voz dramática.

- Cuando ha publicado un disco de pop, ¿prefiere que la crítica la haga uno de ese género o uno especializado en la lírica?

- Me da igual, no hago los trabajos para los críticos, sino porque me gusta hacerlo. Todo lo que hago es porque me lo estoy pasando bomba.

- ¿En cuál de los dos mundos hay más envidia o más celos?

- En el pop han sido mucho más agresivos conmigo. Hubo un crítico que con mi segundo disco quería asesinarme por cómo cantaba un tema de Guns N Roses.

- ¿Qué daría por ganar un Grammy?

- Nada. Si lo gano, bien. Y si no, pues seré igualmente feliz. El premio principal es ese: ser feliz en la vida.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios